"Nennito" <Nen...@UNTARANTANTANya.com> escribió en el mensaje
>
> !!! Muuuchassssss graciassssss por tú patrocinioooooooo !!!
>
>
>
> ************* MI ROPA INTERIOR ***************
>
> Autor: Rocio
>
>
> Hola, primero quiero presentarme, mi nombre es Rocio ; tengo 40 años, ya
> casi los cumplo en pocos días, Soy Ingeniera Comercial , Soy de estatura
> normal, y soy viuda con un hijo de 23 años, que se llama Antonio. Quedé
> viuda cuando mi hijo tenía 14 años. Desde entonces no he tenido nada
serio,
> sólo dos o tres escapaditas con un amigo de la escuela y también casado.
> ¡Ah, y mis habituales masturbaciones cada dos o tres días!, si el tiempo y
> el cansancio me lo permiten, claro.
> Esto que estoy escribiendo nadie lo sabe, pues todos creen que somos madre
e
> hijo, incluso él tiene una novia; es una chica muy bonita tiene 18 años y
ha
> empezado a estudiar la misma carrera que mi hijo, la Ingeniería Civil.
Nadie
> sabe nada de lo nuestro y me voy a atrever a contárselos, pues el
anonimato
> ayuda, ¿cierto?, y más que eso, la represión de no poder contárselo a
nadie,
> y esto es un volcán que debe explotar y eso estoy haciendo.
> Voy a contar de cómo empezó esta relación de madre-hijo. Empezó hace ya
> cuatro años, cuando mi Antonio cumplió 19 años; en realidad inició tiempo
> atrás, cuando encontré un calzón mío fuera del cesto en que siempre pongo
mi
> ropa interior, me llamó la atención que estuviera tirado a un lado, lo
tomé
> y estaba húmedo, no sabía por qué y cuando lo olí y pude percibir el olor
> del semen, me asusté hasta la locura, salí corriendo tras él, que lo había
> encontrado en las escaleras, pero no pude alcanzarlo. No podía ser otro
> quien había depositado su carga seminal en mi ropa interior, más que él;
> estuve furiosa, creo que lo hubiera abofeteado para luego preguntarle.
> Lloré como una tonta. Era viernes así que había una buena dotación de
> pantaletas y brasieres en el cesto; hurgué en él y pude encontrar huellas
de
> semen tanto en mis calzones como en mis sostenes y medias; ¡no podía ser,
mi
> hijo se masturbaba con mi ropa interior!... Mientras revisaba las prendas
> pude sentir claramente como se mojaba mi pantaleta; sacudí mi cabeza, ¡eso
> no podía estar pasándome, me excitaba el olor del semen de mi hijo!... Me
lo
> imaginaba con mis prendas interiores en sus manos, oliéndolos y
restregando
> su verga en ellos hasta terminar lanzando su chorro espeso en mis prendas.
> ¡Era la locura!, traté de evitar esos negros pensamientos, y desnudándome,
> entré a darme una ducha bien fría, con la idea que eso me tranquilizara,
> tanto mi rabia como la excitación que sentía. Pero estaba demasiado
> excitada, y terminé pajeándome como loca.
> Cuando Antonio regresó, casi a las once de la noche, yo había estado
> esperándolo en la sala con la sola idea de reclamarle, pero me había
> dormido; cuando me despertó con un beso en la frente, lo abracé y no le
dije
> nada, desde ese día empecé a mirarlo con otros ojos. ¡Cómo había crecido!,
> lo alto que estaba, su barba tipo candado, su pene que se adivinaba bajo
sus
> pantalones… ¡era una locura, era mi hijo y lo había empezado a ver como un
> hombre! Llegaba de mi oficina entre las 5 y las 6 de tarde, y ya tenía la
> pantaleta toda mojada por mis fluidos y orines; me tumbaba sobre el sofá y
> con la mano metida entre las pantimedias y el calzón, me masturbaba
pensando
> en mi hijo, pensando en cómo él iba a disfrutar de mis olores y fluidos
> impregnados en mi pantaleta; terminaba mi sesión masturbatoria y subía a
mi
> habitación y me quitaba el calzón y secaba mi húmeda vagina con mi misma
> prenda para que quedara aún más olorosa; la doblaba bien y la dejaba en el
> cestito. Antonio indudablemente la tomaba mientras yo preparaba la cena y
se
> la llevaba a su dormitorio. Me acostaba rápido y me hacía la dormida, para
> luego levantarme e ir sin hacer ruido hasta la puerta de su cuarto; como
> duermo solamente en camisón me hacía unas tremendas pajas oyéndole gemir…
Al
> día siguiente, le daba su desayuno y luego de que se iba, subía por mi
> premio, mi pantaleta, llena de su semen y tambien bello de sus partes
> intimas ; y lamiendo y oliendo mi prenda, me masturbaba otra vez… Contaré
> algo más de lo que fue sucediendo, en secuencia quiero decir. Poco a poco
> fui comprándome ropa interior más sexy, pues hasta ese tiempo sólo tenía
> calzones de algodón de esos formales que le llegan a una hasta la cintura
y
> le cubre todo el trasero; me compré tanguitas y pantaletas en varios
colores
> y brasieres que casi no cubrían mis abultadas tetas; mis pajas se hacían
más
> frecuentes, hasta en la oficina me masturbaba. El trabajo se volvía cada
vez
> más pesado pues me pasaba la mayor parte del tiempo fantaseando con mi
hijo
> y en cómo él se sacaba la leche con mi ropa interior.
> Empecé a usar camisones más transparentes y no usaba sostén durante los
> fines de semana en que estábamos en casa; y así, Antonio podía verme a sus
> anchas; sus ojos se le salían de las órbitas cuando disimuladamente me
> alzaba el camisón o la falda, tipo oficinista ceñida y alta hasta medio
> muslo, con el pretexto de rascarme una supuesta picazón. Un lunes me
atreví
> a ir más allá y ese día no dejé mi ropa interior en la cesta de la ropa
> sucia, sino que escondí mi ropa bajo su almohada. Mientras preparaba la
> cena, oía movimientos muy bruscos en el segundo piso en donde están las
> recámaras, sonreí pensando en que estaría como loco buscando sus fetiches.
> Bajó a cenar algo agitado pero no le dije nada, lo besé en la boca como
> siempre, un beso rápido, más que un beso una caricia. Luego de cenar me
> senté en la computadora a realizar algunas tareas pendientes de la
oficina,
> y caí en cuenta que Antonio me observaba muy atento.
> Mira, en casa hay un estudio que da hacia el comedor y tiene un barandal
muy
> fino, así que si una persona se pone en un lugar conveniente en el
comedor,
> puede ver desde ahí y tranquilamente la parte inferior del escritorio en
> donde está la computadora. Una ola de frío me corrió por el cuerpo y mi
> mente analizó la situación, siempre que estaba en el escritorio, mi hijo
se
> ponía en el comedor a realizar tareas o a escribir... ¡Tenía que enterarme
> que tanto se veía!, así que bajé al comedor y le pedí que fuera por unos
> cigarrillos hasta la tienda de la esquina, se fue y me puse en la misma
> posición de él y claro, se veía la silla del escritorio… Salté de la
> alegría, tenía él una vista perfecta de mis piernas y si las habría, de
mis
> pantaletas… Tomé conciencia de cómo me sentaba y claro, tengo la costumbre
> de sentarme con las piernas abiertas. Cuando sentí que abría la puerta
subí
> y me acomodé en la silla, dejó los cigarrillos a mi lado y volvió a su
> sitio. Encendí uno y crucé mis piernas, no podía ver lo que hacía pues el
> monitor me tapaba la visión, y empecé a teclear mientras abría mis piernas
> más de lo normal para permitirle una mejor visión. ¡Estaba seduciendo a mi
> propio hijo!...
