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Hombre de todas las confianzas de Genaro Garcia Luna, Luis Cárdenas Palomino, el actual coordinador general de Inteligencia para la Prevención del Delito de la PFP fue acusado en 1987 de triple homicidio calificado. Declaró haber sido cómplice, pero gracias a la intervención de Jesús Miyazawa no fue aprehendido. (Reporte Indigo)

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AnimasTrujano

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Oct 1, 2008, 9:33:44 PM10/1/08
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http://www.reporteindigo.com/web/reporte/edicionU3/

PDF
http://download.reporteindigo.com/ic/pdf/U3/reporte.pdf


(Antes de volverme a ir quiero dejar algunas cosillas)

---------------------------------------------------------------------------

Por Anabel Hernández

¿Se imagina a tres jóvenes participando
en el homicidio de un taxista sólo para
saber qué se siente privar de la vida a
alguien?
¿Creería que después de los disparos hay risas y
ganas de continuar con la fiesta?
Hace 21 años, tres amigos de la Colonia Lindavista,
en el Distrito Federal, asesinaron a sangre fría al
taxista Jesús Palafox Aranda.
Después de matarlo se fueron a un bar de moda
de la Zona Rosa y bebieron champaña.
Hoy, uno de esos tres jóvenes es brazo derecho
del Secretario de Seguridad Pública, Genaro García
Luna. Su nombre es Luis Cárdenas Palomino y es el
Coordinador General de Inteligencia para la Prevención
del Delito de la Policía Federal Preventiva.
En ese entonces, fue acusado de homicidio calificado,
pero su crimen quedo impune.
Hoy, Cárdenas Palomino es uno de los funcionarios
responsables de proteger a la sociedad de los
delincuentes. Además, pretende encabezar la policía
nacional que propone García Luna.
Este es el expediente secreto de Luis Cárdenas
Palomino.

