BIOCOMPARTIENDO # 39 del 2021 / ¿Quién boicotea la Moratoria a los transgénicos al 2035?

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Fernando Alvarado

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Nov 27, 2021, 10:14:37 PM11/27/21
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BIOCOMPARTIENDO 

# 39 del 2021 / Perú, domingo 28 de noviembre 

¡Por una vida sana y feliz; libre de transgénicos cancerígenos! 

Editor Fernando Alvarado de la Fuente / biof...@hotmail.com 

Ver todos los números de Compartiendo en: www.ideas.org.pe 

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¿Quién boicotea la Moratoria a los transgénicos al 2035? 

 

INDICE 

  • Efectivizar la Moratoria contra ingreso de transgénicos 
  • Agroecología y desarrollo sostenible por Marc Dufumier 
  • Episodio 7   Súper alimentos versus comida chatarra 
  • Episodio 8   Súper alimentos versus comida chatarra (complemento) 
  • Así avanza la vacunación contra la COVID-19 en Perú por grupos 
  • CALENDARIO AGROECOLOGICO 2021 

 

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Efectivizar la Moratoria contra ingreso de transgénicos 

Por Laureano del Castillo, director ejecutivo del Cepes 

CEPES, 25 noviembre, 2021 

 

En diciembre de 2011, luego de varios años de debate, el Congreso aprobó la ley 29811, que establece la Moratoria al Ingreso y Producción de Organismos Vivos Modificados al Territorio Nacional. La moratoria, por 10 años, se vence en diciembre de este año. 

 

La Ley 29811 impide el ingreso y producción de organismos vivos modificados (OVM), más conocidos como transgénicos, y establece obligaciones al Estado peruano. En vista que esos compromisos se venían cumpliendo con demora, en octubre del 2020 se aprobó la Ley 31111, que amplió la vigencia de la moratoria hasta diciembre de 2035. 

 

Propuesta de reglamento 

En febrero de este año, el Ministerio del Ambiente publicó y puso en consulta pública la propuesta de reglamento de la Ley 31111. Esta  fue consensuada con representantes de universidades, municipios, gobiernos regionales y la sociedad civil, además de las 79 organizaciones de la Plataforma Perú Libre de Transgénicos, incluyendo la Red de Guardianes de Semillas Nativas. Sin embargo, el proyecto no fue aprobado porque algunas organizaciones pidieron  que se realice una consulta previa, por considerar que podía afectar sus derechos colectivos. 

 

El problema 

La consulta previa a los pueblos indígenas es un proceso que toma su tiempo. De realizarse, se sobrepasaría la fecha en la que se cumplen los 10 años de la moratoria original (31 de diciembre de 2021) y la vigencia del reglamento de la ley 29811-que alude en varios artículos al plazo original de la moratoria- se perdería. La falta de un reglamento crearía un serio vacío legal. En los meses que el vacío se mantuviera podrían crearse situaciones de hecho (no estaría prohibido el ingreso de los OVM). Podría suceder que intereses empresariales generaran una campaña para modificar la mencionada ley 31111, de ampliación de la moratoria, en el Congreso. 

 

La propuesta de reglamento busca cumplir la finalidad de Ley de Moratoria: impedir el ingreso y producción de OVM con fines de cultivo o crianza, incluidos los acuáticos. Pero también servirá para fortalecer las capacidades nacionales para evaluar adecuadamente las actividades de liberación de OVM al ambiente. La propuesta detalla las acciones de las entidades responsables del Estado para lograr el objeto y la finalidad que estableció la Ley 29811; no autoriza ni otorga derechos a terceros de ninguna índole, ni permite la liberación de OVM en territorio peruano. Por el contrario, busca impedir el ingreso de OVM al territorio nacional, protegiendo así la diversidad genética nativa y las variedades que los pueblos indígenas vienen manejando ancestralmente. 

 

¿Quiénes ganan con este retraso? 

 

No sólo en el Perú hay intereses que promueven la introducción de semillas transgénicas. Su producción y distribución, y el paquete tecnológico a la que están asociadas, son un gran negocio dominado por un puñado de empresas transnacionales, que incluye miles de empresas menores que las distribuyen a lo largo y ancho del mundo, y de técnicos y asesores que se encargan de difundirlas y de persuadir a los agricultores de su superioridad respecto de otras semillas. Sin embargo, han generado un fuerte rechazo en un gran número de países por varias razones, entre ellas porque favorece el monocultivo (que empobrece la biodiversidad), la utilización de hidrocarburos contaminantes, la concentración de la propiedad, y el sometimiento de los agricultores a un sistema que no pueden controlar. A todo ello se añade el hecho que tampoco se han despejado totalmente los temores de que las especies transgénicas puedan contaminar otras plantas y afectar la salud humana. 

 

Fuente: https://cepes.org.pe/2021/11/25/efectivizar-la-moratoria-contra-ingreso-de-transgenicos/?fbclid=IwAR1VAcKrwGSEyjuaHmrObI3-jKLmthtnI3UQrNyINyC_Wi2vck1ntl9lOnM 

 

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Agroecología y desarrollo sostenible por Marc Dufumier 

 

Profesor de Agricultura comparativa y desarrollo agrícola AgroParis Tech 

dufu...@agroparistech.fr 

 

Resumen 

A fin de responder a las exigencias de las economías de escala puestas de manifiesto por las grandes empresas agroindustriales y de semillas, muchas áreas de la agricultura se han visto involucradas recientemente en cambios que no son compatibles con las demandas de un desarrollo sostenible, tanto en términos de la degradación de los agroecosistemas que ellas provocan como por la continua creencia en los principios de la concentración de tierras e infrautilización. Los sistemas de producción basados en los principios de la agroecología pueden ser una alternativa a estos conceptos agroindustriales y latifundistas, a la vez que satisfacen las muchas necesidades de una población mundial en constante crecimiento. 

 

I.             El reto alimentario 

La seguridad alimentaria sigue siendo una preocupación esencial para muchas familias en el mundo. Si bien en muchos países del norte este término hace referencia a la seguridad sanitaria de los alimentos, no es el caso en los países del sur donde para las familias más pobres la seguridad alimentaria significa incluir en su dieta las cantidades necesarias de calorías, proteínas y lípidos alimentarios que les impida sufrir hambre y malnutrición. 

 

Nuestro planeta cuenta ya con más de 6,8 billones de personas y más de un billón no tiene acceso a las 2200 kilocalorías diarias necesarias para una alimentación adecuada (FAO 2010). En 2050 sin duda seremos algo más de 9 billones de habitantes y el deseado incremento del nivel de vida de los más pobres conllevará a su vez el riesgo de un incremento en el consumo de productos animales (leche, huevos y carnes) lo que en consecuencia exigirá el aumento aún más rápido de la producción de cereales, tubérculos, proteaginosas y forraje[1]. A lo que se añade la creciente demanda de biocombustibles y materias primas de origen agrícola por parte de otros sectores de la economía (transporte, construcción, textilería, farmacia, perfumería, etc.). En consecuencia, el sector agrícola estará más requerido en los años venideros y deberemos tener en cuenta, de aquí a 2050, duplicar la producción vegetal a nivel mundial en cereales, proteaginosas, oleaginosas, remolacha y caña de azúcar, plantas fibrosas (Siwa Msangi, 2008). 

 

Pero más que la falta de disponibilidad de alimentos a nivel mundial es la pobreza, en primer lugar, la razón por la que tantas personas padecen hambre o malnutrición en el mundo[2]. Mientras que una gran parte de las cosechas se vende para alimentar animales o producir biocombustibles, las poblaciones más pobres no pueden comprar y alimentarse. Esto representa a los dos tercios de los campesinos de países del sur cuyos bajos ingresos les impiden comprar alimentos suficientes o equiparse adecuadamente para producir y autoabastecerse. El otro tercio está formado por las familias que han dejado el campo, incapaces de ser competitivos, y que terminan viviendo en los barrios bajos de las grandes ciudades sin poder encontrar el trabajo esperado. 