> De vez en cuando me acariciaba los labios vaginales por sobre el calzón y
> tiraba de él descubriendo mi rajita llena de vellos ensortijados, tenía
los
> labios muy mojados e hinchados, deseaba una verga dentro de mí… Guardé lo
> que había hecho, apagué la computadora y me fui a mi dormitorio; él
aseguró
> la casa y subió rápidamente. Desde la puerta me dio las buenas noches y
> sentí el portazo de su cuarto, sin duda estaba algo encabronado. Esperé un
> prudente tiempo y suponiendo que estaría masturbándose como un loco, por
> supuesto recordando la visión que le había proporcionado, me fui resuelta
a
> su dormitorio. Cuando abrí la puerta trató de ocultar su verga con las
> sábanas y haciéndose el sorprendido me preguntó que quería, no respondí
nada
> y me acerqué a su lado, le di un beso en la frente, caliente por la
> excitación, metí mi mano bajo su almohada y saqué mi pantaleta, el brasier
y
> mis medias, puse todo sobre su pecho y le dije:
> - Creo que esto te hace falta, disfrútalos- Me miró con unos ojos enormes
> por la sorpresa, y trató de decirme algo, coloqué mis dedos sobre su boca
y
> salí presurosa a mi cama, en donde me masturbé tres veces hasta quedar
> dormida. La mañana siguiente, martes, mientras desayunábamos, Antonio no
> alzaba sus ojos de sobre la taza de café mientras yo seguía como si nada
> hubiera pasado, haciendo bromas y dándole pataditas por debajo de la mesa.
> Se veía muy azorado y supongo que con mucha pena, me dio el acostumbrado
> beso en los labios y salió para la Facultad. Antes que saliera de la casa
lo
> alcancé, lo abracé muy fuerte y le dije:
> - ¡Papito, no te sientas mal, mi rey; de ahora en adelante ya no tendrás
que
> tomar mis prendas interiores a escondidas, yo misma te las dejaré bajo tu
> almohada!... -, y fui más allá… -Y si quieres algo en especial, sólo
dímelo
> tesoro, así que disfruta el momento y no pienses que hay algo malo en lo
que
> hacemos. Hoy me pondré el conjunto de ropa interior negro-, él en
silencio,
> se fue a la Universidad y yo, subí a mi habitación... Llegué muy agitada,
me
> sentía mal, lloré como una estúpida… Me vestí y salí al trabajo.
> Esa noche Antonio tenía otra actitud frente a mí. En la cena me senté
junto
> a él, (siempre cenábamos frente a frente), no comentamos nada de lo
ocurrido
> luego, fui a la computadora y él se quedó donde siempre, para mirarme. No
me
> había quitado la ropa desde que había llegado del trabajo y abrí bien mis
> piernotas para que pudiera deleitarse con ellas, enfundadas en las medias
y
> en el fondo de mi entrepierna, una tanga negra. A las once de la noche, le
> dije que asegurara la casa y fui a mi cuarto. Pasó como de costumbre a
darme
> las buenas noches, esperé un prudente tiempo me quité solamente la blusa y
> sin ella, con el brasier puesto, me fui a su dormitorio; cuando entré me
> quedó mirando sorprendido, y le dije:
> - Lo prometido es deuda-, y sin más me quité el sostén dejando mis senos
al
> aire con los pezones bien erguidos por la excitación.
> Tiré el sostén sobre su cama, levanté mi corta falda y fui quitándome las
> medias, agachándome mucho y dejándole contemplar mi redondo trasero; me
las
> quité de los pies y se las tiré a la cara. Él seguía asombrado por lo que
> veía, me tocaba quitarme la tanga. Me arremangué la falda, mis blancos
> muslos quedaron ante él, mi pubis se veía abultado por lo apretado de mi
> tanga negra, la cual me la fui quitando despacio, pero justo cuando ya se
> veían mis pelitos, me di la vuelta y le regalé una panorámica de lo
nalgona
> que estoy. Con esa dosis de mi trasero y sin bajarme la falda que tenía
> alzada hasta la cintura, me acerqué a él y se la puse en la cara, obvio
que
> su mirada se centró en mi afelpado triángulo. Le di un beso y salí
sintiendo
> su mirada clavada en mi culo, que con la falda arremangada, se mostraba
muy
> impúdico y parado, por los tacones altísimos que calzaba.
> Desde la puerta le lancé un beso y lo último que le dije fue que dejara
por
> la mañana en la cesta toda mi ropa y cerré la puerta. A la mañana
siguiente,
> Antonio entró como a las 6:30, me despertó el ruido de la puerta, se
acercó
> a mí me dio un beso, se retiró hasta la cesta de ropa y dijo:
> - Voy a poner esto aquí, ¿si?-
> - No-, dije rápidamente; - tráeme eso acá-
> - Pero es que… -, no le dejé terminar y volví a sentenciar:
> - TRAÉLOS ACÁ- Un poco apenado se acercó y me los estiró, ¡que emoción!
> Debió haberse hecho por lo menos una docena de pajas, las medias estaban
muy
> húmedas al igual que el resto de las prendas; las tomé y me las llevé a la
> nariz:
> - ¡¿Pero que haces mamá?!-, me replicó.
>
> - Nada-, le respondí; -a ti te gustan mis olores, pues a mí me gustan los
> tuyos. ¿Lo disfrutaste?-
> - ¡Estuvo muy bien!-, giró y salió rapido de la habitación.
> Sentía el aroma de su semen en mis prendas interiores. Mi vagina estaba
tan
> lubricada que las piernas se resbalaban entre sí. Ni siquiera pude ponerme
> la mano sobre el clítoris cuando sentí la catarata de mi orgasmo... Fue
> fabuloso, pero me sentía mal, me estaba masturbando oliendo el semen de mi
> hijo, y me calentaba el hecho de haberme exhibido. ¡Era una puta con todas
> sus letras en mayúsculas! Bajé, desayunamos juntos y se fue. Esa noche yo
> tenía un trabajo enorme, así que llegué, me quité la blusa y falda del
> uniforme, quedándome con brasier, pantaletas y medias, me puse un camisón
> encima, sandalias y me senté a la computadora después de preparar la cena.
> Antonio llegó, me besó igual que siempre y le indiqué que la cena estaba
> lista. La calentó me trajo la mía al escritorio y fue a ubicarse en su
sitio
> favorito. Tanto era el trabajo que ni me acordaba que él estaba allí y que
> debía haberme estado observando.
> Serían las 11:30 cuando se acercó, me dio un beso y me dijo que se iba a
> dormir, acaricié sus manos le di un beso y volví a lo mío. No sé cuánto
> tiempo pasó cuando escuché su voz diciéndome que YA SE IBA A DORMIR; le
> lancé un beso en señal de despedida y volví a mi trabajo, volví a oír lo
> mismo y ahí recordé mi promesa de darle yo misma mis prendas íntimas.
Hacía
> frío, así que le pedí que me trajera un chal para cubrirme los hombros.
> Cuando regresó terminaba yo de quitarme las pantaletas y la intercambié
por
> una leve colcha que traía en sus manos.
>
> - Gracias papacito, hace frío-
> - Si mamá hace mucho frío, no trabajes hasta muy tarde. ¡Ah, y gracias!-
> - Si perdona, por estar metida en esto, no me acordé de lo tuyo, seguro
que
> estabas esperando y no me decías nada-
> - Ay mami, me da pena-
> - Bueno, pero ya los tienes en tus manos así que ve y mánchalos con tu
rica
> lechita-, no me dijo nada y seguí en el trabajo.
> No habían pasado ni veinte minutos, cuando se presentó de golpe a mis
> espaldas y me entregó mis prendas íntimas.
>
> - Está caliente aún mamá, pensé que así lo querías-, me quedé muda y lo vi
> alejarse.
> Era cierto, hasta me manché la mano; parece que se había pajeado en la
> puerta pues aún estaba caliente. Apagué la computadora como pude y salí
> disparada a mi habitación, allí me tumbé sobre la cama y mientras lamía la
> parte del dorso de mi mano que había quedado impregnada de semen,
restregaba
> mi pantaleta con furia sobre mis labios vaginales tratando de mancharlos
con
> su lechita que desaparecía absorbido por los tejidos de mis prendas y por
mi
> ensortijado pubis. Intuí que mi hijo estaba tras la puerta de mi recámara,
> oyendo a la puta de su madre berrear como perra en celo, así que aumenté
de
> tono mis gemidos y me vine entre gritos de morbo y felicidad. Me quedé
> atontada por lo intenso de mi orgasmo, después de cinco minutos, me
levanté
> y caminé al baño a asearme, cuando regresé a mi cama Antonio abrió la
> puerta.
