El premio Nobel desoye a media Colombia

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Eduardo Mackenzie

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Oct 8, 2016, 12:25:45 PM10/8/16
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COLOMBIAN NEWS
8 octobre 2016
 
 
 
 
 
 
 
1.     El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz
2.     El descrédito definitivo del Nobel de la Paz
3.     Los expertos descartaron a Santos y las FARC tras el plebiscito: “El premio desoye a media Colombia”

4.     Premio Nobel prematuro de la Paz

5.     Los noruegos castigan la voluntad popular colombiana dando el Nobel de la Paz a Santos
6.     Juan Manuel Santos: The risk-taking Colombian president who lost a peace vote but won a Peace Prize
7.     Los seis puntos que Uribe quiere cambiar en el acuerdo de paz
 
 
 
 

El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz

 

Por Eduardo Mackenzie

@eduardomackenz1

7 de octubre de 2016

 

El premio Nobel de la paz concedido hoy al presidente colombiano Juan Manuel Santos no  transformará su plan “de paz” con las Farc en un buen acuerdo. Ese plan es nefasto para el país y por eso Colombia lo rechazó en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Y lo seguirá rechazando, en todos los escenarios posibles. Pues ese plan, de ser aplicado, destruirá las instituciones democráticas del país, prolongará los sufrimientos del pueblo colombiano y no aportará ni la paz ni la concordia nacional. Colombia resistirá hasta derrotar definitivamente las ambiciones criminales de las Farc. Ningún Premio Nobel a Santos cambiará por arte de magia esa situación.

 

Desde ese ángulo, el premio Nobel otorgado a Santos es inútil y grotesco. Lo más cínico es que ese premio es presentado por el jurado como un “homenaje al pueblo colombiano que, a pesar de todos los abusos sufridos, no ha perdido la esperanza de lograr una paz justa”. ¿Ese jurado se burla de quién? Precisamente, los colombianos que ese jurado dice “homenajear” con el premio a Santos fue el mismo que votó contra Santos y contra las Farc el 2 de octubre, el mismo que busca, precisamente, una paz justa y no esa falsa paz basada en la impunidad más escandalosa para los jefes de una organización que ha cometidos toda suerte de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad.

 

Decir que Colombia ha sufrido “abusos”, muestra que los que decidieron dar ese premio pretenden minimizar los crímenes del narco-comunismo, o ignoran totalmente lo que esa gente ha hecho en Colombia.

 

¿El premio Nobel llevará a Santos a una posición razonable? Durante estos seis años de conversaciones secretas en Cuba, Santos fue incapaz de exigir a los jefes de las Farc que acepten negociar su desmovilización sin minar las instituciones democráticas y la economía de mercado en Colombia. Lo que pretende el defenestrado “acuerdo” de 297 páginas que concibieron las Farc con Santos, bajo las orientaciones y la vigilancia de dos dictaduras latinoamericanas, es eso. Por ello ese plan fue repudiado en el plebiscito.

 

Los del jurado del Nobel de la paz se equivocaron una vez más. Alegan que quieren  ayudar a que la paz llegue a Colombia. En realidad, lo que hicieron fue humillar a los que votaron No en el plebiscito y, sobre todo, a las víctimas de las Farc y al país que ha sufrido las atrocidades de esa banda durante 60 años. ¿El premio Nobel le ayudará a Santos y a las Farc a tratar de resucitar el acuerdo de 297 páginas echado a tierra por el voto de millones de colombianos?

 

No somos los únicos que tememos esto. La opinión pública española y prensa española de renombre, que conocen mejor que en Noruega el drama colombiano, condenan sin vacilar la decisión del jurado del Nobel de la paz.  La encuesta hecha por el diario ABC, de Madrid, indica que el 83% de los interrogados está contra la concesión de ese premio a Santos. El diario El Español, de Madrid, subrayó el “descredito definitivo del Premio Nobel de la paz”. El matutino OK Diario estimó que “Los noruegos castigan la voluntad popular colombiana dando el premio Nobel a Santos”. El portal web Libertad Digital expresó: “Juan Manuel Santos Premio Nobel de la paz por  claudicar ante el narcoterrorismo”.

 

El premio Nobel de la Paz dado a  Rabin, Pérez y Arafat, en 1994, por “substituir el odio por la cooperación” no llevó la paz a Palestina, ni impidió que estallara la segunda intifada en 2000.  ¿Otro tanto ocurrirá en Colombia? El premio Nobel de la Paz no se interesa, en realidad, por los problemas de las sociedades. Ese premio existe para imponer una visión particular de los conflictos internacionales y beneficiar las relaciones internacionales de Noruega y Suecia.

 

En Colombia ese premio a Santos arroja muchas dudas.    ¿Le ayudará al presidente colombiano a enfrentar con energía las reticencias de los jefes farianos que no quieren que se toque un solo punto del plan firmado en La Habana? ¿Le ayudará, por el contrario, a avanzar en su programa de paz desconociendo el voto mayoritario del No en el plebiscito del 2 de octubre pasado?