 

La pobreza rural está alimentando un éxodo rural cada vez más masivo, a pesar de que las industrias más modernas proporcionan muy pocos empleos. Con algunas excepciones, los fenómenos de delincuencia e inseguridad resultantes del empobrecimiento y el desempleo en las ciudades no alientan a los empresarios a invertir capital y crear empleos. Muchos agricultores optan por migrar a los últimos bosques primarios del planeta y despejar nuevas tierras de forma gratuita, a riesgo de poner en peligro zonas enteras de biodiversidad del mundo. En cuanto a los "más ricos" que logran pagar a los "contrabandistas" e intentan lo mejor que pueden migrar ilegalmente al norte, corren el riesgo de ser brutalmente deportados y ser el centro de fuertes tensiones internacionales, porque la circulación de personas en el mercado mundial no es tan "libre" como la de bienes o capitales. Entonces, ¿Cómo se puede considerar cualquier tipo de desarrollo sostenible si los agricultores no son libres de vivir y trabajar decentemente en sus regiones nativas? 

 

El problema es que los campesinos del sur, cuyas herramientas son con demasiada frecuencia exclusivamente manuales, difícilmente pueden resistir la competencia de las grandes explotaciones agrícolas mecanizadas del norte, Argentina o Brasil, cuya productividad laboral es más de doscientas veces mayor que la suya (Dufumier M. 1996). Por lo tanto, la cuestión alimentaria se resolverá en última instancia solo si los campesinos del sur logran salir de su pobreza aumentando su propia productividad, de modo que puedan producir o adquirir suficientes alimentos, comprar otros bienes de consumo básicos y adquirir el equipo más favorable para la implementación de sistemas agrícolas y ganaderos sostenibles en sus propias unidades de producción. 

 

II.            El reto de una agricultura más sostenible 

El reto será lograr duplicar la producción de cultivos y garantizar empleos suficientemente bien remunerados en las zonas rurales del sur, en menos de 4 décadas, reconociendo al mismo tiempo la naturaleza multifuncional de la agricultura. La agricultura a su vez tendrá que adaptarse al calentamiento global previsto, para reducir tanto como sea posible las emisiones de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso), para capturar carbono en biomasa y suelos, para crear paisajes armoniosos y para respetar el entorno de vida de las poblaciones rurales y urbanas circundantes. A esto se suma también la exigencia de no sacrificar a largo o corto largo plazo las potencialidades productivas (la "fertilidad") de los ecosistemas cultivados y pastoreados, a fin de satisfacer las necesidades inmediatas. En particular, se debe conservar un buen nivel de humus en los suelos y evitar en la medida de lo posible la erosión, compactación y salinización. Del mismo modo, será necesario evitar el riesgo de proliferación intempestiva de depredadores o patógenos dañinos para las plantas cultivadas y los rebaños domésticos. 

 

Sin embargo, sabemos que muchas formas de agricultura practicadas hasta ahora, tanto en el sur como en el norte, son denunciadas por su daño al medio ambiente. Con el fin de seguir siendo competitivos a nivel mundial y cumplir con los requisitos de las empresas agroindustriales, muchos agricultores han especializado y mecanizado excesivamente sus sistemas de cultivos y ganado para producir masivamente un número demasiado limitado de productos estándar. Estas prácticas contribuyen a debilitar los agroecosistemas y a generar muchas consecuencias negativas: 

 

  • la deforestación y la pérdida de biodiversidad resultantes de la expansión imprudente de las zonas cultivadas o pastoreadas, a expensas de los ecosistemas naturales; 
  • la disminución de las aguas subterráneas debido al bombeo, a menudo exagerado, de aguas superficiales y subterráneas para las necesidades de riego, abreviamiento de rebaños y mantenimiento de instalaciones ganaderos[3]; 
  • la propagación involuntaria de enfermedades o parásitos transportados por ciertas aguas de riego (esquistosomiasis, malaria, etc.); 
  • la contaminación de los alimentos, el aire, el agua y el suelo debido a los fertilizantes, productos fitosanitarios y hormonas del crecimiento; 
  • el uso excesivo de combustibles fósiles (derivados del petróleo y gas natural) para el funcionamiento de tractores y otros vehículos motorizados (cosechadoras, motobombas, cosechadoras de forraje, trituradoras diversas, etc.) así como para la fabricación de fertilizantes nitrogenados sintéticos (urea, nitratos de amonio, etc.); 
  • el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero: dióxido de carbono producido por la combustión de combustibles, metano por la rumia de numerosos herbívoros, óxido nitroso liberado durante la aplicación de fertilizantes nitrogenados, etc.; 
  • la proliferación de insectos depredadores resistentes a los pesticidas, la multiplicación de hierbas adventicias cuyos ciclos de desarrollo están relacionados con los de las plantas cultivadas con demasiada frecuencia (sin rotación real); 
  • el agotamiento de ciertos oligoelementos en el suelo, la salinización de tierras mal irrigadas y con drenaje insuficiente; 
  • reducción del sabor, valor nutricional y estándares de seguridad de ciertos alimentos; 
  • etc. 

 

Nótese también el hecho de que desde hace varios años, los rendimientos medios de cereales en el mundo no han aumentado en las mismas proporciones y, en ocasiones, incluso tienden a disminuir (INRA y CIRAD 2009, Griffon M. 2006). 

 

III.           Los errores del pasado: especialización y economías de escala 

Desde hace poco más de un siglo en los países del norte y unos cincuenta años en los países del sur, los especialistas en el "mejoramiento" vegetal y animal se propusieron seleccionar sólo un número limitado de variedades vegetales y de cría de animales conforme a criterios relativamente estándar y universales: buena capacidad de las plantas para captar la luz solar para hacer la fotosíntesis, resistencia al tumbado por acción de lluvias y viento, insensibilidad al fotoperiodismo, homogeneidad de tamaños y composiciones químicas de productos destinados al procesamiento en serie en las industrias agrícola y alimentaria, etc. Pero para asegurar que las inversiones en la selección genética fueran rentables lo más rápidamente posible, fue necesario crear las condiciones óptimas necesarias para su uso a gran escala, en tantas regiones como fuera posible, a costa de los ecosistemas. Antaño, ahí donde la selección masiva ayudó a seleccionar variedades y razas apropiadas para varios ambientes, ahora es necesario adaptar los agroecosistemas a un pequeño número de cultivares y razas de animales, con el riesgo de simplificarlos y debilitarlos en extremo. 

 

Ansiosos por aumentar constantemente los rendimientos de su inversión de capital, inmovilizado en sus granjas, los agricultores casi siempre han desarrollado solo un número limitado de sistemas de cultivo y ganadería, con el fin de amortizar su equipo lo más rápido posible y beneficiarse de las economías de escala. Este fue particularmente el caso de los latifundios en América Latina y África austral: plantaciones de cítricos o caña de azúcar integradas en poderosos complejos agroindustriales, inmensas plantaciones bananeras bajo el control de unas pocas empresas, multinacionales, gigantescas fazendas  o haciendas ganaderas extensivas, etc. (Picone C. y Van Tassel D. 2002). En el corazón de la pampa argentina y las antiguas sabanas de Goiás y Mato Grosso (Brasil), los gerentes de grandes fincas dedicadas exclusivamente al cultivo de maíz y soja utilizan cada vez más potentes máquinas motorizadas y múltiples insumos fabricados (fertilizantes sintéticos, herbicidas, productos fitosanitarios, etc.), en sustitución de la mano de obra contratada. El continuo paso de tractores y máquinas de discos no ha dejado de provocar la compactación del suelo, la aparición de bloques de arado y la erosión acelerada de los suelos trabajados con demasiada frecuencia. La técnica de la siembra directa sobre cobertura vegetal permanente se ha establecido recientemente gracias a la difusión de glifosato y el uso de cultivares transgénicos; pero si bien es cierto que proporciona una protección del suelo mucho mejor, esta técnica, que evita arar la tierra con demasiada frecuencia, no es menos peligrosa para el medio ambiente. La continua aplicación de herbicidas ya ha dado como resultado la invasión de una maleza resistente (sorgo de Alepo) y la infestación de cultivos por la roya asiática[4] (Pengue W.A. 2005). 