LA HISTORIA
Luis Cárdenas Palomino, de 39 años, hoy
coordinador general de Inteligencia para
la Prevención del Delito de la PFP, tiene
un expediente secreto en la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal: Su
nombre aparece en las averiguaciones previas
13ª/4413/987 y 13ª/4419/987 por homicidio
calificado.
Reporte Índigo tiene en su poder la
copia de dichas averiguaciones, los documentos
de todas las diligencias practicadas
en torno al caso y los crudos testimonios
de Cárdenas Palomino.
Uno de los brazos operativos del secretario
de Seguridad Pública Genaro García
Luna fue acusado en 1987 de ser cómplice
de un triple homicidio perpetrado en
agosto de ese año. Entonces tenía 18 años
recién cumplidos, por lo que iba a ser juzgado
como un adulto, con las penas que
ello implica.
Por las pruebas contundentes, un juez
giró orden de aprehensión contra Cárdenas
Palomino. Incluso fue fichado. Pero
no fue detenido gracias a la protección que
le brindó el entonces jefe de la Policía Judicial
del D.F., Jesús Miyazawa, ex integrante
de la Brigada Blanca.
Los crímenes se cometieron a sangre
fría. La tarde del 12 de agosto de 1987,
después de asesinar al taxista Jesús Palafox
Aranda por la simple razón de que no
tenían dinero para pagar un traslado de
la Colonia Guerrero a la Linda Vista, Cárdenas
Palomino y su amigo Octavio Navarro
Medellín se fueron tranquilamente a
tomar unas cervezas a un estanquillo de
la colonia y luego a bailar a la discoteca
“Sugar” en la Zona Rosa.
Se supone que uno de los requisitos
para ingresar a corporaciones como
el Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (Cisen), PJF, AFI y PFP –donde ha
trabajado Cárdenas Palomino– es no tener
antecedentes penales.
Ésta es la historia secreta de Cárdenas
Palomino, quien trabaja al lado de García
Luna desde hace más de 15 años, cuando
estuvieron juntos en el Cisen.
A sangre fría
El 12 de agosto de 1987, Cárdenas Palomino
fue a comer con sus amigos René
Alavez Rosas, de 18 años, y Octavio Navarro
Medellín, de 21, quien estaba casado.
Todos vecinos de la Colonia Lindavista.
Comieron en el Bar Puebla, ubicado en
la Colonia Guerrero. Como no traían dinero
para pagar la cuenta, dejaron empeñados
sus relojes.
Al salir, Octavio propuso pedir aventón
a algún vehículo en el que viajaran mujeres,
o en su caso, bajar de su automóvil a
alguna persona.
René les dijo que no se metieran en
problemas, que mejor tomaran un taxi y
cuando llegaran a su destino, él le pediría
a su madre dinero para pagar el pasaje.
Cárdenas Palomino le hizo el alto a un
taxi Volkswagen color coral tripulado por
un hombre de 29 años, Jesús Palafox Aranda,
quien los llevó a la Colonia Lindavista.
Según su declaración asentada en el
acta de la policía judicial número PJ/
VII/67/987, René declaró que cuando llegaron
a la colonia, él se quedó en el taxi,
mientras que Octavio y Luis se bajaron
porque supuestamente iban a ir por
dinero.
Regresaron y le dijeron a René que
ahora se iban a ir con unas “viejas”. Abordaron
de nuevo el taxi y le indicaron al
chofer la ruta que debía seguir. Cuando
habían avanzado unas cuadras,
le pidieron que se detuviera. Fue
cuando Octavio sacó una pistola
tipo escuadra.
“Y con la citada arma amenazó al
taxista apuntándole con ella y le preguntó
si traía dinero, a lo que el taxista le respondió
que no, que acababa de comenzar
su turno y por ello no traía dinero, entonces
fue en ese momento en que Octavio
le dijo al taxista que se orillara y el taxista
viró el volante del vehículo bruscamente
a la derecha y con el movimiento brusco
el de la voz sintió que el vehículo en el que
viajaban se subía a un lugar alto como
una banqueta y en el mismo instante
en el que el de la voz sintió lo anterior, el
declarante escuchó una detonación sin
saber en ese momento lo que había ocurrido,
pero cuando estaba ya parado el
taxi, sin saber cómo se detuvo, el emitente
se percató de que en el cristal lateral del
lado izquierdo del vehículo había sangre”,
declaró René Alavez Rosas el 28 de agosto
de 1987.
Los tres se bajaron del coche y se fueron
caminando, cada uno por su lado.
A las dos de la mañana del 13 de agosto,
René recibió una llamada de Octavio,
quien le dijo que después de lo ocurrido,
Luis y él se habían ido a la discoteca
“Sugar” de la Zona Rosa, pero que los
habían sacado de ahí y que Cárdenas Palomino
se había echado a correr.
Confeso
Cárdenas Palomino confesó ante el MP
que continuó con Octavio hasta la noche.
“Fue entonces cuando el externante
y Octavio comenzaron a caminar juntos
sin saber hacia dónde se dirigían,
y en el camino le dijo al de la voz que
los tres se iban a ir a Cuernavaca unos
quince días para ver si no caía la bronca,
diciéndole el emitente que mejor
se iba a su casa, a lo que Octavio dijo
que no, que se iba a quedar con él hasta
que él dijera, mirando al exponente al
mismo tiempo que se reía, por lo que
al de la voz le dio miedo la forma de
actuar de su amigo y optó por seguirlo
por temor a que le fuera a causar algún
daño”, señaló Cárdenas Palomino en su
declaración ministerial el 28 de agosto
de 1987, en la Décima Agencia Investigadora
del Departamento de Averiguaciones
Previas del Sector
Oriental del D.F.
Cárdenas Palomino confesó
que después del homicidio
del taxista, se fueron
a la casa de la madre de
Octavio, quien irónicamente vivía en la
calle Matanzas, esquina con Calzada Ticomán.
En la casa de la mamá de Octavio
tomaron un auto, dinero y se fueron a
tomar unas cervezas. Cárdenas Palomino
argumentó que por miedo a su
amigo, no se separaba de él. También
bebió.
Cárdenas Palomino regresó a su casa,
pero después, persuadido por Octavio,