 

El presidente Álvaro Uribe,  líder del movimiento en favor de una paz justa y dentro del sistema democrático, felicitó el premio otorgado al presidente Santos  pero deseó que esa distinción “conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia”.  Pues de eso es que se trata, de cambiar los dañinos acuerdos de La Habana.

 

El Premio Nobel otorgado a Santos no cambió, ni creó una nueva situación. La situación política ya existía y ésta sólo tiene dos ángulos: por una parte, está el resultado del plebiscito del 2 de octubre, que rechazó el acuerdo con las Farc. El pacto de La Habana  quedó pues sin sustento jurídico, murió.  El voto ciudadano del 2 de octubre fue un acto jurídico, con poder vinculante. Fue un mandato expreso al jefe de Estado, que éste no puede burlar.

De otro lado está la posición de las Farc. Al conocer los resultados del plebiscito el señor Timochenko  dijo que el “acuerdo de paz” era intocable y que ellos seguían exigiendo su cumplimiento. El jefe comunista desconoció así el voto de los colombianos. Y ante esa arbitraria posición surge el hecho nuevo de que el presidente Santos no ha querido repudiar la tesis de Timochenko. No lo hizo ni antes ni después de la reunión con el ex presidente Álvaro Uribe y con el ex procurador Alejando Ordóñez. Tras ser informado del premio Nobel tampoco se pronunció al respecto.

 

Esa tensión, que está siendo agravada por quienes pretenden organizar manifestaciones callejeras “pro paz ahora” para dejar en el limbo el histórico plebiscito, tendrá que ser resuelta en uno u otro sentido por el jefe de Estado colombiano, con premio o sin premio Nobel. ¿Desconocerá él la voluntad popular expresada legítima y legalmente en el plebiscito? La noticia de que Santos está fomentando, mediante personalidades de la Corte Constitucional, la repetición del plebiscito, es un mal indicio. Que se cuide de alebrestar la cólera de los ciudadanos que quieren la paz, pero que rechazan el tipo de paz condensado en el bodrio de 297 páginas. Ahora más que nunca, gracias al premio Nobel otorgado, la opinión pública nacional e internacional estará mucho más atenta ante cada gesto, en uno u otro sentido, del presidente Juan Manuel Santos.

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El descrédito definitivo del Nobel de la Paz

 

El Español, Madrid

http://www.elespanol.com/opinion/editoriales/20161007/161373862_14.html

7 de octubre de 2016

 

La concesión del Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos tras el sonado fracaso de su acuerdo con las FARC es un nuevo golpe a la credibilidad de este galardón. El Nobel de la Paz arrastra sonoras polémicas, pero nunca hasta ahora se había dado en contra de la voluntad de un país.

 

No es de recibo que Santos, que debería haber dimitido tras el mayor ridículo internacional que se recuerda, sea elevado a los altares por el Comité de los Nobel. El presidente colombiano dio por seguro ante la comunidad internacional que el acuerdo con la guerrilla sería refrendado en las urnas, y lo celebró de antemano reuniendo en Cartagena de Indias a jefes de Estado y personalidades de todo el mundo. Seis días después perdió el referéndum estrepitosamente.

 

Desautorizado en las urnas

 

El precedente más cercano de una situación parecida es la de David Cameron y su referéndum del brexit. Al menos el primer ministro británico fue consecuente y dimitió de inmediato, y por supuesto no entra en ningún cálculo que sea galardonado por ningún organismo internacional.  Santos ha quedado desautorizado para seguir liderando las conversaciones de paz en su país -más aún si cabe después de que él mismo manifestara que un no de sus compatriotas anularía todo el proceso-, pero es que, en su intento por darle un espaldarazo, el Comité de los Nobel chapotea junto a él en el descrédito.

 

¿Premiamos a Chamberlain?

 

Si lo que premian los Nobel es el intento de lograr la paz por la paz misma, ¿debería haberlo obtenido Chamberlain tras la Conferencia de Múnich en la que decidió no oponerse al expansionismo de Hitler para júbilo de millones de británicos que lo consideraron el gran valedor de la paz? Es probable que los organizadores del premio se hayan intentado homenajear a sí mismos, pues hay que tener presente que Noruega ha sido, junto con Cuba, el gran patrocinador del proceso colombiano. Eso hace peor aún su decisión, por cuanto en este caso son parte interesada.

 

Bofetada a los colombianos

 

Sabedores de que su decisión iba a ser polémica, el Comité de los Nobel ha tratado de justificarla como una forma de reconocer a todo el pueblo colombiano "que a pesar de las grandes dificultades y abusos no ha abandonado la esperanza de una paz justa". Sin embargo, ese homenaje es una bofetada a los ciudadanos y también a líderes que, como el ex presidente Álvaro Uribe, querían la paz, pero no a cualquier precio.

El Nobel a Santos entra a formar parte de esa lista de galardones cargados de polémica, como el concedido en su día a Henry Kissinger -premiado por frenar la Guerra de Vietnam pero con grandes sombras en su currículum, como el apoyo al golpe de Augusto Pinochet- o el entregado a Obama -a quien se quiso reconocer su contribución a la paz en el mundo sólo un año después de haber llegado a la Casa Blanca-.