 

La rápida especialización de los sistemas de producción agrícola ha ido muy a menudo de la mano de una marcada separación de la agricultura y la ganadería. Ahora son menos los agricultores que practican conjuntamente ambos tipos de actividades en sus fincas y son menos las regiones del mundo que aún las asocian estrechamente. Por ejemplo, los agricultores de Bretaña (Francia) han abandonado en su mayor parte el cultivo de cereales y otros cultivos para dedicarse sobre todo a la crianza intensiva de vacas lecheras, de pollos "fuera del suelo" y al engorde de cerdos en espacios confinados. Estos animales consumen grandes cantidades de soja importada de EE.UU., Brasil y Argentina, y son ya tantos y están tan concentrados que ocuparse de sus efluentes es ahora un problema grave. Debido a la falta de paja disponible en cantidades suficientes, el ganado vacuno y porcino se cría directamente sobre suelos de rejilla, sin ningún tipo de cama, y los criadores bretones ya no pueden producir su propio estiércol. Con el fin de contaminar menos las aguas subterráneas, cuyos niveles de nitratos ya superan los estándares prescritos a nivel europeo, actualmente es necesario financiar infraestructuras destinadas a depurar aguas cargadas de efluentes. La situación es totalmente opuesta en la Cuenca de París, donde los productores de cereales ya no practican la crianza de animales, apenas cultivan legumbres y ya no tienen abono ni compost. Privados de nitrógeno orgánico, estos agricultores se ven obligados a aplicar fertilizantes nitrogenados sintéticos (urea y amonitratos, cuya producción es costosa en combustibles fósiles), con el riesgo de contribuir también a la contaminación de las aguas subterráneas (Tournebize J. et al. 2007) y la emisión de protóxido de nitrógeno. Debido a la falta de humus, los suelos experimentan una pérdida de estabilidad estructural y se vuelven más susceptibles a la erosión. ¿No sería apropiado entonces considerar la reasociación de la agricultura y la ganadería en cada una de estas dos regiones con la gestión conjunta de los ciclos del carbono y del nitrógeno en un circuito corto”, gracias a un mejor reciclaje de los residuos de cultivos y efluentes de ganado? 

 

No se puede ignorar el hecho de que la investigación agronómica que se lleva a cabo actualmente tanto en países del norte como del sur sigue centrada en la mejora” de las cepas y la ingeniería genética; apenas toma en cuenta la agroecología o la biología integradora. Asimismo, podemos subrayar la poca atención que se presta, en el campo de las ciencias sociales, a las investigaciones destinadas a estudiar cómo las condiciones locales han llevado a los agricultores a innovar y por qué las técnicas agrícolas de siempre ya no son actualmente de su interés. 

 

IV.          Agroecología para un desarrollo sostenible 

Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente técnico, hay que reconocer que ya existen sistemas de producción agrícola capaces de incrementar la producción por hectárea, tanto en los países del sur como en los del norte, sin un mayor costo en combustibles fósiles ni un uso excesivo de fertilizantes sintéticos y productos fitosanitarios (Altieri, A.M. 1986; Dufumier, M. 2009), incluyendo técnicas como: asociación de varias especies y variedades resistentes en el mismo campo para interceptar mejor la energía luminosa disponible y transformarla en calorías alimentarias mediante la fotosíntesis, integración de leguminosas en las rotaciones para utilizar nitrógeno del aire para la síntesis de proteínas y fertilización del suelo, siembra o mantenimiento de árboles de sombra o setos para proteger los cultivos de los fuertes vientos y proporcionar refugio a numerosos insectos polinizadores, asociación de la ganadería con la agricultura, uso de ramas de maderas trituradas para el establecimiento de micorrizas, uso de los subproductos de los cultivos como forraje, fertilización orgánica del suelo con estiércol y compost, etc. 

 

Estos sistemas de producción, inspirados en los principios de la agroecología, se basan en la gestión de circuito corto de los ciclos de carbono, nitrógeno y elementos minerales: máxima cobertura del suelo con biomasa vegetal para la fotosíntesis, uso de residuos de cultivos para alimentación animal, uso de excretas animales para la elaboración de compost destinados a la fertilización del suelo, recuperación biológica de minerales resultantes de la desintegración de rocas madre en las capas cultivables, regulación de los ciclos de reproducción de insectos plaga, mantenimiento de una gran biodiversidad doméstica y silvestre, etc. Sobre todo, no deben calificarse de extensivos” ya que muchas veces hacen un uso intensivo de recursos naturales renovables (energía lumínica, carbono y nitrógeno del aire, agua de lluvia, etc.) y no excluyen la obtención de altos rendimientos por hectárea. A su vez, hacen un uso muy limitado de recursos no renovables (combustibles fósiles, aguas subterráneas, minas de fosfato, etc.) y de insumos químicos (fertilizantes sintéticos, productos fitosanitarios, antibióticos, etc.). 

 

Estos sistemas requieren además un trabajo más intenso y más cuidadoso que los basados en la producción agroindustrial actual y, por lo tanto, pueden ser la fuente de la creación de muchos puestos de trabajo, siempre que las ayudas facilitadas a los agricultores se otorguen preferentemente a los campesinos que se comprometan a implementarlas, en lugar de favorecer a la expansión imprudente de explotaciones de gran tamaño. Estos sistemas intensivos en mano de obra son particularmente interesantes cuando prevalecen situaciones de desempleo crónico, donde el costo de oportunidad de la fuerza laboral es casi nulo para toda la comunidad[5] Los productos y subproductos pueden transformarse en la propia finca o en sus alrededores, poniendo especial atención a los medios para evitar pérdidas posteriores a la cosecha o sacrificio. 

 

Entonces, la cuestión es decidir qué criterios deben utilizarse al diseñar estudios agronómicos y cómo deben implementarse. ¿No deberían los ingenieros agrónomos tener más en cuenta las múltiples interacciones entre los procesos bioquímicos dentro de los agroecosistemas? En lugar de querer constantemente desarrollar las llamadas "mejoras" en las estaciones experimentales, en igualdad de condiciones, ¿no deberían hacer más inteligible el funcionamiento concreto de los ecosistemas gestionados por los agricultores y explicar los efectos de las diversas técnicas practicadas en el rendimiento de los cultivos y rebaños? ¿No deberían también desarrollar modelos predictivos que tengan como objetivo dar cuenta de los posibles efectos que las nuevas técnicas implementadas tendrían en los ecosistemas y la sostenibilidad de su potencial productivo? Para ser más sostenible, el desarrollo agrícola necesita sobre todo una investigación más fundamental y más respetuosa de las innovaciones campesinas (IAASTD 2009). 

 

Por lo tanto, los ingenieros agrónomos deberán tener más en cuenta las condiciones socioeconómicas en las que operan los diversos tipos de agricultores y aprender a identificar sus intereses, así como los medios a los que pueden tener acceso de manera efectiva. El reto ahora será hacer todo lo posible para que los investigadores especializados en genética, ciencias del suelo, nutrición animal, defensa y protección de cultivos, sean también capaces de tener una visión global y de largo plazo de las condiciones en la que los distintos tipos de explotaciones agrícolas están expuestos a la competencia en los mercados internacionales y sus consecuencias en términos de ingresos y en las de su conversión en agroecosistemas. 

 

Sin duda, la investigación que se lleve a cabo en el campo de la agroecología deberá, por tanto, asociar estrechamente la investigación fundamental sobre las interacciones entre los ciclos bioquímicos dentro de los agroecosistemas con las innovaciones y experimentos llevados a cabo a gran escala” dentro de las propias fincas agrícolas (Warner KD 2007). Lo importante será dejar de considerar que el trabajo de los agricultores se reduce solo a un pedazo de tierra, una planta o un rebaño aislado, sino que es un agroecosistema cada vez más complejo cuyo desarrollo muchas veces incluso implica la colaboración entre los diversos agentes económicos que involucran áreas de tierra que frecuentemente se superponen: terruños, terrenos comunales, cuencas hidrográficas, países”, etc. 

 

Sin embargo, muy a menudo son los campesinos al frente de las unidades productivas familiares quienes tienen mayor interés en diversificar y escalonar sus actividades productivas a lo largo del año para gestionar mejor el empleo de sus trabajadores, evitando los picos de trabajo excesivo y periodos de subempleo; y esto casi siempre va de la mano con el establecimiento de sistemas que combinan agricultura mixta y ganadería, la implementación de rotaciones de cultivos y rotaciones diversificadas, el reciclaje de residuos de cultivos y efluentes animales dentro de sus fincas, la elaboración de compost, la fertilización orgánica de la tierra, etc. 

 

V.            Promover condiciones socioeconómicas favorables para la agricultura familiar 

La agricultura familiar es una actividad que a menudo tiene sus raíces en un país”. A diferencia de los administradores de latifundios, los campesinos suelen vivir en el corazón de sus unidades de producción, conocen las particularidades de cada una de sus parcelas y de cada uno de sus rebaños, son directamente responsables de sus acciones y se esfuerzan por adaptarse constantemente a las condiciones cambiantes de su entorno ecológico y económico. Por lo general, muestran un buen conocimiento de sus terruños, basado en un vasto cúmulo de saber-hacer. Con el deseo de dejar fincas en buen estado a sus herederos, cuidan de no dañar el potencial productivo que les dejan. 