>
> - ¿Qué tal mami?-, tartamudeando le respondí:
> - Riquísimo mi vida, gracias ha estado muy bien-, cerró la puerta y se
fue.
> El trabajo avanzaba bien pero yo podía concentrarme en lo que hacía, hasta
> me llamaron la atención preguntándome si me sentía enferma. Jueves, qué
> jueves. La PC de la oficina se paró por un maldito virus, menos mal que
> tenía casi todo respaldado en mi casa, así que salí a mediodía a trabajar
> allá. Me quité la ropa totalmente y sólo me puse una batona larga y con
una
> abertura en la parte del centro, y a trabajar se ha dicho. Antonio llegó
> como a las diez de la noche, muy tarde, me dijo que le había ido mal en un
> examen y que se pondría a estudiar pues tenía otro el viernes.
>
> - Si cariño le dije, a mi también me fue mal-
> - Mamá es que... -
> - ¿Si mi vida?-
> - Es que no puedo concentrarme, podrías este…este... prestarme digo…si no
es
> mucho pedir-
> - ¿Qué papito?-
> - Tus… -
> - ¡Ah, si!... Están sobre mi cama, y luego déjalos ahí mismo para mí,
¿si?-
> - Claro mamita-, me besó y seguí trabajando.
> Me acosté como a las tres de la mañana, muy cansada que casi ni tomé en
> cuenta mis chorreantes prendas. Sonó el despertador como a las siete,
salté
> de la cama y corrí a despertar a mi hijo. Desnudo y medio dormido se metió
a
> la ducha, y como me hacía pipí, me senté a orinar mientras se bañaba. ¡Qué
> excitada me sentía!, estaba muy cómoda meando en el baño del cuarto de mi
> hijo mientras se bañaba, me parecía muy normal. Terminé y salí a prepárale
> el desayuno. En el trabajo se complicaron más las cosas, los accionistas
> querían un reporte completo y entre esto y lo otro llegué a casa como a
las
> doce de la noche. Previamente le había llamado a mi hijo para avisarle y
de
> paso preguntarle cómo le había ido en el examen, me dijo que bien pero que
> había sido muy largo.
> Llegué y fui directamente a su cuarto lo encontré dormido había un plato
> sobre su mesita de noche, mi rey había cenado sólo. Cuando encendí la luz,
> casi me caigo de espaldas, tenía una tanguita mía a medio muslo, su verga
> estaba flácida pero era muy bonita, era la primera vez que la veía, su
mano
> sostenía mi brasier. ¡Qué cuadro más cachondo! Empecé a chorrearme como
una
> puta, me acerqué más para poder ver mejor y hasta lo toqué un poquito; mis
> manos sudaban mi respiración era entrecortada y el corazón parecía
> querérseme salir del pecho.
> Levanté mi falda, me bajé las pantimedias junto con el calzón y me
masturbé
> ahí mismo como loca, gimiendo duro como para despertarlo; afortunadamente
ni
> el grito que di al terminar lo despertó. Más calmada tropecé en sus
> pantalones y casi me caigo, vi sus ojos muy abiertos cuando me descubrió
con
> la falda levantada, las medias y el calzón a media pierna, se dio cuenta
que
> tenía mi tanga puesta y trató de taparse, balbuceando le dije:
> - Venía a verte y a dejarte lo que te prometí-, y con toda mi putería,
> terminé de quitarme mis prendas.
> Lo besé dejándolas sobre su pecho, y al inclinarme a besarlo, me subió un
no
> sé qué, tal vez el olor de vagina o del calzón era muy fuerte, así que
volví
> a tomar mi ropa interior y él me dijo:
> - ¿No me los vas a dejar?-
> - Es que... huelen muy mal he estado todo el día con ellos y huelen a
tigre-
> - Mejor mami, así me gustan más-, y se tocó la verga.
>
> - Bueno, está bien-, le dije. -Hasta mañana- Cuando salía su voz me
detuvo:
> - Espera mamita-
> - ¿Qué?-, respondí.
>
> - Te falta el brasier-
> - Ah, se me olvidaba- Me abrí la blusa para quitármelo y lo vi con mi
calzón
> en la mano izquierda pegándolo a su nariz y con la derecha haciéndose una
> paja rapidísima. Mis senos oscilaron inquietos al quedar al quedar al aire
> libre.
>
> - Ponlo aquí-, me gritó mirando su verga.
> Le acerqué mi prenda sin dejar de mirar esa verga como hipnotizada, y en
eso
> soltó el primer chorro de caliente y espesa leche, parte me bañó la mano,
el
> siguiente cayó en la copa del brasier, así como el posterior chisguete… Yo
> parecía autómata, con la falda levantada mostrando mi peluda vagina y mis
> tetas con los pezones erectos y duros.
>
> - Gracias mamá-, decía Antonio con la voz entrecortada. Salí del trance.
>
> - No es nada mi vida, ¿lo disfrutaste?-
> - ¡Uy!...
>
> - Pues me alegro-, le quité el brasier para llevarme mi premio.
>
> - Espera mamita-, tomó mi pantaleta y se limpió la verga y me la entregó.
> Salí cerré la puerta y mi boca se dirigió a mi mano derecha que tenía el
> primer chorretón de leche, la sorbí, la lamí y me la tragué; nunca había
> probado el semen y era delicioso, pues aún estaba caliente. Corrí a mi
> cuarto, me tumbé y me masturbé hasta quedarme dormida.
> Al despertar estaba aún vestida como la noche anterior, la falda levantada
y
> las tetas al aire; Antonio estaba parado frente a mí mirándome.
>
> - Hola cariño-, traté de taparme pero era imposible, estaba hecha un nudo.
> Opté por levantarme y me encerré en el baño, tenía la vejiga llena; me
senté
> a orinar y Antonio entró al baño.
>
> - ¿Si mi rey?, ¿querías algo?-, le dije mirándolo a los ojos y aún sentada
> en la taza.
>
> - Mami, lo que pasa es que.... -
> - ¿Qué papito?-, contesté cuando un chorro potente de orina incontenible
> salía de mi meato y se estrellaba contra las paredes del sanitario.
>
> - No, no es nada mami-, y salió.
> Me metí a la ducha y cuando bajé a preparar el desayuno, le encontré muy
> atareado en la cocina, hirviendo leche y preparando unos huevos con jamón;
> había pan caliente sobre la mesa y otras cosillas más.
>
> - ¡Guau, mami!... ¡Qué bien estás!... Ven está listo todo-, y señaló la
> mesa.
> Me había puesto un mini vestidito color negro que me llegaba hasta más
> arriba de medio muslo, No me había puesto medias y traía un calzón blanco
y
> sin brasier. Lo besé y girando rápido para levantar el vuelo del vestido
me
> senté frente a la taza de humeante leche con chocolate, «Seguro, que ya,
me
> vio las pantaletas», pensé.
> Mientras desayunábamos reíamos de todo pero no tocábamos para nada los
> incidentes de los días previos. Pero me atreví a preguntarle.
>
> - Hijo, ¿qué es lo que querías preguntarme en el baño?-
> - Bueno mamá, no era precisamente una pregunta, era que… Bueno yo… Quería
> saber si podrías... -, y calló.
>
> - ¿Qué papito? Yo te dije la otra vez que me pidieras cualquier cosa, lo
que
> fuera, ¿o no es así?-
> - Si mamá pero no sé como pedírtelo... -
> - Bueno dilo ya que me tienes en ascuas... -
> - Quería pedirte que me dejaras ver… -
> - ¿Que cosa mi rey?... ¿Desnuda?, si casi ya me has visto así-, le dije.
> Mi alma se contraía de la emoción pensando en lo que me pediría, pero,
> ¿sería capaz de cumplirle?
> - Pues quería saber si me dejarías verte, es que no sé como es la vagina
de
> una mujer... -, me soltó.
>
> - ¡Ah, era eso!... ¿No has visto revistas o películas en donde las
> muestren?-
> - Si pero no es lo mismo, nunca he visto nada en vivo-
> - Está bien hijo, pero vamos a la sala- Después de desayunar, tomé de la
> mano a Antonio y caminamos; contoneaba mis nalgas como nunca; llegamos y
me
> senté en el sillón, alcé mi vestido y me quité el calzón que ya estaba
súper
> lubricado, abrí mis piernas y mis labios hinchados se abrieron.
>
> - ¡Ven acá y arrodíllate para que puedas mirarme toda!-, le dije.
> Presto y solícito lo hizo, mi corazón no cabía en el pecho le iba a
mostrar
> mi vagina a mi propio hijo. Saqué fuerzas no sé de dónde, me abrí los
labios
> de mi puchita y él abrió los ojos desmesuradamente.
>
> - ¿Ves?-, le indiqué. -Es así, abierta, y aquí es donde las mujeres
sentimos
> más placer-, dije mostrándole el botoncito o la pepita del placer.
>
> - Mamá, ¿y cómo hacen las mujeres para masturbarse?-, preguntó.
>
> - ¿Quieres que te muestre?-
> - Si mamita, estoy loco por saberlo-
> - Pero hay dos condiciones… -
> - ¿Cuáles, mamá?-
> - Primero, que nada de esto se sepa-
> - Si… -
> - Y segundo, que cuando quieras saber más, me lo pidas sin rodeos. Quiero
> que aprendas antes de tener relaciones con cualquier chica, ¿ok?-
> - Está bien, mamá- Empecé la tocarme el pubis pasando mis dedos por mis
> vellos, fui bajando luego a mis muslos por la parte interior para pasar
> luego a tocarme los labios vaginales muy suavemente. Antonio no perdía
> detalle de aquello, me levanté ante su incrédula mirada de asombro y me
> quité el vestido, quedándome totalmente desnuda pues no tenía brasier.
Volví
> a sentarme y continué con mi estimulación, mientras el dedo medio de mi
mano
> derecha volaba entre los labios de mi cuevita tocándome el clítoris, mi
> izquierda estrujaba mis senos. No pasaron ni dos minutos y me vine
tensando
> mis piernas, fue un orgasmo fenomenal. Cuando recobré el aire y la
> conciencia me sentí muy mal, me sentí avergonzada haberme masturbado
delante
> de mi hijo, desnuda y más aún, venirme como una puta.
> Cuando mi respiración se normalizó un poco, abrí los ojos y me encontré
con
> la mirada de Antonio, el rubor en su cara denotaba la excitación que tenía
y
> el bulto que se formaba en su pantalón era digno de una película porno.
>
> - Vamos-, le dije animándole, -yo ya me he masturbado ahora hazlo tú- Mi
> intención era que fuera a su cuarto a pajearse, pero no entendió o no sé
> qué, pero bajándose el pantalón hasta los tobillos al igual que su
> calzoncillo dejó que su verga erecta con su cabeza húmeda de un color
rosado
> lindísimo, su pubis incipiente, pero lo que más me llamó la atención eran
> esos dos testículos grandes y enormes, tal vez más de lo normal. Bueno, no
> soy ni era experta en huevos… Empezó a meneársela delante de mi cara, pues
> él seguía de pie, levanté mi mirada para sonreírle y animarle a continuar,
> tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior; abrió los ojos y de
> su boca salió una petición con voz infantil:
> - Mamita, abre las piernas-, bajé mi mirada a su pene y cumplí su pedido.
> Abrí mis piernas y cuando levanté la cara para volverlo a mirar, sentí un
> golpe en mi barbilla, fue tan fuerte su primer chisguete de leche que a mí
> me pareció un golpe, creo que si levantaba la cara para mirarlo, seguro me
> sacaba un ojo con el chorro que salió, ja, ja, ja... El siguiente chorro
de
> semen caliente, espeso y de un color blanquecino, hizo blanco en el canal
de
> mis tetas, los siguientes en mis pezones, estómago, piernas, y el último,
> cayó entre mi pie y el cuero del zapato que lo cubría. ¡Qué cantidad!, me
> sentía bañada en aquel caliente semen. Mi mano instintivamente tomó lo que
> había en mis muslos y los llevó a mis abultados labios, cuando Antonio iba
a
> empezar a meneársela otra vez, me contuve, no estaba nada bien.
> Me levanté con afán de escapar, pero por la posición tuve que hacer mucho
> esfuerzo jalando mi cuerpo hacia el filo del sillón y bajando mi cabeza
para
> poder ganar impulso, lo que hizo que al levantar la cara, rozando esa
verga
> con la nariz y restregándola hasta el mentón, aún estaba embarrada de
semen…
> - ¡Qué bien!-, le dije. -Pero mi rey, mira como dejaste a mamá, toda
bañada
> de leche. ¡Qué cantidad!... -, le decía, mientras él bajaba su mirada como
> avergonzado.
> Le tomé de su barbilla y levanté su cara.
>
> - No mi vida, está bien… Mamita gozó de tu orgasmo-, y le abracé.
> Su pecho se juntó aplastando mis tetas y su pene aún erecto me golpeaba el
> pubis.
>
> - Mi vida, ya te manché, vamos, vamos a darnos una ducha-, le tomé la mano
y
> caminé delante con él atrás, mis ricas nalgas vibraban cerca de su falo, y
> sin que me viera, me lamí el mentón sorbiendo algo de rica leche.
> Lo metí en la bañera.
>
> - Dúchate mi rey, yo voy hacer pipí-, la verdad es que tenía la vejiga
> llena.
> Cuando me iba a sentar, me tomó de los hombros y me dijo:
> - ¡Quiero verlo!-, me dio un vuelco el corazón.
> Me levante y entré con él a la bañera, se arrodilló y yo me volteé,
haciendo
> punta el culo abrí las piernas para ofrecerle una mejor visión y
doblándome
> dejé salir el caliente chorro de orín, no quise pensar en nada más, mis
> orines me mojaron el interior de las piernas, mi vellosidad y, obviamente,
> el piso. Terminando, abrí el agua caliente y nos duchamos. Salimos del
baño
> arropados con la toalla.
>
> - ¿Te gustó, descarado? Espero, como te dije, que esto no lo sepa nadie,
> pues somos madre e hijo y la sociedad lo vería muy mal, tenemos que
> cuidarnos y bla, bla, bla... -
> - Si mamita, me ha gustado pero me gustaría pedirte otras cosas como... -
> - ¿Cómo qué?... Bueno, ya hablaremos-, le dije.
> Empecé a vestirme, tomé un calzón blanco del cajón y me dijo:
> - ¿Puedes ponerte uno negro?-
> - ¿Por qué, papito?-
> - Es que me gusta mucho ese color y me excita tanto-
> - Esta bien, ¡escógelo tú!- Tomó una tanga negra y un brasier del mismo
> color.
>
> - ¿No tienes portaligas, mamá?- Yo sólo había visto en fotos, pero nunca
me
> había imaginado comprarlo, pues mi marido me quitaba el calzón, el sostén,
> me mamaba las tetas, un poco de dedo en el clítoris y adentro se ha dicho;
> dos empujadas y nadando en semen, o me la hacía mamar, me la metía y lo
> mismo… ¡Qué pendeja!...
>
> - No mi vida, no tengo, lo compraremos, te lo prometo-
> - ¿Por qué no vamos ahora mismo, mamita?- Mi mente regresó a las fotos que
> había visto alguna vez, esas mujeres se veían muy putas y me excitó la
idea
> de verme así...
>
> - ¡Está bien!... -, grité; -vístete y vamos a comprarlo- En la tienda, mis
> manos sudaban, tenía una vergüenza tan grande pues la dependiente pensaría
> que soy una cualquiera y cosas así, me suponía. Entre tartamudeos le pedí
a
> la chica un liguero en negro, ya que Antonio me había dicho el color al
> oído, pasó a la estantería y me lo entregó. Yo no sabía ni como iba, si
era
> patas arriba o abajo; al ver mi turbación, la chica gentilmente me lo
> indicó, al mismo tiempo que me decía:
> - Tranquila señora, que no es cosa del otro mundo; yo misma llevo uno del
> mismo modelo… Venga para que vea-, me dijo.
> La seguí atontada, entramos a un probador, se levantó el vestido rojo
y....
> casi me caigo de espaldas, tenía una tanga tan diminuta que todo su vello
> púbico se le salía por los lados, y cuando se giró, una pequeña tira se le
> metía entre los cachetes del culo. Sólo atiné a decirle que me llevaba el
> liguero; pagué y salimos.
> En casa me puse a preparar un suculento almuerzo y Antonio andaba de
arriba
> a abajo con la bolsita que contenía la lencería erótica comprada, y
también
> la tanga, que la vendedora me la puso para hacerle juego al liguero, y
> claro, me la cobró sin que pudiera yo rechazarla.
>
> - Esta listo el almuerzo-, grité; sin darme cuenta que se encontraba a mis
> espaldas.
>
> - Si mamá… ¿Sabes mamita?... ¿Sabes?... -
> - ¿Qué mi rey?-
> - Por fa... ¿Quieres ponerte lo que acabamos de comprar?-, casi salto
fuera
> de los zapatos, estaba muy ansiosa de ponérmelo, pero no podía yo tomar la
> iniciativa…
> - ¿Quieres decir, ahora?-
> - Claro mamita, ¡ahora!... Perdón, no quise levantar la voz-
> - Está bien pero tendrás que ponerte como yo te diga... - Ahora que lo
> recuerdo retrospectivamente, para mí era un mundo de excitación cuando
veía
> a mi marido en camisa, con calzoncillo y en calcetines, le dije que se
> pusiera así, pero no creo que mi marido haya sido quien me haya puesto ese
> gusto, creo que ya lo tenía. Salió corriendo a su cuarto y yo al mío.
> Por la premura no había comprado medias apropiadas, así que no me quedó
otra
> que cortar unas pantimedias y usé las perneras; salí con el mismo vestido
y
> Antonio estaba en el corredor esperándome…
> - ¡Pero mamita, no con vestido, sin él te verías mejor!-, me dijo con una
> voz tal dulzona que hacía que me derritiese.
> Entré al cuarto y me lo quité, me sentía tan puta así en liguero, sostén y
> esa tanguita que no me cubría nada, no me rasuraba así que todos los pelos
> del pubis se asomaban. «Bueno, así le gusta», pensé. Y salí. Mientras
bajaba
> las escaleras sentía la mirada de mi hijo en mis redondas nalgas y traté
de
> contonearme más, si había como.
> Comimos sin decir nada solo sonriendo y excitándonos de la visión que los
> dos teníamos.
>
> - ¡Mamá a estado rico!-, me dijo, -pero quiero mi postre-
> - ¿Postre?... Hay fruta… -
> - Sí, unos melones… -
> - No hay… -
> - Si que los hay-, y rió. -¿Puedo pedirte algo?-
> - Si papito, ¿qué quieres?-
> - Mira… Yo nunca he estado con una chica-, me soltó, -y quiero verte toda-
> - Pero papi, ya me viste esta mañana, ¿no te bastó con eso?-
> - Si, pero otra vez, ¿si?-
> - Está bien, vamos… -, le dije.
> Ya en la sala...
>
> - ¿Qué más quieres ver?-
> - Tus tetas- Un litro de lubricante salió de mi vagina, se acercó a mí y
me
> di la vuelta para que me desabrochara, lo hizo con dificultad, estaba
> nervioso; me quitó ese hilito que tenía por calzón y mi culo apareció
grande
> y duro. Se puso delante de mí y empezó a examinarme como un experto en
> joyería lo hiciera con una joya especial…
> - ¿Puedo?-, y extendió sus manos…
> - Si mi vida, tócalas siente mis tetas; estrújamelas-, grité.
> Empezó con sus deditos a rozarme los pezones. Mi piel parecía de una
gallina
> sin plumas. Fue abarcando poco a poco una teta y con ambas manos las
amasó,
> frotó el pezón con los dedos y luego pasó a la otra. Levanté los brazos
para
> que pudiera tocarme como quisiera y las piernas empezaron a flaquearme.
Tocó
> a continuación mis axilas, mis costillas y llegó a mi vientre, un poquito
> abultado. Buscaba meter un dedito en mi ombligo… Siguió la exploración por
> mis anchas caderas hasta que llegó a mis tobillos, trató de meter sus
manos
> entre mis pantorrillas y las separé para ayudarle, siguió con su
tocamiento
> por mis muslos internos y sentí que resbalaban sus manos, mi lubricación
> chorreaba muslo abajo.
> Sentí sus dedos acariciar la mata de pelos de mi coño, y cuando abrí los
> ojos pude ver como su nariz se deleitaba con mis olores.
>
> - ¿Te gusta papito?... ¿Te gusta como huele mamita?-
> - Me encanta… -
> - Si, ya sé, te recuerda el olor de mis pantaletas-
> - Si, y eso me gusta tanto… Gírate- Me volteé y mis nalgas quedaron a la
> altura de su nariz, empezó a acariciarlas haciendo círculos siguiendo el
> contorno de mi trasero, yo gemía como una perra me sentía tan puta
dejándome
> acariciar por mi hijo y mi excitación iba en aumento. Separó los cachetes
de
> mi culo y mi ano se mostró por primera vez ante los ojos de un hombre, ¡ni
> su padre me lo había visto, ni siquiera YO!... Metió su nariz en la rayita
> de mis nalgas, di un brinco hacia delante, pero me volvió a jalar hacía sí
y
> volvió abrir los cachetes de mi trasero.
>
> - ¡Qué rica estás mami, estas bien nalgona!-
> - ¡Aghhh!... ¡Detente por favor, no!… -, y me retiré, pero las naves
habían
> sido quemadas no había regreso.
> Lo levanté, abrí su camisa y empecé a acariciar su pecho lampiño pero muy
> formado, ¡qué tórax!... Empecé a besar sus tetillas, era mi primera vez,
ni
> a su papá lo había tratado con tanta putería… Me arrodillé y seguí por su
> ombligo, estaba loca tratando incluso de morder su carne… De un tirón le
> bajé el calzoncillo y apareció su durísima verga, 15cm (luego la medí),
> estaba bien parada, como a las mujeres nos encantan las vergas, y olía muy
> rico, a jabón de castilla, a macho, a semen… La acaricié tratando de
> arrancarla y que sea fuera para mí.
> Bajé por sus muslos raspándolo con mis largas uñas hasta sus tobillos
> cubiertos con calcetas blancas, le di la vuelta mientras oía sus gemidos,
> sus bramidos, y lamí sus redondas y firmes nalgas; las abrí y olí… ¡Qué
> aroma tan cachondo!... Ahí descubrí de quien había heredado el gusto por
los
> olores. Cuando iba a meter impulsivamente mi lengua en su ano, se giró
> meneando su verga a pocos centímetros de mi boca, sostuve su mano y...
> Arrodillada como estaba la tomé entre mis manos y dirigí mi boca hacia su
> verga, no sabía como hacerlo, nunca había mamado una, a nadie, con nadie,
me
> iba a estrenar con mi hijo… La lamí y sentí sus líquidos preeyaculatorios,
> los saboreé como si de manjar se tratara. Su verga tenía un color distinto
> al que me acordaba, era de un rojo intenso, su cabeza era casi morada y
los
> testículos contraídos y duros como dos nueces; me la metí en la boca y la
> succioné, no sabía reconocer los síntomas previos al orgasmo, y cuando
> succioné y chupé, el espeso semen inundó mi boca, en milésimas de segundo
> decidí no sacármela de la boca pero algo pasó a mis pulmones que me
hicieron
> soltarlo y toser, me había atragantado… Los siguientes chorros cayeron en
mi
> espalda pues me agaché para toser, alcé luego la vista y me encontré con
su
> dulce mirada, más dulce que otras veces y el remordimiento había
> desaparecido, era una hembra y él un macho, no éramos madre e hijo.