 

En el caso del Nobel de la Paz a Santos estamos ante un error histórico, porque nos encontramos con un premio que es incongruente con aquello que teóricamente se propone defender. Lo valioso no es la paz, sino que ésta sea justa y acorde a los valores democráticos.

 

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Los expertos descartaron a Santos y las FARC tras el plebiscito: “El premio desoye a media Colombia”

 

Por Alberto D. Prieto

OK Diario, Madrid

http://okdiario.com/internacional/2016/10/07/expertos-descartaron-santos-farc-plebiscito-premio-desoye-media-colombia-436058

7 de octubre de 2016

 

“Lo llevaba buscando desde que juró su Presidencia en agosto de 2010”. Es lo que dicen de Juan Manuel Santos aquéllos que llevan años batallando políticamente contra el modo en que conducía sus negociaciones con las FARC. Analistas colombianos y periodistas sobre el terreno coinciden en analizar la situación en Colombia como “muy convulsa” y apuntan a que quizá la decisión de la Academia Noruega de otorgar el Nobel de la Paz al presidente Santos esté encaminada a apuntalar un proceso que se tambaleó hasta el riesgo de derrumbarse el pasado domingo con la victoria del NO en el plebiscito.

 

El propio embajador colombiano en España, Alberto Furmanski, se pronunció al respecto hace 10 días en una entrevista concedida a OKDIARIO: “¿El Nobel al presidente Santos?… ¡ojalá se lo den!”.  Sin embargo, el veterano periodista colombiano Eduardo Mackenzie califica de “asombroso y chocante” el premio. No en vano este mismo miércoles, Kristian Berg Harpviken, jefe del Peace Research Institute en Oslo sacaba la candidatura colombiana del grupo de favoritas. “El acuerdo de paz de Colombia está fuera de cualquier lista creíble”, aseguró. Los expertos lo habían descartado porque la concesión del Nobel de la Paz “desoye a la mitad de Colombia” y toma partido en un asunto interno ya juzgado por la ciudadanía, rompiendo una norma no escrita del galardón.

 

Pero es que para Mackenzie “aquí hay muchos intereses ocultos” en que salga adelante el acuerdo de 297 páginas firmado solemnemente el pasado lunes 26 de septiembre en Cartagena de Indias. “Es política, la paz les importa un pito”, apostilla Mackenzie. De hecho, desde el Centro Democrático (CD), el partido liderado por el ex presidente Álvaro Uribe y principal defensor del NO al pacto Santos-Timochenko, creen que la concesión del Nobel “es más un espaldarazo al acuerdo que a la paz”.

 

El texto negociado en La Habana por representantes del Gobierno y de las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fue rechazado en plebiscito popular el domingo 2 de octubre por apenas 60.000 votos de diferencia, una decisión del país que los expertos señalan como peligrosa. “Menos mal que ganó el NO, una decisión así con una victoria del SÍ habría sido muy peligrosa”, tuiteaban muchos colombianos agarrados al hashtag #GanoElNoMenosMal.

 

Y es cierto, al menos si miramos las consecuencias de la victoria de quienes rechazaban los acuerdos tal como estaban redactados. La posición absolutamente enfrentada de Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, los dos últimos ex presidentes –quienes también trataron de negociar una paz con las FARC–, con la “impunidad” que le daba el acuerdo a los “responsables de los más atroces crímenes”, el rechazo frontal a la “elegibilidad política de los asesinos y secuestradores de más de cinco décadas” y la denuncia de que “no se les exige entregar el dinero del narcotráfico”, caló hondo en más de la mitad de los votantes y envió un mensaje al presidente.

 

Y Santos lo ha interpretado, al menos por ahora, de manera coherente: ha llamado a sus oponentes políticos, se ha reunido con ellos y ha escuchado sus argumentos. “Tarde, seis años tarde”, apuntan las fuentes del CD, cuyos representantes salieron con la mosca detrás de la oreja el pasado martes de la cumbre con el presidente en la Casa de Nariño.

 

Pero la conclusión a la que llegan las fuentes consultadas es que el galardón, lejos de ayudar a apuntalar la reconducción del proceso como han deseado expresamente los colombianos en las urnas, refuerce a las dos partes premiadas –Gobierno y narcoguerrilla– para que vuelvan a desoír a la mitad del país. “Este premio alertará aún más a los colombianos. Porque Santos es impopular, y lo verán como un intento de los noruegos para imponerles un camino concreto” hacia el fin del conflicto, apunta el periodista Mackenzie.

 

Es cierto que Juan Manuel Santos es el presidente con menos aprobación de las últimas décadas en Colombia. Curiosamente, llevando al país hacia el fin de una situación bélica de más de medio siglo, sus apoyos no crecen más allá del 27%, mientras Uribe, que no aspira a volver a la Presidencia, no baja del 50%. “Uribe fue un gran presidente”, señala como motivo una fuente de la alta política iberoamericana, “y todos los colombianos se lo reconocen… y que no está en el poder lidiando con esto, ése es el secreto”.

