Puede subir y bajar las escaleras con más facilidad, participar en juegos de competición, y siempre se encontrará dispuesto para jugar a lo que sea. Demuestra sus preferencias en cuanto a la ropa, el peinado, la comida y los amigos.
- Empieza a hacer preguntas sobre todos los aspectos que le despiertan curiosidad, y demostrará cierto interés sobre su nacimiento y sobre la muerte. Le encanta mirar fotografías y ver películas de cuando era pequeño.
- En su nivel de pensamiento se percibe una evolución, ya que puede clasificar los objetos y los materiales por color, forma o número. Pero no sólo eso, sino que ya se ubica en el espacio y comprende las nociones -fuera-, -dentro-, -arriba, -abajo-. Asimismo, también narra experiencias de la vida cotidiana y lo hace con mayor fluidez y mejor pronunciación.
A los 4 años, comienzan los desafíos para los niñosA esta edad, el niño presenta una inestabilidad en sus emociones. Se ríe y llora sin una razón aparente, y eso provoca que vuelva, alguna que otra vez, a las rabietas de los dos años. Quiere imponer sus deseos desafiando a sus padres. El niño de cuatro años va a sentir una preferencia especial por su madre si es niño, identificándose con el padre y compitiendo con él por su madre. Sin embargo, la niña mostrará debilidad por su padre y actuará de igual manera que el niño.
Es una etapa en la que los padres deben tener muchísima paciencia, tacto y control de la situación. No nos olvidemos que estamos tratando con un niño pequeño, que tiene una capacidad de comprensión muy limitada y somos nosotros, los padres, los que debemos enseñarles, poco a poco. Aparte de eso, comenzará con los por qués. Buscará respuestas y conviene responderle siempre con la verdad. Al responder a un niño, le estamos enseñando a pensar y le estamos ayudando a formar las bases de su visión del mundo.
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Sentado a la mesa de la cocina, William observaba detenidamente a Peter batir en el cuenco la mezcla para el pan. Aún tenía que decorar el pastel para fiesta del niño, que en esta ocasión modelaría para figurar un barco, deseaba le gustara tanto como el carrito del año pasado, pero tendría que esperar a que el pequeño tomara la siesta, si no, descubriría la sorpresa.
William, en complicidad con su hermana, aprovechaba la ausencia de la tía Elroy, para continuar conviviendo con los empleados y descubriendo nuevos e interesantes sitios en la casona, donde dejaba volar la imaginación inventando juegos e historias de fantasía.
Con los codos apoyados en la mesa y la carita entre las manos, le preguntó con curiosidad -¿Por qué haces pan?
-En una tradición familiar, mi papá era panadero y también mi abuelo, y quizás mi hijo lo sea, aprendí desde niño a hacerlo y me gusta. –Contestó sonriente el joven. Entendiendo que la pregunta se refería a su oficio.
El rubiecito lo pensó un poco y dijo – ¿yo seré como mi papá?
-Bueno, tal vez, si así lo quieres y te gusta.
-¡No, no me gusta! –replicó, cruzándose de brazos frunciendo el ceño. – El viene tarde, no juega conmigo, está cansado.
-Tu papá es un buen hombre, que cuida de su familia, por eso trabaja mucho, para que no les falte, casa, comida, ropa o tus juguetes. - Peter buscaba, poder dar a entender cuanto lo quería su padre y la causa de su ausencia.
El niño se relajo, callado, en su cabecita trataba de encontrar una solución.
-Esta casa es muuuy grande, yo no quiero más juguetes, ni ropa nueva. Rosemary, George, papá y yo, viviremos bajo un gran árbol, y tía Elroy en la casita del árbol, entonces papá ya no trabajara tanto ¿verdad?
Cleo, la cocinera, tubo que taparse la boca con la mano, para contener la risa que le provocó imaginar a la Sra, Andrew en tales condiciones.
-Creo que no es así de sencillo, pequeño William. - Le respondió Peter con voz condescendiente, mientras iniciaba el amasado.
-¿Por qué?- preguntó desilusionado.
-Hay muchas otras cosas que el Sr. Andrew debe atender, cosas que tú, aún no puedes comprender.
Al ver la cara tan desencajada del niño, a punto de llorar, cambio la conversación.
-Entonces, ¿dime, que te gustaría ser?
-Yo, seré explorador, iré a Africa y viviré bajo un árbol – respondió entre pucheros que rápidamente se convirtieron en emocionantes narrativas, aludiendo a las historias leídas por Rosemary, de aquel lejano lugar.