 

El hecho de que los campesinos a menudo sean capaces de inventar por sí mismos sistemas de producción agrícola que cumplan con los requisitos del desarrollo sostenible, no significa que su situación socioeconómica sea siempre favorable para este fin. Los obstáculos a los que se enfrentan para aumentar la productividad de la mano de obra agrícola, respetando el potencial ecológico del medio ambiente, a menudo son más de carácter socioeconómico que técnicos. Dichos obstáculos son, con mucha frecuencia, el resultado de un acceso limitado al crédito, las condiciones impuestas por las empresas ascendentes y descendentes, estructuras agrarias injustas, legislaciones de la propiedad inadecuadas y condiciones desiguales que casi siempre generan competencia entre los agricultores en los mercados mundiales de productos agrícolas y alimenticios. 

 

Las condiciones económicas y sociales en las que operan los campesinos son de hecho extremadamente diversas. Sería absurdo seguir pensando que es posible desarrollar técnicas estándar para ellos sin conocer realmente sus limitaciones e intereses específicos. Ninguna técnica puede considerarse "mejor" en términos absolutos, sin hacer referencia a las condiciones agroecológicas y socioeconómicas particulares en las que deben operar los diversos tipos de agricultores. Por ejemplo, ¿“mejorar” el rendimiento debe implicar siempre un aumento sistemático, independientemente del costo? 

 

Es difícil, por ejemplo, evaluar la eficiencia de los sistemas agrícolas sin considerar condiciones imprevistas que pueden afectar los rendimientos o los precios, una posible dependencia de los prestamistas o la vulnerabilidad de las propiedades, etc. El interés de los campesinos pobres que trabajan en condiciones de gran precariedad rara vez consiste en maximizar la expectativa matemática de sus rendimientos por hectárea o de sus ingresos monetarios por día de trabajo; en cambio, deben asegurar un ingreso mínimo permanente y reducir el riesgo de malas cosechas, sin tener que pedir dinero prestado a los bancos o prestamistas, incluso si eso significa producir ellos mismos una gran parte de sus alimentos. 

 

Los campesinos más pobres del planeta tampoco suelen tener acceso a medios de producción que les permiten combinar la cría de animales con el cultivo, para hacer así un mejor reciclaje de sus residuos de cultivo, procesar el estiércol y garantizar plenamente la fertilización orgánica de la tierra. Asimismo, carecen de los equipos necesarios para manipular y transportar paja, forraje, estiércol y compost (Marcel Mazoyer et al. 1997): rastrillos, horquillas, carretas, tracción animal, bestias de carga, etc. La necesidad urgente es permitirles tener acceso a estos animales y equipos; pero para que esto suceda, se debe resolver urgentemente el tema de la distribución desigual de los recursos (tierras agrícolas, equipos, capital circulante, etc.) y la dramática insuficiencia de los ingresos agrícolas. 

 

La implementación de prácticas inspiradas en la agroecología también supone que el campesinado pueda gozar de una mayor seguridad en la tenencia de la propiedad de la tierra, de modo que pueda beneficiarse de los frutos de sus esfuerzos a largo plazo. Dicha seguridad de la propiedad va en contra de las tendencias actuales de acaparamiento de tierras, pero puede garantizarse de varias formas sin implicar necesariamente la apropiación privada, que es a menudo la forma en que la mayoría de los campesinos pobres se ven privados del acceso a la tierra. Estas dinámicas de acaparamiento de tierras son indicativas tanto del pánico de ciertos estados ansiosos por garantizar su suministro agroalimentario como de la creencia aún presente sobre la superioridad” de las grandes explotaciones. Sin embargo, la seguridad de los suministros podría garantizarse mejor firmando contratos de compra con productores agrícolas que trabajen por cuenta propia y razonando en términos de los costos de oportunidad del trabajo familiar, en lugar de apostar por la creciente expansión de grandes empresas agrícolas capitalistas impulsadas por su interés de maximizar la tasa de ganancias y minimizar los costos laborales. 

 

VI.          Conclusión 

En la mayoría de los países del mundo, son las fincas campesinas las que mejor se adaptan a los sistemas de producción inspirados en la agroecología y, en general, las más acordes con los requisitos del desarrollo sostenible. Desde un punto de vista ecológico, el desarrollo de técnicas agrícolas más productivas y más respetuosas con el medio ambiente parece ser mucho más factible en las explotaciones agrícolas familiares, menos sujetas a los requerimientos de las economías de escala y la reducción de costes laborales. 

 

A diferencia de los agricultores capitalistas que no trabajan directamente en sus fincas, sino que le inyectan capital para maximizar sus ganancias como con cualquier otra inversión, los campesinos invierten su fuerza de trabajo y sus ahorros en las unidades de producción, por un lado, para para poder vivir mejor de su propio trabajo, y por otro para comparar sus ingresos agrícolas con ingresos potenciales de otras actividades (costos de oportunidad). Por tanto, la agricultura campesina parece ser el mejor método para resolver los problemas del empleo y el éxodo rural. Un agricultor familiar nunca remplazaría precipitadamente a los trabajadores de su familia por máquinas, y no ampliaría su sistema de producción hasta que sus trabajadores encontraran otras oportunidades de empleo mejor remuneradas fuera de su explotación. 

 

En este sentido, la agroecología contribuye a reconsiderar la noción misma de productividad laboral que, considerada con demasiada frecuencia desde el punto de vista de los intereses privados sin tener en cuenta los costos sociales, ha legitimado durante mucho tiempo una visión agroindustrial y latifundista de la agricultura. Se dirige hacia una sostenibilidad social cada vez mayor al generar puestos de trabajo en el campo que las ciudades difícilmente pueden ofrecer, permitiendo así una mejor regulación del éxodo rural. Los hijos rara vez se niegan a hacerse cargo de la granja familiar de sus padres a menos que tengan la esperanza de encontrar un trabajo mejor remunerado o menos arduo en otro lugar y, por supuesto, la existencia del desempleo crónico en las ciudades puede disuadirlos. 

 

El creciente interés por la agricultura familiar que utiliza técnicas agroecológicas no se basa en un apego al pasado. Por el contrario, esta visión surge de la necesidad de garantizar el pleno uso y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios del mundo. Por lo tanto, la implementación de una verdadera reforma agraria destinada a promover el desarrollo de este tipo de agricultura sostenible a escala familiar sigue siendo una necesidad importante en muchos países. 

 

Bibliografía 

 

Altieri, A. M. Lagroécologie. Bases scientifiques dune agriculture alternative. Editions Debard; Paris. 1986 

INRA y CIRAD. Agrimonde. Agricultures et alimentations du monde en 2050 : scénarios et défis pour un développement durable. Paris. 2009 

Dufumier, M. Agricultures et paysanneries des tiers mondes. Karthala Paris. 2004 

Dufumier, M. Sécurité alimentaire et développement durable. Repenser lagronomie et les échanges internationaux. Futuribles No. 352, mayo 2009, p. 25-42 

FAO. La situation mondiale de lalimentation et de lagriculture. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, Roma. 2010 

Griffon, M. Nourrir la planète. Pour une révolution doublement verte. Édition Odile Jacob. 2006 

IAASTD. Agriculture at a crossroads. International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development. Global Report. UNDP; Washington DC. 2009 www.agassessment.org/reports/IAASTD/En 

Mazoyer, M. y Roudart, L. Histoire des agricultures du monde, éd. du Seuil, Paris ; 1997. Pengue W.A.: Transgenic Crops in Argentina: The Ecological and Social Debt. Bulletin of Technology and Society 25. 2005 

Picone, C. y Van Tassel, D. Agriculture and biodiversity loss: Industrial agriculture. Life on earth: An encyclopaedia of biodiversity, ecology and evolution (Niles Eldredge ed.). Santa Barbara; California; 2002 

Siwa Msangi. Biofuls, food prices and food security, Expert meeting on global food security, IFPRI, Roma. Febrero 2008 

Tournebize, J.; Arlot, M-P.; Billy, C.; Birgand, F.; Gillet, J-P. y Dutertre, A. Quantification et maîtrise des flux de nitrates: de la parcelle drainée au bassin versant. Ingénieries, Eau, agriculture, territoires. Numéro spécial sur Azote, phosphore et pesticides. Paris. 2007 

Warner, K.D. Agroecology in action Extending alternative agriculture through social networks. Massachusetts Institute of Technonology (MIT). Cambridge; Massachusetts. 2007 

 

El texto original se encuentra en francés en el siguiente enlace 

https://hal.archives-ouvertes.fr/file/index/docid/521817/filename/Dufumier_agro-ecologie.pdf 

 

Documento traducido del francés por la Lic. Karina Tang Guin, con los aportes de Eric Capoen 

 

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Episodio 7       Súper alimentos versus comida chatarra 

 

Extraído del Podcast ‘Alimento ConSentido’,  

El objetivo con estos programas Podcast es brindarles consejos útiles sobre las ventajas de la alimentación con productos ecológicos para mejorar la nutrición de las personas y para aportar a una gastronomía saludable. Nuestra misión es promover sociedades con cultura agroecológica, plenas de vitalidad y de energía. Autores Silvia Wú Guin y Fernando Alvarado de la Fuente. 