tomó su coche e hicieron planes para ir a
Cuernavaca.
“Octavio le dijo al del habla que si ya se
iban a ir a Cuernavaca, pasaran por unas
viejas para que los acompañaran diciéndole
que fueran a ver a unas amigas de él
en una calle cuyo nombre ignora pero es
en la Colonia Lindavista al otro lado de
Montevideo”.
Cuando llegaron al lugar, estaba estacionado
un Tsuru color rojo en el cual
había unos sujetos tomando. Octavio
y Luis se bajaron del coche, y
como uno de los desconocidos
comenzó a insultar a Cárdenas
Palomino, éste lo golpeó.
Así comenzó una pelea. Octavio agarró
a patadas a uno de los otros jóvenes.
Los dos amigos corrieron a su automóvil,
se subieron y se dieron a la fuga.
Octavio propuso ir al aeropuerto, pero
luego le dijo a Cárdenas Palomino que
era mejor ir a la disco “Sugar” para
recoger a unas “viejas” y llevárselas a
Cuernavaca.
Ahí pidieron una botella de champaña,
como si festejaran algo.
“…después Octavio comenzó a platicar
con una muchacha amiga suya
que encontró en el lugar y rato después
dicha amiga se retiró y enseguida
Octavio se levantó de su lugar y sin
saber el motivo comenzó a pelearse
con varias personas que estaban en el
lugar, por lo que el declarante para ver
qué pasaba, también fue golpeado por
los sujetos con los que estaba peleando
Octavio y cuando lo estaban golpeando
llegaron varios meseros y sacaron
al dicente del bar…”, dice en la declaración
de Cárdenas Palomino.
Según declaró Cárdenas Palomino,
él aprovechó el momento para separarse
de su amigo, a quien supuestamente
no volvió a ver.
La madrugada del 13 de agosto aparecieron
muertos en el interior de un
mustang blanco modelo 1984 dos sujetos
de entre 20 y 25 años. Uno de ellos
de nombre Guillermo Ocejo Aja. Los
dos de prominentes familias de Bosques
de las Lomas.
Fueron asesinados con la misma
arma que le había dado muerte al taxista.
A uno de los dos sujetos le robaron
un Rolex y 50 mil pesos.
Prófugos
Luis Cárdenas Palomino y René Alavez
Rosas presentaron sus declaraciones
12 días después de los hechos. Sus
palabras fueron prácticamente idénticas.
La diferencia fue que René dijo
que se había reencontrado con Octavio
después de que éste había matado a los
dos hombres del
mustang blanco y
que lo acompañó
hasta el 15 de agosto.
René señaló que luego de ir a la
casa de su abuelita en un poblado de
Michoacán, llegaron a la ciudad de
Guadalajara, donde Octavio tomó
un autobús con destino a Monterrey,
Nuevo León, porque un amigo le prometió
que lo ayudaría a cruzar a Estados
Unidos.
Cárdenas Palomino y René afirmaron
que ellos no estaban presentes cuando
ocurrieron las otras dos ejecuciones.
Pero Roxana, la esposa de Octavio,
declaró lo contrario. Dijo que la última
vez que vio a su esposo fue cuando se iba
a ir a comer con sus amigos.
“Y que también supo que su esposo
había sido acompañado por Luis Cárdenas
Palomino y René Rosas ‘N’, quienes
lo acompañaron a cenar el día 12
del mes de agosto y también se enteró
que los mismos sujetos acompañaron
a su esposo en los hechos del mustang
blanco sin poderlo ella asegurar”.
Impunidad
El caso del triple homicidio fue tomado
en primera instancia por el comandante
Roberto Cuevas Antolín.
El agente del Ministerio Público Francisco
Sentecal Cuevas había solicitado al
juez sexto penal del fuero común en el D.F.
que girara órdenes de aprehensión contra
Cárdenas Palomino, Alavez Rosas y Navarro
Medellín. Pero nunca se ejecutaron.
El 14 de agosto, el comandante Antolín,
jefe del Grupo B de Homicidios y responsable
del caso, identificó al presunto
homicida y sus cómplices. Se giraron
órdenes de aprehensión contra Cárdenas
Palomino, Alavez Rosas y Navarro
Medellín; sin embargo, en el momento
en que iban a ser detenidos, intervino el
comandante Pedro Rosales Quiroz, jefe
de la Séptima Comandancia de la Policía
Judicial, por instrucciones del entonces
director de la Policía Judicial del D.F., el
capitán Jesús Miyazawa, quien ordenó a
Antolín dar carpetazo al caso.
Era un claro caso de tráfico de influencias
porque en aquel entonces, la novia de
Cárdenas Palomino era Teresa Rosales,
hija de Rosales Quiroz.
Los otros dos partícipes tampoco FI graves irregularidades.
fueron detenidos. Octavio tenía influencias
porque su padre Octaviano Navarro
Barrón era subdelegado de Aduanas en
Cancún. Además, todos sus tíos tenían
puestos en la Dirección General de
Aduanas.
Irónicamente, Cárdenas Palomino
optó por ser policía y ha trabajado al lado
de Genaro García Luna desde que ambos
fueron parte del Cisen.
Además, según diversas versiones,
Luis Cárdenas fue protegido durante el
sexenio pasado directamente por el procurador
general de la república, el general
Rafael Macedo de la Concha.
La historia policiaca de Cárdenas
Palomino siempre ha estado plagada de
señalamientos por corrupción y encubrimiento.
Ahí está el caso de la extorsión y homicidio
de Enrique Salinas de Gortari, delito
presuntamente perpetrado por agentes de
la AFI al mando de Cárdenas Palomino.
También está el caso de las órdenes
de aprehensión giradas contra Luis de
la Barreda Moreno, las cuales debieron
haber sido ejecutadas por Cárdenas Palomino,
pero no se cumplimentaron. Por
cierto, De la Barreda fue compañero de
Miyazawa en la terrible Brigada Blanca.
El caso más reciente es el de Lorena
González Hernández, identificada como
integrante de la banda que secuestró
a Fernando Martí. Resulta que los jefes
directos de la comandante Lore en la PFP
eran Cárdenas Palomino y el subsecretario
de Estrategia e Inteligencia Policial
Facundo Rosas Rosas.

(Y si, seguro se veian muy monos y decentes... buenos chicos)

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