 

¿Falta Uribe en el premio?

 

¿Y si la Academia de Oslo hubiera incluido al ex presidente Uribe en la terna de ganadores? Algunos analistas señalan que “esto habría abrochado más el proceso, y a los propios colombianos como sociedad”. Y es que, más allá de que el líder del CD nunca ha mostrado ningún interés en el galardón, suya fue la labor previa de debilitar hasta el extremo a las FARC durante su mandato. “Las dejó con menos de 40.000 hectáreas de cultivo de coca, a base de bombardearles y fumigarles”, recuerda a este periódico Fernando Londoño, ex ministro del Interior, víctima de los terroristas, y hoy periodista en RCN.

 

“Si el verdadero objetivo fuera la paz, como se llama el premio”, apuntan fuentes del CD, “tendría sentido incluir a Uribe”. Pero “eso significaría darle la mano a Timochenko”, señala Mackenzie, “y él no estaría dispuesto”. Además de la ONU, este mismo miércoles, el Departamento de Estado de EEUU enviaba a su alto representante Bernie Aronson a La Habana para “ayudar” a retomar las negociaciones. Y es que la celebración del Nobel este jueves puede que oculte la sentencia emitida por el nuevo galardonado, Juan Manuel Santos, el pasado martes: “El alto el fuego sólo está vigente hasta el 31 de octubre”.

 

Esa advertencia descolocó a su compañero de viaje a Oslo, el líder narcoterrorista Timochenko, que se preguntó públicamente si eso significaba que el presidente los mandaba de nuevo al monte a guerrear. “Me pregunto cuánto habrá influido Kerry en este premio”, insiste Mackenzie, “ya le dieron la medalla a Obama en el pasado…”

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Premio Nobel prematuro de la Paz

 

Por John Carlin

El País, Madrid

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/07/colombia/1475850710_896240.html

7 de octubre de 2016

 

Juan Manuel Santos debió llegar a un acuerdo con Álvaro Uribe antes de ser galardonado

 

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha ganado el premio Nobel por haber hecho la paz con las FARC. Pero aún no la ha hecho con Álvaro Uribe, su antecesor en la presidencia y principal opositor al tratado firmado con la guerrilla. Hasta que los dos se pongan de acuerdo no se puede hablar del fin definitivo de una guerra civil que ha durado más de medio siglo.

 

Una vez más el aplauso de la comunidad internacional ha resultado ser prematuro. La primera fue el 26 de septiembre en Cartagena de Indias cuando los jefes de Estado de América Latina, el secretario general de la ONU Ban Ki Moon, el secretario de Estado estadounidense John Kerry y docenas más de eminencias globales fueron testigos de la firma del acuerdo de paz. Seis días después la ciudadanía colombiana, o una ligera mayoría entre el 40 por ciento del electorado que se tomó la molestia de votar, rechazó el acuerdo en un plebiscito.

 

Como líder casi en solitario de la exitosa campaña por el “no”, Uribe tiene en sus manos ahora el destino de su país. O al menos depende de él si se llega a un acuerdo de verdad con las FARC o si los tambores de guerra vuelven a sonar; si Santos llega triunfante a Oslo en diciembre a recibir su Nobel, o si acaba haciendo un espectacular ridículo.

 

El acto de Cartagena fue como vencer en la semifinal de un torneo y pensar que la final ya estaba ganada. La final, es decir el plebiscito, se perdió. O así parecía. Resulta que ahora hay prórroga. Aún existe la posibilidad de un feliz resultado, de que se justifique la decisión acelerada de los escandinavos de otorgar el trofeo de paz al presidente Santos.

 

Consistiría en que Uribe diese su bendición a una versión modificada del acuerdo firmado en Cartagena que resulte ser aceptable tanto para los líderes de las FARC como para Santos. En tal caso el resultado del plebiscito se volvería irrelevante y, tras un voto en el Congreso colombiano a favor de sellar la paz, se empezaría el proceso para el desarme de la guerrilla.

 

Se ha iniciado esta misma semana un segundo proceso de negociaciones, esta vez entre el gobierno de Santos y los fieles de Álvaro Uribe, tras el primero que duró cuatro años en la Habana entre el gobierno y las FARC. Ahora parece que cuentan con menos de un mes para dar con una solución. El martes, dos días después del plebiscito, Santos anunció que el actual cese al fuego con las FARC tenía el 31 de octubre como fecha límite.

 

Ya que para Uribe de lo que se trata es menos una cuestión de principios que de vanidad personal, ya que le provoca una envidia lacerante que Santos pase a la historia como el artífice de la paz y él no, mucho depende ahora de cómo el expresidente responda a la noticia de que su adversario ha ganado el Nobel. Para Santos representa un golpe de moral tras el varapalo del plebiscito; para Uribe representa un varapalo tras el golpe de moral que representó la victoria de su campaña por el no. La cuestión ahora es si el dolido Uribe se enroca en su postura antiacuerdo o si un Santos fortalecido obliga a Uribe a ceder lo suficiente en las actuales negociaciones para que todas las partes, pero principalmente las FARC, queden satisfechas y se pueda proceder a poner fin a la guerra de una vez y por todas.