 

Pueden escucharnos en la web de la Red de Agricultura Ecológica del Perú en: http://raeperu.org/nuestros-proyectos/ 

 

Súper alimentos versus comida chatarra 

 

En este episodio haremos referencia a un grupo de alimentos con cualidades especiales para nutrir, que se les ha bautizado como súper alimentos. Y en contraste también nos referiremos a aquellos productos que se disfrazan cínicamente de alimentos y que en realidad se trata de productos chatarra. 

 

Los súper alimentos 

 

Para empezar, vamos a recordar nuevamente esa frase tan consabida de “Que tu alimento sea tu medicamento y que tu medicamento sea tu alimento”. Desde que la escuchamos -o leímos- siempre se vinculó dicha frase a Hipócrates de Cos, un médico de la Antigua Grecia que vivió entre los años 460 A.C. y 370 A.C., (remarcamos “de Cos” para evitar se le confunda con otro sabio de igual nombre -Hipócrates- que fue matemático pero no nació en la isla de Cos sino en la isla de Quíos). Realmente va a ser difícil verificar la certeza de si la frase pertenece o no a Hipócrates médico, pero en todo caso, lo que sí podemos ratificar día a día es que una alimentación balanceada, y sobre todo, con alimentos de verdad, reales, nuestra salud se fortalece y se mantiene. 

 

Entonces, inspirados en esta frase hemos reunido unos cuantos alimentos que por su calidad nutricional tienen capacidad para restituir carencias de macronutrientes y micronutrientes, y también por supuesto, para prevenir las deficiencias. Solo recordemos que la mención de estos alimentos es para darnos cuenta que las carencias de minerales, o de vitaminas, o de proteínas, pueden suplirse con los propios alimentos, y basta con organizar un menú balanceado, con diversos alimentos, para cada día. 

 

Por ejemplo, si necesitamos suplirnos de vitamina C, diferente al limón, podemos recurrir al aguaymanto y al camu-camu, que llevan una concentración elevada de vitamina C, además de antioxidantes. 

 

Los germinados son igualmente una fuente importante de vitaminas de diverso tipo y también de enzimas que contribuyen a la digestión. Hoy en día se pueden encontrar germinados en una extensa variedad, como para evitar el aburrimiento. Los comunes son los de alfalfa, aunque ya se puede encontrar de brócoli, de cebolla (una delicia y por ello nuestros favoritos), de frejol mung (conocido como frejolito chino), de lentejas, de linaza, de rabanito y hasta de quinua. Los germinados de trigo, se parecen mucho a un pasto crecido, y por ello se les conoce como “pasto de trigo”. El extracto del pasto de trigo tiene un gran concentrado de clorofila y de minerales. 

 

El aspecto más importante sobre los germinados es asegurarnos que se hayan utilizado semillas ecológicas, que ya sabemos, son las que están totalmente libres de agroquímicos, sobre todo de los pesticidas. Y OJO, si se animaran a obtener sus propios germinados en casa, les advertimos que nunca compren las semillas envasadas que venden en supermercados y otros establecimientos. La razón es porque todas esas semillas tienen un tratamiento con insecticidas o fungicidas, precisamente para evitar que mientras estén en sus sobres sean atacadas por insectos u hongos. Incluso, si usan estas semillas para cultivar biohuertos caseros, recuerden lavarse bien las manos luego de manipularlas porque el fungicida puede quedar impregnado en nuestra piel. 

 

Hemos mencionado que los germinados tienen potenciado su concentración de minerales, incluido el calcio, y a propósito del calcio, existen otros productos campeones de brindarnos calcio que son el ajonjolí y la harina de hoja de coca. El ajonjolí es versátil y se le puede usar previamente tostado para agregar a las ensaladas, a los saltados, e incluso en los guisos; también puede usarse en pastelería y en panificación. Igualmente, es muy popular la pasta de ajonjolí llamada tahini, y muy aceptada entre quienes desean una alternativa a la mantequilla. 

 

Solo recuerden que es preferible tostar el ajonjolí que vamos a consumir inmediatamente evitando tostar cantidades mayores para guardarlas. Sabemos que el ajonjolí contiene principalmente grasa beneficiosa, que puede malograrse a los pocos días sin que la hayamos consumido. 

 

Hablemos ahora de la harina de hoja de coca. La harina de hoja de coca es particularmente mencionada para la recuperación de las fracturas e incluso es prescrita para la superación de la osteoporosis. Además de concentrar calcio asimilable por nuestro cuerpo, también contiene nutrientes que brindan energía y vitalidad. Masticar la hoja de coca es una costumbre arraigada desde la antigüedad entre peruanos, y ello les daba fortaleza y resistencia para soportar las largas jornadas dedicados a la agricultura o a otras actividades demandantes de físico y de intelecto. 

 

Y en este punto es necesario desterrar el estigma y el prejuicio que colocan a la hoja de coca como un despreciable narcótico y que aseguran que si las personas se mantienen vitales es porque la coca se comporta como un estupefaciente. Nada más lejano de lo real, en primer lugar porque los estupefacientes están vacíos de sustancias alimentarias. Muy por el contrario, las investigaciones demuestran que la hoja de coca posee alta concentración, tanto de macro como de micronutrientes, por lo que, la fortaleza y el vigor evidenciado en las personas que la consumen es el resultado de la inyección de nutrimentos en sus cuerpos. 

 

Conocemos de cerca el caso de nuestro amigo Javier Trigo, antropólogo y estudioso de las costumbres alimenticias de los antiguos peruanos y de los productos que consumían. Javier nos comentaba que hacer ejercicios nunca fue de su agrado, y de hecho, nunca practicó deporte alguno. Hace unos años atrás, Javier empezó a consumir hojas de coca, y comenta que se sentía tan pleno de vitalidad que orientó tanta energía en correr. Actualmente, además de correr todos los días se apunta a cuanta maratón se organiza. Y claro, estamos hablando de las organizadas pre Covid-19. 

 

Si consume hoja de coca o se anima a consumirla, tome en cuenta nuestra recomendación de siempre, repetida en todos estos episodios. Procure conocer su procedencia y su tipo de cultivo; confirme que se trata de hojas de coca cultivadas bajo cultivo agroecológico. Jamás compre hoja de coca a ciegas porque la hoja de coca es un cultivo en el límite entre lo legal y lo ilegal. Ya sabemos que la “ilegal” está vinculada al narcotráfico que la procesa para extraer la cocaína. Y por lo mismo que existen cultivos ilegales, la forma de eliminarlos es usando herbicidas, y el más usado es el glifosato que ya se ha demostrado su efecto dañino en los seres humanos. 

 

Precisamente, en un juicio dado a conocer a nivel mundial, la compañía Monsanto (llamada aún así antes de ser adquirida por la Bayer) se vio obligada a pagar millones a un jardinero estadounidense que demostró que el haber usado glifosato en sus jornadas cotidianas le provocó cáncer. Luego de ese juicio, decenas de otros están en curso por la misma demanda en varios países. 

