Un cuento de hadas
La invalidez lo tenía
derrotado. Sin la vivacidad de sus años anteriores a la enfermedad que le atacó
la columna vertebral.
Nada esperaba ya de sí, y menos de la vida. Un hada se le
presentó una noche y prometió cumplir su deseo.
Sin dudar el inválido dijo: -Quiero volver a enamorarme. Lo
dijo sabiendo que los genios y las hadas logran realizar deseos pero que los
mismos se pagan, no son regalos.
-¿Seguro? preguntó el Ada.
-Seguro, dijo sin
titubear el habitante de la silla de ruedas.
Poco tiempo después una bella mujer se hizo
presente en su vida. Comenzó como enfermera, lo ayudó a caminar y él enamorado
como estaba fue logrando cada cosa que le pedía. Debía poder andar, se le hizo
absolutamente necesario.
Cuando se pudo sostener sobre sus pies le dijo: -Te
quiero. Ella con suavidad lo abrazó y al oído le susurró: -Yo más.
Fue un amor fulminante, sostuvieron un tsunami
pasiones. Hasta que se quedaron sin dinero. Fue necesario que ella volviera a retomar
su trabajo de enfermera con otro lisiado.
Cada vez que salía a trabajar él se paraliza, no
podía con su vida miraba la silla de ruedas con ganas de que su morena volviese
a cuidarlo. El tiempo que pasaba hasta la vuelta del amor de su vida era insoportable.
Ahí comprendió el precio de la realización de su deseo.
C.H.
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El mié., 9 de ene. de 2019 a la(s) 11:49 AM, César Hazaki<cesar....@topia.com.ar> escribió: