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Una muestra sobre las dos censuras a Ibarrola: la de Franco y la de ETA.

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Cayetano Lupenna [NR]

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Jan 20, 2018, 12:11:10 PM1/20/18
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Una muestra sobre las dos censuras a Ibarrola: la de Franco y la de ETA.

Un reportaje de Gerardo Elorriaga para el diario El Correo.
Jueves, 18 enero 2018

http://www.elcorreo.com/culturas/muestra-sobre-censuras-20180118225413-nt.html

Quizás dos espacios no son suficientes para desplegar la influencia de
la represión en la vida y obra de Agustín Ibarrola. El Festival Zentsura
At le ha dedicado una exposición en la que da cuenta de las dos censuras
que sufrió, la ejercida por el franquismo y el entorno de ETA, pero, tal
vez, el proyecto no colme su conflictiva relación con los agentes
políticos y el poder. «La peor de las censuras ha sido el silencio, que
deliberadamente te ignoren, que te ninguneen», explica José Ibarrola,
hijo del artista y comisario de la muestra. «Porque desapareces y sólo
queda el vacío».

‘Censuras’ habla de esa trayectoria a caballo entre dos poderes
aparentemente distintos, pero igualmente destructivos. «Unos te queman
el caserío y otros lo intentan con el estudio, unos te prohíben una
muestra y otros dañan una obra ubicada en la naturaleza», explica.
«Guardan muchas similitudes. Son casi simétricas». La muestra, a la que
no acudirá el homenajeado debido a su estado de salud, se abre hoy y
permanecerá abierta hasta el 28 de febrero. Aunque se pueden contemplar
buen número de piezas, desde principios de los sesenta hasta 2008, no se
trata de una antológica. Sobre todo pretende acercar al espectador la
atmósfera en la que vivió y creó.

Las xilografías del primer recinto establecen una narración
prácticamente circular en torno a sus años bajo el régimen franquista.
La relación incluye dibujos extraídos clandestinamente de la cárcel y
evidencian su apoyo a la lucha obrera. «Este país ha contado con un
movimiento obrero fortísimo, pero muchos autores se han implicado en la
causa nacionalista y pocos en el ámbito sindical. Ibarrola tenía muy
claro que había que preservar la identidad nacional y, asimismo, que
esto era una sociedad plural». Su compromiso le condujo a prisión en dos
ocasiones. «La segunda vez entraron su hermano Josu y él por propinar
una patada a un policía, al parecer compartiendo pierna, al finalizar
una manifestación en la que habían participado».

El régimen no fue el único en condenarlo al ostracismo. Su inclusión en
el Equipo 57, que tenía como praxis la renuncia al mundo comercial,
también repercutió negativamente en su proyección. «Ellos entendían su
arte como un servicio público, no un negocio. Una visión que ha
mantenido y que ha contribuido a su alejamiento de la crítica, de los
curators y la prensa especializada».

Creadores modernos e incómodos

Las vanguardias de posguerra supusieron un problema para el régimen
franquista. Estéticamente no se correspondían con sus retrógrados
presupuestos, pero, una vez embarcados en el desarrollismo, movimientos
como El Paso transmitían una sensación de modernidad que resultaba muy
conveniente en ambientes internacionales. La creación vasca resulta
incómoda por ajena y, sobre todo, por vasca. Sus representantes
conseguían una proyección fuera de nuestras fronteras que los convertían
en ariete antifranquista. El caso de Eduardo Chillida es paradigmático.
Su escultura ‘Lugar de encuentros III’ iba a ser ubicada en La
Castellana, pero las autoridades municipales lo impidieron y hubo que
esperar a la democracia. El desencanto de aquellos rebeldes contra
Franco que también denostaron la violencia etarra no fue tan sólo
patrimonio de Ibarrola. Dionisio Blanco, también antiguo militante
comunista, es un ejemplo de esa protesta que resultaba incómoda para
muchos y peligrosa para algunos.

La trayectoria del autor no se corresponde, a juicio de su hijo, con su
presencia en el escenario público. «No es normal que se haga una
retrospectiva del cartelismo vasco y no aparezca o que la última de sus
obras que posee el Museo de Bellas Artes sea de 1977, antes de su
periodo dedicado a la investigación, la abstracción, las traviesas y sus
esculturas en acero corten», lamenta.

Los encapuchados amenazantes que ocupan el centro de la segunda sala
hablan de los años de plomo, de la intimidación constante, e intentan
trasmitir la atmósfera que rodeaba a una de sus víctimas, un artista y
ciudadano que apoyó a Gesto por la Paz y sus concentraciones de repulsa
a los atentados. «Había una pintada que decía ‘ETA mátalo, Ibarrola
español’». Cuando lo declararon no vasco o vasco malo, muchos miraron
hacia otra parte me nos conflictiva. «Nos afectó mucho», confiesa.
«Vivimos aquello con miedo, tensión, precaución e indignación. Lo asumes
porque era la realidad del país. No hemos llegado al abrazo y,
posiblemente, no sea necesario ni nos interese. Ese mundo tan acerado lo
hemos vivido con mucho dolor».

Los primeros atentados en Oma tuvieron lugar en 1998 y se prolongaron
años después. Las imágenes desplegadas documentan los destrozos. «Fue un
drama para él. El bosque existe hoy en día porque la sociedad ha
querido. Ha sufrido el abandono hasta que la Administración ha sentido
la vergüenza de que un lugar que recibía 60.000 visitas anuales pudiera
desaparecer, pero esas peleas siguen porque ha habido un desprestigio
del individuo, un intento de llevarlo a segunda o tercera fila artística».

Pero Ibarrola no es un maldito, sino que su figura, tan reconocible,
forma parte de la historia del arte contemporáneo de Euskadi como
miembro de un triunvirato magistral junto a Jorge Oteiza y Eduardo
Chillida. También sus desencuentros forman parte de ese relato. «El
primero no se portó bien, era un histrión, mientras que el segundo fue
siempre un caballero».

Curiosamente, los problemas y conflictos de Ibarrola pueden tener un
trasfondo étnico. «No ha sido nunca un hombre de la tribu. Ni el Partido
Comunista, en el que llegó a militar de forma muy crítica, ni el
nacionalismo lo han podido instrumentalizar», alega su hijo. «Hablamos
de un hombre muy comprometido con su tiempo. Tiene la idea de que el
arte tiene que englobar a la gente, empapar a la sociedad, y de que esta
era su tierra, la que le proporcionaba el alimento creativo. Pero ya se
sabe que fuera de la tribu hace mucho frío y, como dijo Fernando
Savater, ha poseído la facultad de estar allí donde se repartía leña».


Testimonios:

«En una concentración de Gesto por la Paz, los radicales le quitaron la
txapela y se la pisaron. Esa prenda le acompaña siempre, es como parte
de su cuerpo, y supuso una tremenda humillación. Casi se echó a llorar»
Josu Ibarrola. Hermano de Agustín

«Le admiro, es una gran figura que nunca ha callado. Pasó cinco años en
una cárcel franquista y otros en la de Oma, como solía decir, porque no
podía pasear por las inmediaciones sin escolta» Blanca Sarasua. Amiga

«Lo conocí como militante comunista. Durante la huelga de Bandas de 1966
vendía dibujos a 100 pesetas para apoyar a quienes luchaban por sus
derechos» Roberto Lertxundi. Compañero político

Un reportaje de Gerardo Elorriaga para el diario El Correo.
Jueves, 18 enero 2018

http://www.elcorreo.com/culturas/muestra-sobre-censuras-20180118225413-nt.html



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