 

Pasemos ahora a la vitalidad y a la energía que brinda la maca. Como sabemos, la naturaleza provee de maca amarilla, maca roja y maca negra. Y decimos “provee” porque hace solo unos pocos años atrás nos informaron que cuando se siembra maca, solo se siembra un tipo de semilla, y que la generosa Pachamama se encarga de determinar cuál de esas semillas será maca amarilla, roja o negra. Obviamente, al momento de la cosecha predomina la maca amarilla. Y resulta bastante interesante porque la maca amarilla está indicada para el consumo diario, y la roja y la negra para ocasiones de desgaste especial. Toda esta información la sabemos gracias a que en 2017 tuvimos ocasión de conocer a Sally Huapaya y a su esposo neozelandés Corin Storkey, ambos dedicados de lleno a la promoción de la maca como alimento eficaz contra la fatiga crónica. 

 

Corin explica que cuando él aún era estudiante sufrió de fatiga crónica, lo que le dificultaba estudiar y dedicar tiempo a su pasión, que es la investigación. Al conocer a Sally, ella le conversó sobre la maca peruana, su historia, su forma de cultivo, los años de descanso que debe tener el terreno luego de la cosecha, el proceso especial para la gelatinización que debe seguir la maca antes de ser consumida y la forma de consumo diario. Todo ese conocimiento lo manejaba Sally porque su familia se dedicó toda la vida al cultivo de la maca. Corin, que actualmente tiene el grado de doctor, logró superar su fatiga crónica gracias al consumo de la maca. Y desde esa época, hace más de 10 años, han continuado investigando para entender los mecanismos de desgaste de nuestro cuerpo y encontrar soluciones. Las investigaciones de Corin demuestran que la maca posee un concentrado de nutrientes que logra revertir el síndrome de fatiga crónica, y además, regenera, revitaliza y fortalece tejidos y huesos, así como, equilibra el desorden hormonal y contribuye a la ecuanimidad psicológica y mental. 

 

De otro lado, del mismo modo que debemos verificar la procedencia de la hoja de coca, igualmente, debemos ser cuidadosos con la maca que adquirimos, ya que se supone que si la compramos es con la finalidad de consumirla para enriquecer nuestra alimentación. Por tanto, es necesario verificar lo siguiente con la maca. En primer lugar, pedir a las personas que la venden que nos expliquen cómo realizan el cultivo y cómo y con qué fertilizan los terrenos de cultivo de la maca. ¿Por qué indagamos sobre esto? La razón es porque la calidad de los nutrientes contenidos en la maca provienen directamente del suelo en el que se le cultiva, y si ese suelo ha sido pobre y débil, así será la calidad de la maca resultante. La fertilización debe ser 100% natural. 

 

Luego, la maca debe tener un procesamiento correcto para su gelatinización, que es la forma en que mejor se asimila en nuestro organismo. En otras palabras, comprar las raíces frescas o secas de la maca para sancocharlas en casa es una práctica incorrecta. Sally Huapaya nos comentaba que una maca correctamente cultivada y procesada tiene un olor y sabor agradable, que nos hace recordar al toffee. Y efectivamente, macas así las hay. Nosotros le teníamos un cierto rechazo al sabor y al olor de la maca a pesar de conocer sus múltiples beneficios, pero ahora que hemos encontrado la maca correcta la consumimos diariamente. 

 

Así como la hoja de coca y la maca son ejemplos de alimentos eficientes en proveer de nutrientes, también tenemos muchos otros ejemplos de súper alimentos peruanos. Y ya tardábamos en mencionar a nuestros granos andinos, es decir, la quinua, la kiwicha y la cañihua, siempre recomendados para asegurar una alimentación completa. Estos tres granos son reconocidos por su aporte en carbohidratos y en proteínas; y, particularmente, la cañihua está indicada especialmente para superar la anemia ya que tiene mucho hierro asimilable por el ser humano. Los granos andinos tienen presentaciones muy versátiles, ya que además del grano en sí, también le podemos encontrar en hojuelas y en harina, así como en expandidos, popularmente conocidos como “popeados” (la quinua pop, la kiwicha pop, la cañihua pop). Así que los granos andinos en sus diferentes presentaciones nos permiten usarles en ensaladas, en caldos, en guisos, en guarniciones. También se usa en panificados y en pastelería. Y siendo así, tendremos granos andinos en cualquiera de las tres comidas principales, así como en las meriendas. 

 

Y si se trata de dar diversidad a las fuentes de proteínas de origen vegetal, sobre todo para veganos, también tenemos al tarwi, muy conocido en Cajamarca como chocho. El tarwi también es versátil, tanto como para ser ingrediente en ensaladas, como para preparar hamburguesas veganas. Incluso en las salsas, el tarwi se luce porque la salsa queda sedosa y sabrosa; y quienes lo usan en harina, suelen adicionarla a la harina principal para incrementar la capacidad nutritiva de la preparación. 

 

Otra variante que aporta proteínas y demás nutrientes importantes, son los hongos y las setas; desde el shitake, pasando por los champiñones comunes y los champiñones Portobello hasta las setas ostra; todos estos podemos encontrarlos con facilidad en Lima y en muchas provincias, de donde inclusive, se encuentran variedades nativas. Solo recuerden siempre, averiguar su procedencia y la forma cómo fueron obtenidos. 

 

¿Y qué pasa con los aderezos? ¿Habrá súper alimentos entre las especias? Pues sí, ahí tenemos la cúrcuma, conocida también como palillo, que los estudios revelan su alto poder desinflamante, para superar y evitar las enfermedades en las articulaciones y también como eficaz previsor del Alzheimer. 

 

Y ¿existirá algún súper alimento con el que nos podamos engreír? Claro que sí, el cacao, y aquí en Perú se cultiva en 16 regiones, además que somos el tercer país productor y exportador en Latinoamérica (después de Brasil y de Ecuador). El significado del nombre científico del cacao es muy sugestivo, y significa “alimento de los dioses”, y así fue literalmente considerado en la cultura maya. El cacao es el rey entre los alimentos antioxidantes, que son sustancias que neutraliza a los radicales libres y ya sabemos que los radicales libres son una de las causas de envejecimiento y desgaste celular; estos radicales libres los provocan desde la contaminación ambiental, hasta el estrés. 

 

Además de ser el rey de los antioxidantes, el cacao posee más de 50 tipos de nutrientes, entre ellos minerales importantes para nuestro organismo, como el magnesio, calcio, fósforo, cobre, manganeso y en menor medida, selenio, potasio y zinc. También es conocido por su capacidad para mejorar nuestro estado de ánimo, y ello se debe a un aminoácido esencial llamado triptófano, que viene a ser como el primer paso para producir melatonina y serotonina, necesarios para un sueño reparador y el equilibrio emocional. 

 

Ahora, la pregunta de cajón ¿será el cacao sinónimo de chocolate? Definitivamente no. Recordemos que el cacao es un fruto bastante grande, y su interior lo encontramos lleno de semillas recubiertas de una pulpa muy parecida a la de la chirimoya. Luego de un proceso de limpieza, secado y tostado, quedan las semillas marrón oscuro que se conocen como cacao. Teniendo así este cacao como materia prima, se le procesa con otros ingredientes y se obtiene el chocolate. Aquí se marca la diferencia entre un cacao saludable y un chocolate que deja de serlo, porque la industria suele usar cantidades mínimas de verdadero cacao y le agrega ingredientes sintéticos, refinados y aditivos. Y el tema se vuelva más truculento cuando la industria, en lugar de usar cacao, usa saborizantes que simulan al cacao. ¿Por qué hacen esto? La razón en muchos casos es para que el producto resulte más barato. 

 

En otras palabras, conclusión número 1, lo ideal sería consumir las semillas antes de convertirse en chocolate, porque serán mucho más nutritivas; y conclusión número 2, si consume chocolate, elija los que tengan menos ingredientes, remarcando nuevamente, que elijamos el cacao agroecológico. Ahora, somos conscientes que a muchos paladares aún les cuesta aceptar los sabores “puros” del cacao, que tienen realmente un amargor sabroso; para esos casos también se tiene chocolates con diferente porcentaje de cacao y endulzante. Por ejemplo, se pueden encontrar los que tienen entre 60% y hasta 90% de cacao. E insistimos, procure elegir preferentemente los que solo tienen cacao y endulzante, y algún otro ingrediente natural, como frutos secos. 

 

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Episodio 8       Súper alimentos versus comida chatarra (complemento) 

 

En el episodio anterior hicimos referencia a un grupo de alimentos con cualidades especiales para nutrir, bautizados como súper alimentos. Ahora, cumpliremos la promesa de contrastar a estos súper alimentos con aquellos productos que se disfrazan cínicamente de alimentos pero que realmente se trata de productos chatarra, dañinos a nuestra salud. 

