EL SECRETO DE LA PIEDRA
En ocasiones nos parece que entendemos algo, con solamente verlo.
Pero realmente sólo tenemos una idea muy vaga
de lo que ocurre alrededor de nosotros.
En ocasiones, comprendemos las cosas masónicas, distorsionadamente,
Lo que resulta es una distorsión total o parcial, o sea, provoca una
idea totalmente
equivocada de lo Que es la realidad masónica.
Una vez, yo estaba cruzando una gran ciudad en coche, con un hermano
masón;
con quien, antes de esto y
después, tuve muchas conversaciones sobre profundos temas masónicos.
Habíamos
estado hablando, pero al acercamos a la Catedral de la Ciudad
quedamos
en silencio,
observándola pensando probablemente más o menos los mismos
pensamientos.
"¡Que Maravillosos albañiles constructores de Catedrales!", dijo mi
hermano.
Y realmente, desde siempre me hecho mil preguntas acerca de esos
albañiles.
Y súbitamente, cuándo él dijo eso, tuve una sensación increíblemente
vivida de la diferencia
entre las piedras de una Catedral y las piedras de una prisión de la
misma época
que minutos antes habíamos visto, una sensación parecida a un
choque eléctrico. Sentí la diferencia de la piedras mismas. Y me
pareció que mi hermano. tuvo la
misma sensación: pensamos para nosotros; piedras de una misma
cantera,
piedras labradas por los mismos albañiles.
Tiempo después, en una conversación en Logia con mi hermano. recordé
este episodio,
y me dijo que no sólo entonces, sino siempre él había sentido esta
diferencia
y estaba profundamente convencido de
su realidad. "Sólo el objetivismo está convencido de que una piedra
es
una piedra y nada
más", y añadió. "Pero, cualquier mujer o niño sin educación sabe muy
bien que una piedra del
muro de una Catedral o una piedra del muro de una prisión son cosas
diferentes."
Me parece, que al examinar un fenómeno dado en conexión con todas las
cadenas de
consecuencias de las que es un eslabón, hallaremos que la sensación
subjetiva de las
diferencias entre dos objetos físicamente Idénticos, que a menudo
consideramos como mera
imagen poética, como alusión, cuya realidad siempre negamos — es
enteramente real; veremos que
estos objetos son realmente diferentes, tan diferentes como una vela
y
una moneda que tienen
apariencia de círculos Idénticos en el mundo dimensional de las
mentes
profanas.
Veremos entonces que los objetos idénticos con respecto al material
en
que consisten,
pero distintos en cuanto a sus funciones, son realmente diferentes, y
que esta diferencia se
profundiza tanto que hasta hace que el material aparentemente
idéntico
sea físicamente
diferente. Hay Piedras diferentes, masones diferentes, masonerías
diferentes;
inclusive es claro que formas de ver a la masonería de formas
diferentes.
Ningún análisis químico detectará jamás esta diferencia entre piedras
sacadas
de la misma cantera. No obstante, existe, y hay personas muy
sensibles
que la sienten y entienden.
La escuadra y un compás, una arma y la cruz donde murió Cristo pueden
fabricarse
con alguna clase de madera y hierro, pero en realidad son objetos
diferentes, fabricados con material
diferente. Lo que vemos, tocamos, investigamos, son sólo los
"círculos
sobre el plano mental"
comprados con el mismo dinero. No son sino las sombras de cosas
reales, la esencia de lo que yace
en su función. Las sombras de un masón, un asesino y un profano
pueden
ser completamente
idénticas — es imposible distinguirlos por sus sombras, tal como es
imposible distinguir la
madera de la escuadra masónica, del arma y de la cruz mediante
análisis químico. No obstante, son
hombres diferentes y objetos diferentes — sólo son sombras son
iguales
y similares.