>
> - Ven mi vida… Dime, ¿qué te pareció?... ¿Te ha gustado?-
> - ¡Mmm!... Mami, ha estado rico, no pensé que fuera así… -
> - ¿Nunca has tenido relaciones con nadie?- Dentro de mi pensé: «Qué tontos
> hemos sido, ¿no?»
> - No mamita, nunca. Sólo me he masturbado-
> - Claro, con mis calzones-
> - Es que estas muy buenota, mamá-
> - Ven… ¿Qué te gusta de mí?... Dímelo... -
> - Tu aroma me encanta, y cuando vienes del trabajo vienen tan húmedos tan
> olorosos… Me da la impresión que no trabajas en una oficina, si no que te
> imagino que trabajas de puta… -
> - ¡Aghhh, papito!... No me digas puta porque me chorreo… ¡Ven!... Si mis
> secreciones te encantaban, ¡pues mira!... Huéleme directamente… ¡Ven y
huele
> a la putona de tu madre!- Caí sentada en el sillón sacando mi culo por el
> filo del asiento y abriéndome las piernas de par en par, me tocaba los
> labios vaginales abriéndomelos mucho, mi piel es blanca así que el
contraste
> de las medias negras, el color mamey de mi raja que acababa de descubrir
me
> volvía loca a mí misma, no se diga a Antonio. Se arrodilló y trataba de
ver
> cómo eran los pliegues de la vagina, gimiendo como una puta le dije:
> - ¡Cómeme, lámeme no me hagas sufrir!... - ¡Ahhh, qué rico!... Sentía su
> lengua que torpe, exploraba, lamía y chupaba toda la extensión de mi raja.
> En un impulso le tomé de la cabeza hundiéndole en mi vagina mientras el
> orgasmo me sacudía violentamente, las lágrimas se escaparon de mis ojos,
> nunca había pasado eso ni cuando me masturbaba, tuve que apartarlo
> violentamente, no soportaba más el rico roce de su lengua…
> - ¿Qué pasa mamita, te hice daño, por qué lloras?-, me decía muy asustado.
>
> - N-No es nada sólo que me has brindado tanto placer-, y lo abracé dándole
> un beso apasionado y sintiendo mi olor y mi sabor en sus labios.
> Nos levantamos y lo llevé al mi cuarto que desde ese instante sería
también
> el suyo, me tumbé en la cama y volví al limbo del placer… Su boca recorría
> mis ojos y mi boca. Siguió a mi cuello, se detuvo mucho rato mamándome las
> tetas, que son supersensibles, lo que provocó en mí un orgasmo; siguió su
> camino buscando meterse en mi ombligo. Tiraba con sus labios los pelos de
mi
> pubis lamía mis muslos, los broches del portaligas saltaron al arrancarme
> las medias, siguió y siguió hasta que llegó a mis pies. Traté de
> incorporarme para observar mientras temblaba, su boca besaba mis pies,
lamía
> mis dedos, lo que producía en mí un cosquilleo fuera de este mundo; me
> gustaba él había descubierto otro punto sensitivo de mi cuerpo y como si
> supiera lo que yo sentía me daba placer lamiendo y chupando cada dedito,
> mientras me revolcaba presa de un placer especial.
> Me dio la vuelta y quedé sobre mi estómago chupó el talón de Aquiles,
siguió
> por mis pantorrillas muslos y se saltó mi redondo culo, subió por mi
espalda
> hasta mi nuca y fue regresando lentamente hasta mi trasero que yo
levantaba
> buscando el contacto de su lengua. Lo besó, lo lamió, dio mordisquitos en
> mis nalgas, otro punto sensitivo, y creo que todo mi cuerpo lo es, al
igual
> que el de cualquier mujer cuando un hombre no es egoísta y sabe hacer
gozar
> a su hembra. Abrió los cachetes de mi trasero y paró su lengüeteo para
mirar
> con detenimiento mi arrugado anito; supongo que lo contraje
> involuntariamente por le oí decir:
> - ¡Mamita, hazlo otra vez!-, lo hice y lo hice hasta que sentí su lengua
> lamerme el ano.
> Nadie me lo había hecho, nadie me lo había visto y peor, saboreado como mi
> hijo, desde ese momento, mi macho, lo hacía. Me volteó nuevamente y atacó
mi
> vagina, dos lamidas y mi cuerpo se arqueó presa de otro orgasmo
avasallador
> que sentía. Obnubilada sentí su fierro en mi entrada, ¡me iba a coger!...
> Moví mis caderas buscándolo y sentí como resbalaba su verga por las
paredes
> sensibles del canal vaginal; esa verga que me tenía hipnotizada. Me dolió
> algo pero me adapté al grosor. Se movía con penetraciones rápidas, hasta
que
> sentí su respiración agitada; me inundó de su caliente leche… Soy sensible
y
> pude sentir como la leche se derramaba… ¡No lo podía creer!, sentía el
semen
> inundando mi vagina, bañándome el cuello del útero… Crucé mis piernas
> atrayéndolo a mí y exploté en otro orgasmo tan o más fuerte que el
anterior.
> Salió de mí acostándose, me levanté para ir al baño, tenía ganas de hacer
> pipí. Cuando me iba sentando entró Antonio...
>
> - Mamá, quiero ver como lo haces-
> - Pero si ya me viste... -
> - Si pero otra vez quiero, ¿si?-
> - Tú ganas papi. Ven, entremos a la ducha-
> - No mami, aquí mismo, sentada… - Empecé a orinar, cuando siento su mano
> metiéndose entre la tapa del inodoro y mi vagina que soltaba chorros de
> caliente orina. Su mano era bañada por el dorado líquido y me sentía muy
> extraña, le gustaba mi meada y la disfrutaba, pues su pene estaba erecto y
> apuntando a mí.
>
> - Lávate las manos, cariño, estás que chorreas-, mientras me sacaba mi
> rajita, él se lavaba las manos. -Anda, apúrate porque me toca a mí verte-
Lo
> tomé en mis mano para hacerlo orinar como cuando era pequeñito, no lograba
> doblarlo para apuntar al inodoro así que le di la vuelta y apunte su verga
> hacia la ducha, sentí por el tallo de su palo, correr la orina de una
manera
> especial que me excitó; mientras salía ese precioso líquido puse mi mano
> izquierda delante para sentir el golpeteo caliente que me excitó aun más…
> Caminamos a la cama, lo tumbé y sin pensarlo dos veces me monté y de un
> sentón me clavé hasta que su cabeza chocó con el cuello de mi útero, sentí
> un placer enorme de poder dominar. La entrada de su verga no me dolió en
lo
> más mínimo pues estaba muy lubricada por su semen y mis juguitos. Subía y
> bajaba como un yoyo mientras sus manos se regodeaban en mis tetas;
levantaba
> su cabeza para mamármelas, hasta que sentí otra vez el orgasmo y me abracé
a
> él que se quedó quieto, crucé mis piernas por encima de su cuerpo y me di
la
> vuelta como un trompo girando sobre su eje, la verga en este caso. Mis
> nalgotas fueron manoseadas así como mi ano también. Me miré en el gran
> espejo de mi cómoda, mis tetas botaban y se bamboleaban de lado a lado,
mis
> manos en sus piernas para mantener la postura, me vi la cara de puta que
> ponía y exploté en otro orgasmo.
> Cuando el roce se convertía en algo insoportable, sentí que mi hijo se
> convulsionaba, salté con agilidad propia de mejor causa, y me metí su
verga
> en la boca recibiendo el espeso semen, tragándomelo como si de un plato
> exquisito se tratara; sentí que me empujaba haciéndome soltar su verga.
>
> - ¡Detente por favor, ya no aguanto más!-, decía con voz ronca.
> Me acosté a su lado, nos tapamos con una colcha y nos quedamos dormidos.