 

Los productos ultraprocesados y su daño a la salud 

 

Y lo prometido es deuda. En este episodio revelaremos detalles sobre los productos “ultraprocesados”.  Los productos ultraprocesados se encuentran fácilmente en todos los supermercados, en las bodegas y en los puestos de mercados.  Se trata mayormente de envasados, cuya presentación externa es sumamente atractiva a la vista, invitando a todo incauto desconocedor a invertir en su adquisición, que por cierto, sus precios suelen ser asequibles; con lo cual las personas se deciden de lleno a adquirirlos. 

 

¿Por qué los productos ultraprocesados aportan cero nutrientes a pesar de tener ingredientes de origen “natural”?  La razón es sencilla. Durante el proceso de manufactura, estos ingredientes se someten a procedimientos que deforman la esencia de sus nutrientes volviéndolos inútiles. Por ello, es usual encontrar estos productos con vitaminas y minerales añadidos, pero OJO, tal adición de nutrientes no es casual, ni menos un acto de bondad del fabricante; todo lo contrario, se añaden nutrientes para intentar compensar su incapacidad de nutrir al mismo nivel que un alimento real. 

 

Un ejemplo que solemos reiterar es el de cómo se pierden nutrientes en el proceso de la obtención de los aceites comerciales. Como saben, los aceites hoy en día se obtienen de los granos del maíz, de la canola, del girasol, e inclusive, de la soya. Todas estas semillas se aprovechan por su alto contenido de grasa, y, para extraerles lo máximo de sus grasas se recurre a procesos que combinan solventes (de la misma familia del kerosene) y altísima temperatura. Procesos de este tipo forman parte del concepto actual de “competitividad y eficiencia”, que en otras palabras es “la meta es sacar el máximo provecho al menor costo posible sin importar las consecuencias”. En el caso del procesamiento de las semillas oleaginosas por más que se las exprima “mecánicamente” (por compresión) siempre quedará mucho aceite en estas. Por tal motivo, la industria desarrolló el método de las altas temperaturas combinadas con solventes, pero, únicamente pensando en lograr el máximo de extracción, y, omitiéndonos que con estos procesos el aceite resultante pierde nutrientes y, peor, deviene en una grasa trans inapta para consumo saludable humano. Repasemos nuevamente las fases para la obtención de aceites y los valiosos nutrientes que se echan a perder. 

 

en el proceso de ...  

se pierden nutrientes valiosos como ...  

... desengomado  

fosfolípidos y lecitina, hierro, clorofila, cobre, calcio y magnesio 

... refinado  

más fosfolípidos, ácidos esenciales, proteínas y más minerales 

... blanqueado  

clorofila, betacaroteno, ciertas sustancias aromáticas 

... desodorización  

aceites aromáticos, ácidos grasos libres restantes, vitamina E y fitoestroles 

 

Y seguiremos repitiendo que el producto final de todo este proceso, y de la mayoría de los procesos de los ultraprocesados, es comúnmente conocido como ‘producto refinado’, que -anecdóticamente- podría tener dos acepciones 1) refinado como sinónimo de ‘fino, delicado, elegante, exquisito’ y ciertamente, así nos lo presenta la propaganda. Pero, el término refinado también podría interpretarse como refinado = re-finado = re-muerto 

 

Efectivamente, lo explicado sucede con la mayoría de los ultraprocesados, es decir, la pérdida de nutrientes, y de ahí la razón para intentar remediar esta pérdida reforzando los productos con vitaminas y minerales artificiales. El proceso para el caso de los aceites, además, aplica altísimas temperaturas a las grasas vegetales, lo que conlleva a la formación de sustancias indeseables, repetimos, inaptas para el consumo humano, llamadas grasas trans. Las grasas trans se encuentran en las margarinas y en los aceites refinados comunes; se trata de las grasas de la peor calidad, responsables de numerosas enfermedades que afectan desde las articulaciones hasta el sistema circulatorio en su totalidad (corazón, arterias, venas).  Asimismo, propician sobrepeso y obesidad. 

 

Y a propósito de esta situación de pérdida de nutrientes en los ultraprocesados, ello nos lleva al convencimiento que el impulsar seguridad alimentaria sin evaluar la calidad del alimento es insuficiente y vano, sobre todo cuando se promueve una seguridad alimentaria referida únicamente a la “disponibilidad de alimentos, el acceso de las personas a ellos y el aprovechamiento biológico de los mismos”. En otras palabras, promover seguridad alimentaria para saciar hambre sin la visión de nutrir a cabalidad solo conduce a una sobrevivencia carente de calidad de vida plena. 

 

Para quienes tenemos la visión de una seguridad alimentaria con alimentación integral, que incluya los tres grupos básicos de macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas) y las decenas de micronutrientes, además promovemos y velamos que la alimentación esté libre de contaminantes, y con contaminantes nos referimos a los agroquímicos (fertilizantes, plaguicidas y herbicidas sintéticos), a los antibióticos (para prevención de infecciones en animales de consumo humano), luego, también son contaminantes los anabólicos (para el incremento de masa muscular en reses de carne) y las hormonas de crecimiento (usadas en vacas lecheras para incrementar los litros de leche por día). Todos estos son tóxicos y se usan cotidianamente en la agricultura y en la crianza industrial e impregnan hortalizas, carnes, lácteos, huevos, contaminándolas. 

 

Y en los ultraprocesados, otras decenas de cientos de contaminantes están en un sinnúmero de aditivos sintéticos, como saborizantes, colorantes, mejoradores del sabor, antiaglutinantes, edulcorantes y preservantes. 

 

Por eso, insistimos con recomendar que se evalúen a sí mismos lo siguiente, 

  • ¿leo las etiquetas de los productos procesados antes de decidir su adquisición? 
  • ¿puedo distinguir entre los aditivos cuáles son colorantes, cuáles saborizantes, cuáles preservantes? 
  • ¿tengo conocimiento sobre las consecuencias del consumo de los aditivos que se mencionan en dichas etiquetas? 
  • ¿estoy al tanto que algunas etiquetas son tan pequeñas que el espacio para escribir los ingredientes es insuficiente y por ello se usan sus códigos? 
  • ¿tengo memorizado el significado de dichos códigos? 

 

Anticipamos que muchas y muchos lectores tendrán más de un “no” por respuesta. Y con cada no como respuesta, se revela la desinformación en relación con estos aditivos y su daño a la salud. Por ello, nuestra invitación urgente es, lea las etiquetas, y consulte la siguiente web www.aditivos-alimentarios.com. En dicha web conocerá a detalle qué provocan en nuestra salud todos los aditivos. OJO que es muy importante, muy importante que cuando escriba la dirección web incluya el guion (la rayita horizontal) entre las palabras aditivos y alimentarios, porque existe una web con la dirección web similar, que omite ese guion y su contenido deja de mencionar las consecuencias del consumo de cada aditivo. 

 

Cuando se entere de lo dañino que resultan los aditivos dejará de ser víctima inconsciente de los ultraprocesados, y también, llegará a la conclusión de lo innecesario de gastar dinero en estos ultraprocesados, y por el contrario invertirlo en alimentos reales -mucho mejor si son ecológicos- porque serán más saludables para nuestra vida diaria. Las y los seres humanos, lo seguiremos remarcando, hemos evolucionado y desarrollado gracias al consumo de alimentos naturales libres de contaminantes; los ultraprocesados y sus aditivos perjudiciales tienen solo unas cuantas décadas en la historia de la humanidad y nuestros cuerpos son incapaces de asimilarlos y mucho menos de eliminarlos. 

 

Numerosos estudios, realizados y difundidos por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, demuestran que desde tales décadas de aparición de los ultraprocesados, la incidencia de las enfermedades crónicas no transmisibles se vienen incrementando considerablemente. Con “no transmisible” se refiere a que no son contagiosas ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que, antes de la pandemia por Covid-19, la mayor causa de muerte la provocaban enfermedades del tipo sobre peso, obesidad, diabetes y cardiopatías. Inclusive, los datos en el mundo y también en Perú, indican que, el 80% de las personas fallecidas arrastraban una dolencia crónica, y las dolencias más mencionadas son las ya señaladas, es decir, sobre peso, obesidad, diabetes, cardiopatías. Todas estas comorbilidades son causadas por la alimentación desequilibrada y el sedentarismo. Este dato también demuestra que las enfermedades crónicas no transmisibles debilitan a las personas al punto de volver más vulnerables a otras enfermedades. 

