Anton ChejovRusia: 1860-1904
Disculpen,
no envié el cuento ayer miércoles porque de pronto
una de mis muelas se convirtió en un carbón al rojo
vivo. Comprendí la expresión "volverse loco de
dolor". Corrí a mi primo, quien es dentista. Estuvo
casi tres horas tratando de sacarme la muela. Yo
sudaba y temblaba. Por más anestesia que mi primo me
inyectaba, no se me iba el dolor terrorífico. Con su
"alicate" de dentista y su bata blanca, haló y
forcejó y batalló como un obrero de construcción. Al
fin, sin aviso, ocurrieron dos cosas simultáneas. Mi
primo exclamó "¡Ya salió!", y yo dejé de sentir
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