Y si consideramos a los hombres como los conocemos — el masón , el
asesino y el profano —
. los hombres que nos parecen similares e iguales, y los examinamos
desde el punto de vista
de sus diferentes funciones, veremos que, en realidad, son totalmente
diferentes y nada tienen
en común. Son seres diferentes, pertenecientes a categorías
diferentes, a planos diferentes del
mundo, entre los que no hay puentes o vías de comunicación. Estos
hombres nos parecen
similares e iguales porque, en general, sólo vemos las sombras de los
hechos reales. En
realidad, las "almas" de estos hombres son totalmente diferentes, y
no
diferentes en calidad, ni
en magnitud, ni en su "edad" como la gente prefiere expresarlo ahora,
sino diferentes en su
naturaleza misma, en su origen, y en la finalidad de su existencia —
tal como los objetos
difieren cuando pertenecen a categorías completamente diferentes.
Cuando empecemos a entender esto, el concepto general hombre deberá
experimentar en
nosotros un gran cambio.
Y esta relación se repite en la observación de todos los fenómenos.
Un
compás, una arma y
una cruz son cosas de categorías tan diferentes, átomos de cuerpos
tan
diferentes (que conocemos
por sus funciones), que no puede haber cuestión de similitud alguna
entre ellos.
Nuestra desgracia es que consideramos la composición química de una
cosa como su atributo
más rea!, mientras que los atributos reales deben buscarse en las
funciones de una cosa. Si
pudiéramos adquirir la posibilidad de ampliar y ahondar nuestra
visión
de las cadenas de la
causalidad, cuyos eslabones son nuestras acciones y nuestra conducta;
si aprendiéramos a
considerarlas no sólo en su propia vida. sino en un vasto significado
cósmico; si lográramos
hallar y establecer la conexión entre los fenómenos simples de
nuestra
vida y la vida del
cosmos, entonces, indudablemente, deberíamos descubrir que lo nuevo e
inesperado es
infinito en los fenómenos más simples. En ese sentido ¿Podremos con
nuestro poder mental cambiar a
nuestro antojo la percepción nuestra y la de los demás?
Por ejemplo, de este modo deberíamos ser capaces de aprender algo
enteramente nuevo
acerca de simples fenómenos físicos que estamos acostumbrados a
considerar naturales e
inexplicables, y respecto de los cuales damos por sentado que sabemos
algo. Pero, muy
inesperadamente, descubrimos que no sabemos nada, que todo lo que
conocimos antes es sólo
una deducción errónea de premisas erróneas. Algo infinitamente vasto
e
inconmensurablemente significativo puede revelársenos en fenómenos
como la expansión y la
contracción de los sólidos, los fenómenos eléctricos, el calor, la
luz, el sonido, el movimiento
de los planetas, la llegada del día y de la noche, la sucesión de las
estaciones, una tormenta de
truenos, los relámpagos, etc. En general, de pronto y muy
inesperadamente podemos hallar
explicaciones de las propiedades de fenómenos que solíamos aceptar
como algo conocido y
que no contienen nada más allá de lo que vemos en ellos.
La constancia, la duración, la periodicidad o no periodicidad de los
fenómenos pueden
adquirir para nosotros un significado y una importancia enteramente
nuevos. En la transición
de un fenómeno al otro es mucho lo nuevo e inesperado que puede
revelársenos. Nacimiento,
muerte, la vida de un hombre, su relación con otros hombres, amor,
enemistad, simpatías,
deseos y pasiones pueden aparecer de repente bajo una luz enteramente
nueva. Nos es difícil
imaginar en este momento la naturaleza de esta novedad que es posible
que sintamos en viejas
cosas familiares; y, una vez que la empezamos a sentir, será
dificilísimo entenderla. Pero. en
realidad, sólo nuestra incapacidad para sentir y entender esta
"novedad' es la que nos separa
de ella, pues vivimos en ella y en medio de ella. Pero nuestros
sentidos son demasiado
primitivos, nuestras ideas son demasiado burdas para una sutil
diferenciación de los
fenómenos que deben revelársenos en el espacio superior. Todo radica
en Nuestra
mente, nuestra capacidad
de asociación, es insuficientemente dúctil para captar correlaciones
nuevas. En consecuencia,
el primer sentimiento que induce nuestra familiarización con "ese
mundo" o sea, este mundo
nuestro, considerado solamente sin las limitaciones bajo las que
habitualmente lo vemos,
debe ser el sentimiento de asombro, y este asombro debe crecer,
agrandarse cada vez más a
medida que mejora la familiarización con él. Y cuando mejor
conozcamos
una cosa o cierta
correlación de cosas, cuando estemos más próximos y familiarizados
con
ella. mayor será
nuestro asombro y más será lo nuevo e inesperado que descubriremos en
ellas.