 

La pena, quizá, es que los que deciden el premio Nobel de la Paz no hubiesen podido esperar unas semanas más para hacer el anuncio. Se le podría haber insinuado a Uribe que si llegaba a un acuerdo con Santos le darían el Nobel conjuntamente a los dos. Existe un precedente: cuando se lo dieron a Nelson Mandela y a Frederik de Klerk, el último presidente del apartheid, en 1993. A Mandela no le gustó, pero se lo tragó para el bien de su país. Santos podría haber hecho lo mismo. Empachar el voraz ego de Uribe no hubiera sido un precio demasiado alto para asegurar la paz.

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Los noruegos castigan la voluntad popular colombiana dando el Nobel de la Paz a Santos

 

Ok Diario, Madrid

http://www.okdiario.com/img/2016/06/23/farcn.jpg

7 de octubre de 2016

 

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recibirá el Premio Nobel de la Paz por su labor en busca del fin de la violencia en el país, tarea sin embargo no respaldada por los ciudadanos por las concesiones a los narcoterroristas incluidas en el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

 

Santos era favorito en las quinielas contando con que el plebiscito le diera la razón. Al no ser así, empezaron a barajarse otros nombres. Finalmente, ha saltado la sorpresa: reconocimiento para la persona que quiso acabar con décadas de guerra amnistiando a criminales y otorgándoles escaños. Ahora, deberá intentarlo de otra forma.

El Comité Nobel Noruego admite no entregar por los hechos sino por los “resueltos esfuerzos” del mandatario por dejar atrás un conflicto “que ha costado la vida a al menos 220.000 personas y desplazado a cerca de 6 millones” y “en homenaje a un pueblo que, a pesar de todos los abusos sufridos, no ha perdido la esperanza”.

 

Para los encargados de la decisión, Santos, pese al fracaso, encarna “los criterios y el espíritu de la voluntad de Alfred Nobel”. La directora y portavoz, Kaci Kullman Five, el dirigente ha sido una destacada figura “instrumental a sabiendas de lo controvertido” del asunto que tenía entre manos, valorando también que diera la palabra a los gobernados. Esta edición se habían presentado 376 candidaturas (cifra récord), de las que 148 eran organizaciones y 228 eran personas.

 

“Es hora de la paz”

 

El presidente de Colombia ha agradecido en un comunicado oficial el haber sido galardonado con el Nobel de la Paz. “Esta mañana muy temprano me despertó mi hijo Martin para contarme la decisión del Comité Noruego de otorgarme el premio Nobel de Paz”, comenzaba el comunicado. “Agradezco infinitamente y de todo corazón esta honrosa distinción. La recibo, no a nombre mío, sino a nombre de todos los colombianos, en especial a las millones de víctimas que ha dejado este conflicto que hemos sufrido a lo largo de más de 50 años. Colombianos, este premio es de ustedes”, continuaba.

 

A continuación ha querido señalar su voluntad de seguir adelante por la senda marcada por los colombianos, que dijeron ‘no’ al acuerdo firmado con las FARC, y Santos dijo que “es por las victimas – y para que no haya una sola víctima más, un solo muerto más—que debemos reconciliarnos y unirnos para culminar este proceso, y comenzar a construir una paz estable y duradera”. El discutido Nobel de la Paz al presidente colombiano ha copado la mayoría de comentarios en prensa y redes sociales durante todo el día. Santos ha querido agradecer también a las personas que “tanto han contribuido a que estemos a punto de lograr esa paz tan anhelada, a los negociadores de ambas partes, y a tantas otras personas e instituciones que nos han apoyado en este proceso”.

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Juan Manuel Santos: The risk-taking Colombian president who lost a peace vote but won a Peace Prize

 

By Nick Miroff

The Washington Post

https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2016/10/07/the-risk-taking-colombian-president-who-lost-a-peace-vote-but-won-a-peace-prize/?wpisrc=nl_wv&wpmm=1

October 7, 2016

 

Long before he was a Nobel Peace Prize winner, Colombian President Juan Manuel Santos learned to play poker as a student at the University of Kansas, then went on to develop a reputation as a political gambler. His six-year push to secure a peace treaty with Colombia’s FARC rebels at times resembled a high-stakes game of Hold ‘Em, with Santos’s more conservative rivals playing on his right and the guerrillas on his left. With his country’s future and his presidency on the line, Santos went all in. He took a carefully crafted, hard-fought, freshly signed pact to end Colombia’s 52-year war, and bet the whole thing on a voter referendum last Sunday.

 

Its defeat left Santos politically depleted and plunged Colombia into crisis. The polls, predicting an easy win, had bluffed him. Santos’s powerful opponents managed to convince a slim majority of voters that the president had made a bad deal that was too soft on the widely despised guerrillas.

