Resucitar en Cristo es volver de las tinieblas del pecado para vivir
en la gracia divina. Ahí está el sacramento de la penitencia, el
camino para revivir y reconciliarnos con Dios. Es la dignidad de hijos
de Dios que Cristo alcanzó con la Resurrección.
Así, mediante la contemplación del misterio pascual y el concretar
propósitos para vivir como verdaderos cristianos, la pasión, muerte y
resurrección adquieren un sentido nuevo, profundo y trascendente, que
nos llevará en un futuro a gozar de la presencia de Cristo resucitado
por toda la eternidad.
Amén
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