> Serían las dos la mañana cuando sentí su pene tratando de entrar en mi
> vagina, estaba de espaldas a él, hice punta el culo y su verga resbaló…
> Empezó un vaivén delicioso y explotamos juntos, volvimos a dormirnos sin
que
> Antonio sacara su verga de mí.
> Las 10 de la mañana…
> - ¡Antonio, mi vida, levántate, debes ir a la Universidad!... -
> - ¡Mami, hoy es domingo!... - Tomamos conciencia estábamos desnudos, lo
besé
> y nos arrastramos hasta el baño. En la tina recordé su afición por verme
> orinando y lo acosté, en ese reducido espacio. Abrí mis piernas y me
> acuclillé y solté un potente chorro de orina sobre su verga, mientras él
me
> miraba extasiado; terminé y…
> - ¡Te toca a ti, papito- Claro, me acosté y cuando empezó a orinar pasó
algo
> gracioso y original, el semen se había secado en su meato formando un
tapón
> central, así que parte de sus orinas iban hacia abajo a mi pubis y
estómago
> y la otra parte saltó sobre mi cara; cerré mis ojos y mientras reíamos, él
> terminaba de orinarme... Luego me enteré que a eso le llamaban LLUVIA
DORADA
> y realmente es bonito... Nos bañamos, mi pubis tenía su semen reseco al
> igual que mi entrepierna, nos dimos placer con el jabón sobre nuestros
> cuerpos mientras nos besábamos como dos adolescentes. Había recuperado mi
> vida, mi sexualidad, estaba feliz.
> Después de vestirnos muy elegantes salimos al centro y buscamos un
> restaurante chino para comer, regresando y me convertí en su postre. Me
mamó
> la vagina como por media hora regalándome tres orgasmos maravillosos; al
> besarme sentí un olor peculiar en su boca, era el semen que había
adquirido
> un aroma especial por haber dormido con tanta leche en mi vagina.
Cualquier
> mujer sabe a que me refiero… A Antonio también le había gustado, como me
> confesó luego. Volvió a cogerme, pero esta vez yo en el filo de la cama a
> cuatro patas y él parado aferrado de mis caderas. Me bombeaba duro hasta
que
> me llenó de semen, era como si no se drenara; como dije, tiene unos
huevotes
> enormes, debe ser eso la causa para que tenga tanta lechita.
> Cuando regresé el lunes a casa, después de trabaja, se abalanzó sobre mí y
> empezó a quererme desvestir mientras sus manos manoseaban mi cuerpo; al
> llegar a mi entrepierna, saltó como un resorte...
>
> - ¿Qué pasó mamita?-
> - Primero deja de llamarme mamita, de ahora en adelante cuando estemos
solos
> me dirás mi vida, mi reina… Mavi, Victoria, o como tú quieras, menos mamá.
> Pues soy tu puta, ¿no?-
> - Si… Pero, ¿qué pasó?-
> - Nada, lo normal… De tantas veces que me cogiste, me destapaste, estoy
> menstruando-, le dije.
>
> - Pero… Yo pensé que tú nada ya de nada… -
> - ¡Qué te piensas, ¿qué soy una vieja menopáusica?!... No vidita, todavía
> puedo concebir y tener otro hijo, y ojalá no salga tan cogelón como tú-, y
> me reí.
> Me bajó la falda las medias encontrando las manchas de sangre en ellas y
> quedó mirando la toalla sanitaria que tenía entre las piernas.
>
> - ¿Puedo verte Mavi?-
> - No mi rey, me daba vergüenza-, creo que a cualquier mujer debe pasarle
lo
> mismo, pero para nosotros era diferente.
> Mi hijo era fetichista y también le gustaba aquello.
>
> - Por favor… -, me suplicó.
>
> - Está bien, pero no vayas a hacer una escena si no te gusta, ¿ok?-
> - Ok- Me bajó la pantaleta y las miró toda ensangrentada, así como la
toalla
> toda manchada; luego dirigió sus manos a mi vagina y la abrió.
>
> - ¡Qué bien hueles!-, me dijo y lanzó su lengua.
> Traté de detenerlo pero ya la incrustó entre mis labios rozándome el
> clítoris…
> - ¡No mi vida, no es nada normal!-, se levantó me tomó de la mano llevando
a
> la sala me quitó el calzón y sólo sacando su verga por entre el cierre me
la
> metió.
> No pasaron ni dos minutos de embates cuando explotamos juntos, cuando me
la
> sacó de la vagina, su pene estaba todo embarrado de sangre menstrual y de
su
> semen y su pantalón muy manchado; nos reímos pero realmente esa
asquerosidad
> nos había puesto muy a tono principalmente a mí. Sin quitarle el pantalón
me
> subí sobre él y me clavé su verga hasta el fondo, me estaba gustando
montar,
> y más al saber que me lo iba a coger mientras menstruaba. Normalmente las
> mujeres no lo hacen cuando están reglando, pero nosotros no perdemos
> oportunidad y actualmente nos gusta hacerlo esos días, hay menos peligro y
> me encanta el color a tierra tostada que toma la sangre sobre su cuerpo y
> también sobre el mío; cuando me doy una restregadita de vagina por su
cuerpo
> y en especial en sus nalgas sobre las que simulo el coito, Antonio se la
> Pajeaba.
> Bueno, ¿en dónde estaba?… ¡Ah, ya!... Traté de ponerme en cuclillas para
que
> la penetración fuera más profunda y al no aguantar las piernas, me fui
hacia
> adelante cayendo arrodillada sobre sus bíceps, él aprovechó para sujetarme
> de los pies, ¡qué postura más deliciosa!... Yo casi hecha un ovillo con
mis
> rodillas en sus brazos mis pies sujetos por sus manos a la altura de mis
> talones, todo mi trasero expuesto en el espejo para que mirara su verga
> profundamente clavada hasta el cuello del útero, mis tetas colgando y
> golosamente chupadas y mis manos jugando y acariciando su pecho y
> testículos. Exploté porque era más que insoportable seguir recibiendo
> embates de su verga, pues se apoderó de mí una sensación de como cuando le
> ponen electricidad en el cuerpo y la van subiendo más y más… Como no me
> soltaba los pies tuve que levantarme hasta quedar parada sobre él, las
piern
> as no me respondían y cuando mi respiración se normalizó abrí mis ojos y
me
> encontré con su tierna mirada, más tierna si cabe la palabra; sentí algo
> caliente correr por la parte interna de mis muslos; al inicio pensé que
era
> su lechita pero después pude comprobar que era mi sangre que chorreaba
> pierna abajo, y formaba un charquito sobre su camisa; me asusté pensé que
me
> había hecho daño por dentro, como un desgarro interno, no sabía y asustada
> corrí al baño y traté de secarme con una toalla, la que por cierto se echó
a
> perder, al quedar manchada. Buscaba la manera de lavarme como fuera y me
> tranquilicé al ver que la sangre ya no manaba; salí y lo encontré
preocupado
> por recoger la colcha que habíamos manchado y buscaba quitarse la ropa que
> estaba hecha un desastre.
> Lo llamé y lo metí a la ducha, me desnudé en un rato y nos metimos a
> bañarnos, sabía que Antonio estaba muy caliente su pene parecía un mástil
de
> lo duro y parado que estaba, su cabeza morada y las venas parecían que
iban
> a estallar de un momento a otro; luego de lavarlo me arrodillé y empecé a
> meterme su verga lo más profundo que podía en la boca, creo que me llegaba
> hasta la garganta por las náuseas que tuve. Saqué su verga para
recuperarme
> y sentí un chorro de leche directamente en los ojos, traté de cerrarlos
pero
> era tarde algo me entró y sabes, arde mucho; el segundo me cruzó la cara
> terminando en mi oreja izquierda, los siguientes fueron menos fuertes y
> cayeron en mi nariz, frente, labios y nada quedó sin leche, pues con su
mano
> me daba masajitos para que nada de mi cara quedara sin su ración de leche;
> abrí mi boca y volví a mamársela, pero él no lo soportaba, había heredado
> también de mí esa sensibilidad, así que la solté y busqué lamerle las
> nalgas; se agachó ofreciéndome su trasero y mis lamidas y mordiscos lo
> hacían gemir como loco.