 

Santos got a new card to play Friday from a Nobel committee that wanted to recognize his peacemaking efforts anyway. What’s unclear is whether the award will matter enough in Colombia to keep the deal from falling apart in the coming weeks as Santos maneuvers to save it. “Colombians, this prize is for you,” he said in a nationally televised address Friday morning. “I accept the award with great humility and as an assignment to keep working for peace.”

 

Colombians already knew that much of the world was behind Santos’s efforts to close the deal with the Revolutionary Armed Forces of Colombia, or FARC, that would extinguish a conflict that has killed 220,000 over the past half-century. Santos had the support of the Obama administration, the United Nations, the European Union and Pope Francis — an immensely popular figure in heavily Catholic Colombia.

Voters sided against him anyway.

 

The same personality traits that allowed Santos, 65, to achieve what no other Colombian leader had been able to —  make a deal with FARC — were the same qualities that led to his fiasco Sunday, according to longtime friends and current and former officials who have worked with him. They characterize him as preternaturally upbeat and supremely confident in his own abilities, two attributes that, in a gambler, can lead to an overplayed hand. The patrician son of a Bogota family that published El Tiempo, Colombia’s leading daily newspaper, Santos served in Colombia’s navy, then went to Kansas to study business and economics. After earning graduate degrees from the London School of Economics and Harvard, he worked his way up the ranks of Colombian politics.

 

As a president, Santos often spoke up for the plight of Colombia’s poor, pitching the peace deal as a critical step to bridging the country’s class divisions. But his upper-crust origins at times seemed to leave him out of tune with street-level sentiments. With his approval ratings sinking in his second term, Santos said in an interview with The Washington Post that the political costs of pursuing the peace accord had been “enormous.” “They warned me five years ago that making peace was totally different from what I had been doing as minister of defense,” he said. “When I was defense minister I was very popular, and now that I’m president I’m unpopular because I’m trying to make peace.”

 

Santos’s political archrival and the man who led the opposition to the peace accord, former president Álvaro Uribe, is the one dealing right now. He wants to renegotiate the accords to get tougher terms for FARC leaders who have long insisted they have no interest in an accord that looks like a surrender, or would send them to prison. Santos’s defeat at the polls Sunday seemed to put Uribe in the driver’s seat. If Uribe pushes for a deal that the rebels can’t accept, the peace accord could crumble. If he and the guerrillas can reach a compromise, he, more than Santos, would play the peacemaker role. But Friday’s Nobel Prize “moves the dial back toward Santos,” said a source involved in the negotiations, who spoke on the condition of anonymity because of the fragile state of the talks. “This solidifies international support and puts extra weight on Uribe to not be the guy who kills the peace. Whether it’s enough, or whether Uribe will see it that way, is another story.”

 

Santos and Uribe met at the presidential palace for the first time in six years Wednesday, but they have yet to agree on a path forward or which elements of the peace deal could be rewritten. FARC leaders say they are more committed to ending the war than ever, but they’re in Havana, where talks were held, awaiting the Santos government's next move. “The prize is richly deserved,” said Michael Shifter, president of Inter-American Dialogue, a Washington think tank. “But in this case, as when Obama received the award in 2009, it is more aspirational than recognizing lifetime achievement.”

 

“Many Colombians will be proud and cheer the decision, which would give Santos a much-needed boost,” Shifter said. “Others will resent Santos for receiving such international recognition without, in their view, having accomplished anything, and in fact letting the FARC off too easily.” Shifter said the prize could make it even harder to put the process back on track, “given that the bad blood between Uribe and Santos stems from envy as much as anything else.” “Hopefully both will be magnanimous and work together to forge a national consensus on peace,” he said. "It would be a pity if this ended up being the ultimate consolation prize for Santos.”

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Los seis puntos que Uribe quiere cambiar en el acuerdo de paz

 

Por Vanesa Restrepo

El Colombiano, Medellín

http://www.elcolombiano.com/colombia/acuerdos-de-gobierno-y-farc/los-puntos-que-uribe-pide-cambiar-en-el-acuerdo-de-paz-DE5116317

6 de octubre de 2016

 

El expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez confirmó este jueves que, desde su punto de vista, el acuerdo de paz con las Farc no tiene validez jurídica y sólo podría considerarse como base para el establecimiento de un nuevo documento. En entrevista con RCN Radio, Uribe dijo que “la consecuencia es que el acuerdo es inexistente; nosotros discrepamos de lo que han dicho los de La Habana y también algunos sectores del Gobierno de que es un acuerdo especial que no se puede tocar” y agregó que las modificaciones que han propuesto deben debatirse con “urgencia y paciencia”; es decir, eliminando la fecha que puso el presidente Santos para el fin del cese al fuego. Algunas de las propuestas de Uribe:

 

1. Empresa privada y tierras

 

El senador reconoció que su alegato de que el acuerdo pone fin a la empresa privada en el país no está contenido expresamente en el texto, sino que es producto de una interpretación suya. Aún así, reiteró que es necesario renegociar las propuestas sobre zonas de reserva campesina y predial rural, porque “muchos inmuebles salen de la comercialización y eso lleva a que se extinga la iniciativa privada”. “En ninguna parte dice que se acaba la propiedad, eso lo reconozco. Me refiero a los textos que la asfixian porque en la constitución de Chávez y la plataforma de Castro, por ejemplo, nunca dijeron que se acababa la propiedad..”, agregó.

