"La defensa del derecho de los animales se pudo visualizar plásticamente a través de los ojos del artista José Miguel Negro Macho en ‘Gaucín’, exposición temporal que presentó la galería en los meses de marzo y abril". (Reseña del mes de abril aparecida en la revista Revistart)
El autor nos contaba que: "Pintita, una gata de tres años, desapareció el 05/10/2020. Una semana después de ocurrido el hecho, pude ver en el jardín de un vecino, John Brooks, una jaula-trampa para gatos en disposición de caza. No lo pensé dos veces, e interpuse la denuncia reglamentaria acompañado de AGYA (Asociación de Gatos y Amigos de Estepona) Me dijo que él no había capturado a la gata a pesar de que se hacía caca en sus flores. Pero es que estamos hablando, además, de dos de sus hijas y un gato feral más nacido en la zona, que habían ido desapareciendo gradualmente. Y todo eso hasta donde yo he podido saber...".
Cuatro meses después, confesaba a un miembro de AGYA que la había abandonado en el río Genal, en el término municipal de Gaucín. Nunca apareció, pese a la intensa búsqueda llevada a cabo desde entonces: nadie de la zona pudo dar ni una sola pista de su paradero. Por ello, la pregunta es obvia: ¿mató a la gata porque se hacía caca en sus flores?
El autor pudo saber que el vecino presunto-captor es vicepresidente de la Andalucia Bird Society, organización sin ánimo de lucro para la conservación del medio ambiente, lo que hace todavía más inexplicable su presunto proceder. Contrastada la veracidad de los hechos y sacada a la luz esta información por Artágora, John Brooks Intentó amedrentar al miembro de Ayga que en su día se ofreció de mediador, negando sus palabras, y nos amenazó con llevarnos a los tribunales por el contenido de la exposición. Poco después, también el autor de la exposición recibió la misma amenaza de Peter Jones, quien se identificó como presidente de la Andalucia Bird Society.
El cinismo, como ya demostrara el Marqués de Sade, es lo propio de aquellos que, emancipados de todo freno democrático, defienden como natural su poder, su violencia y su impunidad.
Se cumple un año desde la desaparición de Pintita. Parece que su delito fue hacerse caca, en alguna ocasión, en las flores del jardín de un conservacionista del medio ambiente con responsabilidad de gestión en una sociedad dedicada a ello, o haberse echado alguna siesta en el sillón del jardín del afamado naturalista, Presuntamente juzgada y condenada ¿a morir? al no haber entendido adecuadamente el concepto de propiedad privada inventado por los humanos, una acción tan vil no sea la mejor contribución que presuntamente hemos recibido de aquel que promueve la conservación sostenible de la naturaleza "junto con nuestros amigos españoles".
Siga dormitando placidamente y disfrutando de las cálidas tardes andaluzas, presunto captor, y le deseamos que lo haga rodeado de todo el aroma de las hermosas flores de su jardín. Nada nos complacería más que, por fin, haya conseguido alcanzar el nirvana sin que nada ni nadie le moleste, cara al sol, mientras se rasca los cataplines.