> Seguí y me atreví a abrir sus nalgas para encontrarme con su ano oscuro de
> color, con algunos pelitos que lo rodeaban, sin pensarlo pasé un dedito y
se
> crispó atrapándolo con sus nalgas, lo soltó y al volver a abrirlas vi como
> su anillo me hacía pucheritos invitándome a saborearlo. Como recordarán,
no
> había visto el ano de nadie y peor chupado. Metí mi lengua como una
> desesperada lamiendo cada rinconcito sintiendo como sus pucheritos
> aplastaban mi lengua. Antonio tenía las dos manos apoyadas en la pared y
me
> decía que lo masturbara; solté mi presa y me dirigí a su verga...
>
> - No Mavi, no… Sigue con tu lengua y con tu mano-, volví a atacar su
> retaguardia, y con la izquierda separaba las nalgas pero no podía con una
> sola mano, le pedí que se las abriera.
> Puso su cabeza contra la pared se abrió las nalgas y pude meterle mi
lengua
> mientras lo pajeaba con la derecha. Bramidos salían de su boca y su semen
> salió disparado a chocar contra la pared... Le había gustado y me hubiera
> encantado que él hiciera lo mismo conmigo, pero no me atrevía a
pedírselo...
> Nos dormimos juntos.
> Los días subsiguientes pasaba esto y lo otro; yo llegaba del trabajo y me
> quitaba la falda y la blusa, y así en brasier, medias nylon, pantaletas y
> tacones me paseaba delante de él… Le gusta verme así y yo me siento hembra
> deseada y admirada así como también amada muy amada. Me cogía donde él
> quería o a mí se me antoja: en la cocina, el comedor, el patio trasero de
la
> casa, de noche sin luz y con las cortinas abiertas, bueno eso es lo más
> estúpido y loco que hicimos, si nos veía algún vecino… Tomo la píldora
pues
> no quiero quedarme encinta de mi propio hijo, pero lo que más me gustó fue
> lo que hicimos en mi cumpleaños. Para mi suerte cayó día viernes, pedí la
> tarde libre en la oficina y llegué a casa. Cuando entré me di cuenta que
> había sobre la mesa un regalo, quise ver pero lo dejé, me pareció
impropio.
> Me di un buen baño en la tina con todo tipo de sales, unté mi cuerpo con
> crema, me perfumé muy bien y me vestí con portaligas, medias negras, una
> tanga blanca para contrastar, brasier negro, un top muy pequeñito que
dejaba
> mi ombligo al aire, una faldita muy corta y de vuelo que con el movimiento
> dejaba ver la parte superior de las medias negras y la blancura de mi
piel,
> en fin… Una locura para alguien que le guste esas cosas...
> MI rey llegó y se sorprendió al encontrarme así, traía un pastel y una
> botella de ron, me cantó la Mañanitas comimos pastel y brindamos con el
> licor; me dio el regalo y me dijo que lo abriera cuando él me lo indicara,
> ¡qué curiosidad!...
> Nos empezamos a besar, me quitó la ropa dejándome en portaligas y sostén
que
> sólo sostenían mis tetas que las había sacado por encima de las copas, yo
> sobre la mesa del comedor a cuatro patas y él sentado en la silla, yo de
su
> postre, por supuesto. Me segueteaba la raja haciéndome vibrar mientras su
> dedo acariciaba mi ano, exploté y paró de comerme la vagina para pasar a
> lamerme el culo, ¡cómo me lamía!... Me metía la lengua hasta que sentía
sus
> dientes, me masajeaba el clítoris haciéndome pedir más y más, cuando iba a
> explotar por segunda vez, se alejó, me tomó en sus brazos y me llevó al
> dormitorio.
> Volvió atacar mi culo y sentí su dedo que me penetraba, yo era virgen por
el
> fundillo pero me gustaba esas dedeadas que me daba, lo disfrutaba; de
pronto
> sentí su verga dura que resbalaba por la paredes de mi vagina y yo movía
el
> culo metiéndola hasta el fondo, su dedo no se había movido de mi ano y me
> proporcionaba un placer adicional. Exploté otra vez pero esta vez me la
> sacó… Cuando en eso siento algo frío que se regaba en mi ano y su dedo
> resbaló con más libertad, ya no era uno, eran dos los que entraban y
salían
> de mi culito con facilidad asombrosa. Sentí su mano en mis caderas y con
la
> otra apunta su fierro a mi recto… Traté de mirar pero no me dejaba, sentí
un
> tremendo dolor cuando su glande penetró mi esfínter, grité:
> - ¡No!... ¿Qué me vas hacer?... -, cuando sus huevos chocaron con mis
nalgas
> supe que me había clavado toda la verga por el canal trasero.
> El dolor era insoportable, pero la dejó quieta y ya no sentía la presión
> sino algo muy rico…
> - ¡Sigue papito, sigue!-, fueron mis palabras y empezó el vaivén delicioso
> en mi ano.
> Luego de unos minutos me entregó el regalo, lo abrí y mis ojos se abrieron
> como platos... Era una verga de caucho muy real, de unos 25cm pero no muy
> gruesa con correas.
>
> - ¡Es tu regalo!-, me dijo.
> La tomé y mi cuerpo adquirió una excitación tremenda.
>
> - Métetela en tu vagina, Mavi- Como autómata la llevé a mi chorreante raja
y
> me la empecé a meter, tenía dos vergas en mi cuerpo y mi orgasmo se
> multiplicó por mil. Caí desmayada... Qué enculada me había dado mi macho,
no
> pensé que me desmayaría, la leche me chorreaba por las nalgas saliendo de
mi
> hoyito trasero. ¡Era mar de sensaciones indescriptibles!... Sentí ganas de
> vaciar el estómago, fui al baño, me senté y evacué mis intestinos con
> sonoros pedos, cuando terminé me lavé el ano con agua y jabón y regresé
por
> más.
>
> - Papito, quiero sentirte otra vez en mi trasero ha estado riquísimo…
> Vuélveme a meter tu verga en mi culo-, subió mis piernas a sus hombros
puso
> más KY en mi ano y deslizó su verga por mi canal trasero.
> La presión de la primera vez había cedido como por encanto, no había heces
> que estorbaran la penetración y volvió al ataque; su rica verga entraba y
> salía tocando puntos que nada o nadie había tocado, mis dedos acariciaban
mi
> clítoris y volví a venirme gritando y moviendo mi culo para clavarme más y
> más. Antonio volvió a llenarme los intestinos de su rica leche...
> De ahí en adelante me volví adicta al semen, que a veces cuando queríamos
> más morbo, mejor dicho yo quería, Antonio utilizaba condón, yo lo guardaba
y
> me lo llevaba a la oficina para estarlo probando y oliendo, ¿se imaginan
> todas mis puterías?... Adicta también al sexo anal por lo menos tres veces
> en la semana, me gusta que me de por el culo y me llene el recto con su
> caliente y sabrosa lechita, claro previo a un enema que él mismo me lo
> aplica con mucho delicadez y cuidado, así estoy segura de la higiene, pues
> cuando acaba me encanta lamerle la verga y sentir el lubricante mezclado
con
> su semen, es un sabor encantador.
> Voy a mi trabajo vistiendo sus calzoncillos y él va a la universidad
> llevando mis pantaletas que luego intercambiamos… Creo que todo lo hacemos
> muy cachondo, pues me imagino que sus huevos están en contacto con mis
> labios vaginales y me mantiene excitada todo el día y con unas ganas
> tremendas de llegar y que me coja sin parar toda la noche.
> Espero que el relato de mi vida les haya gustado y pueden escribirme
> haciéndome llegar sus comentarios y sugerencias un beso a todos aquellos
que
> les apasiona el tema tabú del sexo incestuoso.
> Un beso.
> Rocio.
>
>
http://relatos.marqueze.net/salto.php?cod=10823