 

2. Granjas agrícolas

 

Uribe dijo que la restricción de movilidad no es suficiente para los responsables de crímenes atroces y se opuso a la amnistía para delitos relacionados con narcotráfico. “Para ser más precisos habría que reformar el artículo 60 (de la constitución) y remitirse al tema de granjas agrícolas”, dijo en diálogo con RCN.

 

3. Alivio judicial para integrantes de la Fuerza Pública

 

El expresidente insistió en que el Gobierno debe permitir que avance el proyecto de ley que busca aliviar las penas de integrantes de la Fuerza Pública procesados por delitos. Dijo que ya hay una propuesta de su partido radicada en el Congreso, pero que si al gobierno no le gusta, puede buscar nuevas alternativas que contribuyan a ese fin.

 

4. Narcotráfico como delito conexo a los de lesa humanidad

 

El senador propuso además que se vaya más allá de lo que la Corte Penal Internacional indica, para empezar a considerar el delito de narcotráfico como conexo a los de lesa humanidad. Explicó que las características del conflicto colombiano han hecho que el narcotráfico sirva para financiar los delitos atroces y por eso es necesario endurecer las sanciones.

 

5. Sí extradición pero con penas en Colombia

 

Tal vez la mayor objeción que Uribe tiene con este acuerdo es la elegibilidad que mantienen los responsables de crímenes de lesa humanidad. Para el expresidente esta situación va en contra de las leyes. En ese sentido, propuso que se reconsidere el marco jurídico para la paz aprobado en su gobierno. “Quienes defienden la elegibilidad, ¿hubieran aceptado que Mancuso y Castaño fueran elegidos? ¿Qué le van a decir entonces a los de la Parapolítica y el Proceso 8.000 que no pueden ser elegidos”, cuestionó Uribe. Dijo además que prohibir la extradición y extender los beneficios jurídicos a las familias de los guerrilleros y cabecillas puede favorecer la impunidad. “Que no los extraditen está bien, pero pilas con la Farcpolítica, porque hay casi impunidad total para ellos. ¿Cómo explicarle eso a 140.000 presos colombianos que perdieron su elegibilidad?”, agregó. Y resumió su posición sobre el tema diciendo: “Que les perdonen la extradición pero si hay sanción en Colombia”.

 

6. Menos beneficios electorales

 

Otra de las objeciones del líder del Centro Democrático es que se entregue financiación y canales de difusión a las Farc. “Las curules para ellos pueden ser 26 porque en las circunscripciones especiales no hay quien compita contra ellos. Eso no es problema, si no se consideran elegibles a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Pero ¿cómo les van a dar ese dineral para financiar campañas cuando no les han exigido que entreguen el dinero del narcotráfico?”, dijo. Uribe agregó que para los demás partidos, que cuentan con espacios de intervención puntuales en cada medio de comunicación, será muy difícil competir contra 31 emisoras de las Farc y por eso consideró que debe revisarse el esquema de participación política.

 

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brahim...@gmail.com

unread,
Oct 9, 2016, 2:30:53 PM10/9/16
to TODO POR LA PATRIA. OPINIÓN LIBRE COLOMBIA

NOS QUIEREN ROBAR LA VICTORIA!

El mecanismo que escogió la presidencia de Colombia para  que el Constituyente Primario refrendara o negara el acuerdo firmado por Santos con la Farc, TOTALMENTE CONVENCIDO DE GANAR COMO UNA APLANADORA, usando el dinero de nosotros, los contribuyentes, fue un mecanismo de TODO o NADA.

Y Colombia se pronunció… y dijo NADA!! Negado el acuerdo EN SU TOTALIDAD, porque así lo quiso el gobierno! …. Y PERDIERON LOS QUE NOS QUERIAN PONER DE RODILLAS ANTE LA BANDA TERRORISTA FARC.

El resultado no podía ser más claro, pero desafortunadamente los líderes del NO, a nivel político, nunca pensaron en ganar… y ahora esta anonadados, cogidos por sorpresa y reculando ante el contra-ataque de la maquinaria Marxista y el Gobierno corruptor de Santos.

Así, se dan las tales “marchas por la paz” que se supone son espontaneas manifestaciones del pueblo, pero resulta evidente que son MECANISMOS BIEN ENGRASADOS DE PRESION SOCIAL que están siendo pagados por “alguien”. No de otra manera se explica que lleguen caravanas de buses de distintos sitios a ciudades-noticia cono Bogotá, Cali o Medellín.

