En una reciente conferencia de prensa mañanera, a las que ya nos tiene acostumbrados el Presidente de nuestro país, planteó la posibilidad de que hubiera que escoger entre la ley y la justicia, y aconsejó a sus oyentes que sin dudarlo optaran por la justicia.
Esto nos hace reflexionar sobre la relación que hay entre esos dos conceptos, porque muchas veces hay contradicciones entre uno y otro:
Cuando pensamos en la ley, imaginamos un código escrito, que detalla lo que debemos hacer en determinada circunstancia o en todos los casos sin excepción. Pensemos en el decálogo, en esos mandamientos que empiezan por un NO, no matarás, no hurtarás... no hay
excepción.
En las leyes que rigen nuestras actividades como ciudadanos de un país, hay también leyes y códigos de conducta que nos obligan a todos o que describen lo que está permitido a los ciudadanos en general o a aquellos que tienen un cargo público.
Tenemos una idea general de que justicia es dar a cada quién lo que le corresponde, que no hagamos a otro lo que no quisiéramos que nos hicieron a nosotros.
Pero en la idea de justicia caben muchas opiniones, de modo que a unos les parece que lo justo es tener lo que otros piensan que es suyo, o que es justo matar
a alguien que cometió un determinado delito, como hemos visto en casos últimamente.
Y por supuesto, debe haber una relación entre justicia y ley, de tal modo que la ley debe tomar en cuenta principios como los mencionados, y que si alguna ley contradice estos principios, deberá ser corregida.
Se supone que los que hacen las leyes deben hacerlas con todo cuidado, deben ser conocedores del derecho y las leyes deben ser bien analizadas por las cámaras y en su caso sometidas al juicio de la Suprema Corte de Justicia de la nación, de manera que haya
seguridad de que no lesionan el derecho de nadie.
Si la ley cumple con todos esos requisitos, al ser proclamada oficialmente es obligatoria. Es el andamiaje que sostiene la convivencia ordenada de todos los que integramos una sociedad, y está respaldada por las instituciones del estado, que las deben aplicar
y sancionar en su caso, siempre de acuerdo con lo que la misma ley señala.
Cuando un funcionario asume un cargo, promete cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, de modo que su función y sus atribuciones están bien definidas. Debe atenerse estrictamente a lo que la ley le señala sin excepción. Un principio
universal del derecho dice que un funcionario no puede hacer nada que no le autorice explicitamente la ley, mientras que un ciudadano cualquiera puede hacer todo excepto lo que esté explicitamente prohibido por la ley.
Por eso sorprende que el Presidente hable de optar por la justicia aun en contra de la ley. Su obligación está clara: debe cumplir y hacer cumplir la ley, y si alguna ley le parece injusta, puede plantear una iniciativa que será debidamente analizada para modificar
una ley existente.
Hay dos ideas que se conocen del Presidente: aquella famosa frase de "al diablo con las instituciones" y la muy repetida de "nada fuera de la ley, nadie por encima de la ley".
Recordando las decisiones que se han tomado en estos primeros 5 meses de gobierno ¿Cuál crees tú que sea la idea que prevalece?