Si deseamos entender el nuevo orden mundial, debemos buscar un
significado oculto en todo.
Actualmente estamos demasiado hondamente arraigados en el método
racional con su
tendencia a buscar en todo una causa visible y un efecto visible. Y
este peso de los hábitos
positivistas hace extremadamente difícil entender ciertas ideas.
Entre
otras cosas, nos es
extremadamente difícil entender la realidad de la diferencia en el
mundo entre
objetos que son similares en nuestro mundo pero que tienen funciones
diferentes.
Sin embargo, si queremos entender aproximadamente al nuevo orden
mundial, debemos
empeñamos con toda nuestra fuerza en notar todas aquellas aparentes
diferencias son subjetivas
entre los objetos, que ocasionalmente nos asombran y que a veces
sentimos tan
dolorosamente y claramente; aquellas diferencias que se expresan en
las Imágenes artísticas y
que nos dan vislumbres del mundo de las realidades. Estas diferencias
son las realidades del
nuevo mundo, mucho más reales que todo el maya de nuestros fenómenos.
Debemos empeñarnos en notar estas realidades y desarrollar en
nosotros
la capacidad para
sentirlas, porque es precisamente de este modo y sólo de este modo
que
entramos en
comunión con el mundo o con el mundo de los causas.
Encuentro un ejemplo interesantísimo de comprensión del significado
oculto del
Fenómeno Masónico
Las cAntidades iguales de energía que dos hombres gastan para
diferentes propósitos,
nosotros vemos una vasta diferencia que los hombres de ciencia no
ven:
supongamos que uno
de ellos se dirige a una Tenida en Logia, y que el otro se dirige a
asesinar a ese hermano que va a Logia; y nosotros —no los profanos— V
emos una diferenci A
especifica entre la eneRgía del movimiento de Acción y a De unaRueda
giratoria de similares.
Cada pensamiento del hombre, al hacérselo evOlucionar, penetra en el
mundo interior, y se
convierte en una entidad activa asociándose —podríamos decir que
fundiéndose— con un
elemental —es decir, con una de las fuerzas seminteligentes de los
reinos, luego la cabeza
cortada del asesino del masón es encontrada luego, en forma de gato.
Si por el momento dejamos de lado la última parte de esta cita y sólo
tomamos la primera,
veremos que, ciertamente, el "hombre profano" no admite la diferencia
en la calidad de
energía que gastan dos hombres que caminan — uno hacia sus Palacios a
hacer
sus augustos Trabajos y el otro a asesinarlo. Para el profano, esta
diferencia no es discernible. La ciencia profana no lo
siente ni lo reconoce, la justicia se efectuó al final. Pero tal vez,
en realidad, esta diferencia sea más profunda todavía y
consista no sólo en la diferencia entre géneros de energía, sino en
la
diferencia entre los
hombres, uno de los cuales puede desarrollar energía de un género y
otro energía de otro
género. Y nosotros poseemos una forma de percepción que siente
perfectamente esta
diferencia, la entiende y conoce. Estoy hablando del arte. Un
albañil,
un pintor y un escultor
entienden perfectamente que es posible caminar de modo diferente; más
que eso: que es
imposible caminar en el mismo sentido. Un albañil y un profano
caminan
de modo diferente.
La persona que mejor entenderá esto, al menos debería entenderlo
mejor, es un mago.
Un poeta aún profano entiende que el compás masónico, una arma y una
cruz se fabrican, con diferentemadera.
Entiende la diferencia entre una piedra del muro de un Templo
Masónico
y una piedra del muro
de una prisión. Oye las voces de las piedras, entiende el idioma de
los antiguos muros", de
los túmulos, de las ruinas, de los ríos, bosques y llanuras. Oye la
voz del silencio, entiende la
diferencia psicológica de los silencios, comprende que el silencio
puede ser diferente. Y esta
comprensión masónica del mundo debe desarrollarse, fortalecerse y
reforzarse, porque sólo a
través de ella entramos en contacto con el mundo verdaderamente real