Además: las amenazas. Iniciando por la de Santos al dar una fecha fatal de terminación del ”cese al fuego”, del 312 de Octubre, siendo que él sabe muy bien, más que nadie, que simplemente por su voluntad puede prorrogarlo el tiempo que quiera, porque es parte de su función Constitucional.

Siguiendo por la de algunos jefes de partes de la BANDA TERRORISTA FARC que dicen que se devuelven a la guerra. Que lo hagan, si son tan brutos, y se arriesguen a ser muertos por la Fuerza Pública, que es la violencia legítima del Estado

Y sigue la ofensiva mediática, con los “formadores de opinión” que siguen haciendo eco a quienes les pagan, o confundiendo sus deseos con el texto de los acuerdos (los que estoy totalmente seguro que NO LOS HAN LEIDO), porque me costó muchísimo trabajo hacerlo y comprenderlo, pues fue escrito expresamente para ser ilegible, incomprensible e indigerible.

Y continua con los POLITICOS CORROMPIDOS con la mal llamada “mermelada” que siguen tratando de acomodar la aplastante derrota, en una victoria a punta de reinterpretaciones, falacias, viles mentiras o explicaciones “doctas” sin ningún respaldo, como decir que los que votamos NO somos unos ignorantes trogloditas guerreristas que solo queremos violencia.

Le toda al presidente Uribe el ponerse las pilas, superar su propio estupor por la victoria alcanzada, exigir las consecuencias lógicas de la misma: renuncia de los negociadores previos porque ellos mismos declararon que “no pueden obtener nada mejor”; poner las condiciones claras e inmodificables de NO IMPUNIDAD; NO SUSTITUCION DE LA JUSTICIA NACIONAL; NO INJERENCIA DE PAISES, ORGANIZACIONES O PERSONAS EXTRANJERAS (que como verán si leen el análisis del premio nobel a Santos en la dirección que les anexo, sabrán que es por pactos económicos obteniendo ventajas en la explotación de nuestros recursos energéticos: https://groups.google.com/forum/#!msg/todoporlapatria/wASyx5AFoH4/uhvj4_AjBgAJ.

NO ASIMILACION DE LAS FARC A OTRO ESTADO QUE NEGOCIA EN IGUALDAD DE CONDICIONES CON NUESTRO GOBIERNO. NO ELEGIBILIDAD AUTOMÁTICA PARA NINGÚN MIEMBRO DE LA BANDA TERRORISTA FARC. NO FINANCIACIÓN ESTATAL DE SUS ANDANZAS, NO DIFUSION, POR EL ESTADO, DEL CREDO MARXISTA. NO EMISORAS GRATIS NI AUTOMATICAS, NO ZONAS DE PRIVILEGIO POITICO ELECTORAL. NO IDEOLOGIA, NI LENGUAJE, DE GENERO. DECLARARSE VICTIMARIOS DE COLOMBIANOS Y NO VICTIMAS DE LA SOCIEDAD. CONTAR TODA LA VERDAD Y REPARAR A LAS VICTIMAS CON SUS PROPIOS RECURSOS OCULTOS EN LAS SELVAS COLOMBIANAS O EN LAS SELVAS FINANCIERAS MUNDIALES. ENTREGA REAL Y EFECTIVA DE LAS ARMAS (no ese cuentico de que haremos dejación y nadie sabe qué es eso). LIBERACION DE LA TOTALIDAD DE LOS SECUESTRADOS Y LOS MENORES RECLUTADOS. Y ESTO ES APENAS ENUMERATIVO, NO TAXATIVO, PORQUE ya el acuerdo firmado murió, NO EXISTE, FUE NEGADO!.

Lo que se puede conceder, sin entregarle el país a una ideología extraña a nuestro carácter y tradiciones, sin modificar nuestra Constitución ni sustituirla, sin violar lo pactado en el Estatuto de Roma, que es la nueva realidad que no existía cuando el M19 se desmovilizó, sin burlar a la ciudadanía, eso se puede conceder: seguridad física y jurídica para los que se acojan al proceso; castigos disminuidos para los culpables de los crímenes más atroces, no amnistiables, a través de nuestra propia jurisdicción y NO creando órganos nuevos que sustituyan o sobrepasen nuestras instituciones, por malas que ellas sean. Acompañamiento integral y ayuda para la reinserción a la sociedad a las bases de la BANDA TERRORISTA FARC, etc.

Ahora que Santos ya tiene el nobel de la paz, se le acabó la urgencia de ceder ante todo lo que dijera la BANDA TERRORISTA FARC, por lo que debe ser muchísimo más fácil salir a negociar con sus jefes la salida de las vías violentas y la entrada a la vida legal de la sociedad, pero respondiendo ante ella por sus crímenes de guerra y de lesa humanidad. Y Santos, debería ser consecuente con las declaraciones públicas que dio a la prensa, cuando está seguro que iba a barrer a la oposición y dijo … si llegara a ganar el no…. Pues tocaría renunciar”. Que renuncie y se vaya a dar conferencias bien pagas por el mundo que le quiere creer su carreta.

 

Brahim N Kattan C., Md

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