 

Conozcamos algunos datos oficiales de junio 2018, brindados por la Organización Mundial de la Salud en su página web, 

  • Las enfermedades no transmisibles (ENT) matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo. 
  • Ahora, ¿cuáles son esas enfermedades que provocaban la mayor cantidad de muertes antes de la pandemia por Covid-19? En primer lugar, las enfermedades cardiovasculares (17,9 millones cada año), en segundo lugar, cáncer (9,0 millones), en tercer lugar, enfermedades respiratorias (3,9 millones) y cuarto lugar, diabetes (1,6 millones). 
  • Estos cuatro grupos de enfermedades son responsables de más del 80% de todas las muertes prematuras por ENT. 
  • El consumo de tabaco, la inactividad física, el uso nocivo del alcohol y las dietas malsanas aumentan el riesgo de morir a causa de una de las ENT. 

 

La obesidad, una condición que va en aumento al punto de ser considerada como otra pandemia, se debe principalmente al sedentarismo, y al consumo diario de alimentos desnaturalizados, esto es, comida chatarra, ultraprocesada. Este mal hábito de alimentación provoca carencias profundas de infinidad de micronutrientes naturales a nivel celular. El comer demasiado es un tema secundario en la obesidad ya que comer en demasía solo generaría sobrepeso. De otro lado, la obesidad causada por trastornos biológicos de origen genético es estadísticamente casi nula en comparación con la causada por sedentarismo y pésimos hábitos de alimentación. 

 

En ese sentido, la necesidad de un mayor consumo es estimulado por esas carencias nutricionales cualitativas, ya que el cuerpo, anulando la sensación de saciedad, trata de compensar la falta de nutrientes indispensables con el aumento de la ingesta general, acumulando grasas y carbohidratos innecesarios o de mala calidad como grasa nociva, y se acumulan en todo el cuerpo, incluyendo músculos, hígado y páncreas. La obesidad genera un costo enorme para la sociedad, por la pérdida de productividad y de producción y por los muy elevados costos para el sistema de salud pública. 

 

En conclusión, evite al máximo, y en todo caso, elimine los ultraprocesados de su alimentación diaria, sobre todo si desea una vida saludable, vital y productiva por muchos años. La decisión menos sabia y menos estratégica es remplazar los alimentos naturales ecológicos con ultraprocesados, creyendo que con ello se alcanza modernidad, e incluso, más tiempo para dedicarlo a otras actividades en lugar de cocinar. Muchas personas también sienten que ahorran dinero comprando ultraprocesados baratos. 

 

A la larga, nuestros hábitos de alimentación se verán reflejados en la calidad de nuestra salud, y quienes creyeron “ahorrar” van a terminar gastando ese dinero en recuperar la salud. Prefiramos nuestros alimentos verdaderos, y más si provienen de nuestras/nuestros productores ecológicos. 

 

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Así avanza la vacunación contra la COVID-19 en Perú 

 

Total dosis aplicadas 40.250.601 dosis 

 

Total vacunación completa 17.917.259 personas 

 

Solo primera dosis 4.416.083 personas 

 

Reporte actualizado hoy: 27/11/2021 

 

Índice de vacunación en Perú: 60.981 personas 

con vacunación completa por 100.000 hab. a nivel nacional 

 

Vacunación completa por grupo etario 

Para analizar el despliegue de la inmunización, se hace necesaria la clasificación de la población apta para vacunarse de acuerdo a sus grupos de edad, llamados también grupos etarios. Esto se debe a que no toda la ciudadanía se encuentra expuesta al mismo nivel de riesgo ante una infección por COVID-19, como han señalado expertos desde el inicio de la pandemia. Por ello, se ha priorizado la aplicación de dosis para adultos mayores, que constituyen el sector más vulnerable. 

 

En esta gráfica se mide el avance de la inmunización por grupos etarios, es decir, la situación actual de cada una de estas poblaciones respecto a la vacunación contra la COVID-19. Para ello, se plantea una segmentación de un total de 22.935.533 personas, concebida en siete grupos: de 80 a más (647.355), de 70 a 79 (1.271.842), de 60 a 69 (2.221.241), de 50 a 59 (3.277.134), de 40 a 49 (4.183.174), de 30 a 39 (5.031.117) y de 18 a 29 (6.303.670). 

 

Al igual que en el gráfico territorial, en este medidor de avance por grupos de edad se usan datos estimados del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) a junio de 2020. La aplicación de dosis se desarrolla en función de la vulnerabilidad asociada al rango de edad, por lo que el Gobierno ha dado prioridad a personas de 80 años a más, luego a quienes se encuentran entre 70 y 79, y así sucesivamente. 

 

Vacunación completa por grupo etario 

Al 26/11/2021  

 

Grupo etario 

Población 

Vacunación completa 

% avance 

de 80 a más 

647.355 

561.156 

86.68 

de 70 a 79 

1.271.842 

1.098.675 

86.38 

de 60 a 69 

2.221.241 

1.924.081 

86.62 

de 50 a 59 

3.277.134 

2.725.404 

83.32 

de 40 a 49 

4.183.174 

3.390.340 

81.05 

de 30 a 39 

5.031.117 

3.631.556 

72.18 

de 18 a 29 

6.303.670 

3.871.967 

61.42 

de 12 a 17 

3.138.353 

631.988 

20.14 

 

TOTAL 

26.073.886 

17.835.167 

68.40 

 

Fuente: https://data.larepublica.pe/avance-vacunacion-covid-19-peru/#:~:text=El%207%20de%20febrero%20de,atención%20contra%20la%20COVID-19. 

 

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CALENDARIO AGROECOLOGICO 2021 

 

NOVIEMBRE 

* lunes 1, Día de Todos los Santos, feriado 

* domingo 7 noviembre, (2002-2021) décimo noveno aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos 

* miércoles 10 noviembre, Día del Libro 

* miércoles 17 noviembre, (1998–2021) Aniversario 23 del Grupo EcoLógica Perú 

* sábado 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño 

* jueves 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer 

* lunes 29 noviembre, (1978-2021) el Centro IDEAS celebra su 43 aniversario 

DICIEMBRE 

* miércoles 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA 

* viernes 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos.  

* viernes 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica.  

* sábado 4, (1999-2021) Vigésimo segundo Aniversario de la BioFeria de Miraflores. 

* viernes 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos 

* martes 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano 

* sábado 25 diciembre, Navidad, feriado 

* sábado 1 de enero 2021, feriado 

 

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BIOCOMPARTIENDO # 39 - 2021 

¡ Por una vida sana y feliz, libre de transgénicos cancerígenos ! 

 

Domingo 28 de noviembre de 2021 

 

Editor: Fernando Alvarado de la Fuente 

 

EMAIL: biof...@hotmail.com 

FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi 

WEB: www.ideas.org.pe 

 

Miembro de 

  • Centro IDEAS 
  •  Red de Agricultura Ecológica del Perú - RAE Perú 
  • Consorcio Agroecológico Peruano – CAP 
  • Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético 
  • RIPESS - LAC 

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Política de Privacidad 

Este Boletín se envía respetando la Ley Nº 28493 y el Registro de Consumidores de Indecopi, "No gracias, No insista". 

 

Boletin_Co...@ideas.org.pe no es una dirección electrónica, para comunicaciones y comentarios envíe un email al contacto. 

Contacto: Fernando Alvarado de la Fuente 

E-mail: biof...@hotmail.com 

 

Ud. Puede solicitar la remoción de su email, el mismo que se cumplirá en un plazo no mayor de 48 Hrs, tal como lo dispone la legislación vigente. 

 

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[1] Se necesita entre 3 y 10 calorías vegetales para producir una caloría animal  

[2] Se considera que para alimentar correctamente al conjunto de la humanidad, se debería tener una producción anual de aproximadamente 200 kilogramos de cereales por habitante o su equivalente en raíces, tubérculos y otras plantas amiláceas. Ahora bien, la producción mundial actual es de 330 kilogramos. 

[3] A nivel mundial, la agricultura consume actualmente cerca del 70% del suministro de agua 

[4] Phakopsora pachyrhizi 

[5] La agricultura es una actividad en la que los precios del mercado interno reflejan peor los costos de oportunidad de los recursos que no pueden comercializarse internacionalmente (mano de obra, tierras, aguas subterráneas, etc.). 


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