ALCOSERI
unread,Oct 27, 2008, 9:34:40 PM10/27/08Sign in to reply to author
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to SECRETO MASONICO
Liturgia masonica y sus Origenes
De: SôLÆR¥S (Mensaje original) Enviado: 01/06/2008 06:19 p.m.
El texto de los libros santos que sea redactado en una ”lengua
sagrada” (como el
Antiguo Testamento) o, bien, en una lengua “litúrgica” (como el griego
del Nuevo
Testamento), es siempre, al menos en la práctica, un texto “fijado”, y
las armonías
internas que pueda comportar son en consecuencia inmutables. Lo mismo
ocurre para
las obras iniciáticas de los “poetas inspirados”; recordaremos que,
después del drama de
los Templarios, Dante alteró voluntariamente, algunas de las
correspondencias
numéricas, de las que la “Divina Comedia” está llena. En lo
concerniente a los textos
litúrgicos del Cristianismo, hay que hacer una distinción entre las
Iglesias Oriental y
Occidental. Las liturgias orientales tienen el texto fijado desde hace
varios siglos. No
ocurre lo mismo en las liturgias de la Iglesia donde la lengua común
es el latín, y que han visto el texto
frecuentemente modificado, mitigado o completado, en el curso de los
tiempos. Por lo
cual, es un hecho digno de remarcar; estas modificaciones -siendo
algunas muy
recientes, al ser la última fecha conocida desde hace pocos años- han
cambiado
notablemente el número de repeticiones de palabras y signos
característicos, de los que
hemos hablado; pero, después -como antes de cada reforma-, el número
de estas
repeticiones es siempre un “número simbólico” tradicional.
Es poco creíble que las autoridades religiosas que han decretado
dichas
reformas, se hayan preocupado de salvaguardar los “ritmos internos” de
los textos
modificados. Solamente, y queremos llamar la atención en esto, como la
revisión no
constituía una modernización (es decir, una concesión a los perjuicios
modernos), sino
una adaptación legítima a las nuevas condiciones del orden cósmico, su
acción no ha
alterado el “reflejo” de cierto orden cósmico en los ritos sagrados;
reflejo, del que una
de sus manifestaciones -secundaria, puede ser, desde el punto de vista
exterior, pero
eminentemente “parlante” desde el punto de vista interior- consiste,
precisamente, en
“la armonía interna de los números”. Recordaremos aquí lo que se
escribió
sobre el parentesco etimológico de las palabras “orden” y “rito”, y
también la admirable
definición que dio de la armonía: “reflejo de la Unidad principial en
el mundo
manifestado”.
Se hace ahora necesario volver a los ritos masónicos. Los textos
primitivos -sin
duda muy diferentes según los pueblos y las lenguas-, debían contener
en abundancia
armonías del género de las que hemos hablado, porque el arte de la
construcción está
estrechamente ligado a la ciencia de los números. Por otra parte, en
el segundo grado (el
más “operativo” de los grados azules) se hace un extenso comentario
sobre el
simbolismo de las Artes Liberales, entre las que el trivium
(Gramática, lógica, retórica)
constituye la ciencia de las letras, y donde el quadrivium
(Aritmética, Geometría,
Astronomía, música), comporta las artes basadas en la ciencia de los
números. Pero, a
partir del momento en que los “modernizadores” emprenden su nefasta
obra, todos estos
ritmos internos deberían alterarse y finalmente desaparecer, y, esto,
mucho más
fácilmente cuando su existencia estaba “escondida” e, incluso,
inconcebible a los ojos
de las gentes para las que no hay ninguna realidad fuera de las
apariencias. Pero no
podemos reprochar a la tinieblas el que no puedan “comprender la
Luz”...
Así, de degradación en degradación, deberíamos llegar a ciertos ritos
edulcorados, de los que estaba proscrito todo simbolismo profundo, y
adornados a veces
de tiradas pseudo-científicas -por no catalogarlas de anticlericales-,
muy cercanas, en
suma, a justificar las aserciones de aquellos para los que ¡la
Masonería es una contra-
Iglesia, y las Logias “Institutos superiores del Libre-Pensamiento”!
El enderezamiento debía venir de Francia, donde el mal había sino
mayor. En el
primer cuarto de nuestro siglo, un pequeño grupo de Masones, reunidos
en torno a la Logia “Thébah”, habían adoptado un ritual que ya era
bastante superior a
los del uso de la época. Pero las circunstancias aun no eran muy
favorables: el empleo
de la Biblia como “la primera de las tres Grandes Luces de la
masonería”, no pudo ser
restablecido. Desde entonces, las cosas han cambiado mucho. En todas
las Obediencias,
se han sucedido las tentativas, que no siempre tuvieron resultado,
pero que son el índice
cierto de una exigencia manifiestamente resentida, y que, con la ayuda
del Gran
Arquitecto del Universo, acabará por triunfar.
Algunos de los que han participado, a veces en un total aislamiento,
en esta labor
frecuentemente ingrata y que puede parecer decepcionante, nos han
dicho haber tenido
la impresión de una “comunión con los Masones de los antiguos días”.
En verdad, desde
el momento en que intervengan en la obra tradicional, ninguno de sus
esfuerzos será
inútil. Era una piedra aportada a un majestuoso edificio, para su
acabado, en el que no
está prohibido contar con una cierta “asistencia del Espíritu”.
Incluso desde un punto de vista totalmente contingente, es natural que
las
armonías, destruidas por la acción anti-tradicional de los
“modernizadores”, reaparezcan
como consecuencia de una vuelta a la Tradición. Y si llega a ocurrir,
como en el caso
citado al comienzo de este artículo, que las armonías ponen en
evidencia, a cualquiera
de los veintiún “Nombres divinos” tan venerados en la antigua
Masonería, nos gustaría,
sobretodo, ver, en este hecho, su significación simbólica.
Los modernizadores se habían esforzado en cazar al Dios de la
Masonería. La
Biblia y el “símbolo supremo” del Gran Arquitecto del Universo, habían
sido los
objetivos particularmente divisados en sus ataques. Desde el momento
en que su obra
esté batida -sino es definitivamente abolida-, es natural que la
Divinidad “reintegre” el
ritual; y esto, no sólo de forma “visible”, sino también de forma
“oculta”, pues la
Escritura nos atestigua, en boca del rey Salomón, el día de la
Dedicatoria al primer
Templo: “el Eterno quiere habitar en la oscuridad”.
A medida que los rituales masónicos devinieron más completos, más
tradicionales -y, por eso mismo, más “auténticos”-, la armonías
numéricas y otras, que
constituyen su esencia, fueron más aparentes y más numerosas. Pues
todo, en el
Templo, debe estar en armonía, como, en el Arca de Noé, todos los
seres vivían en paz.
Para terminar citaremos, una interesante fórmula, tomada de un elogio
de estos Artes
Liberales de que hemos hablado, y que son uno de los temas de
meditación propuestos
para el segundo grado: “En fin, la Música, la más inmaterial de todas
las Artes, es la
expresión humana de esta Armonía divina, que une a los acordes
terrestres, con el canto
de la esferas estrelladas. Es un fuerte medio de ascesis,
constantemente asociado por
nuestros antigüos Padres, al culto del Gran Arquitecto del Universo, a
quien pedimos la
gracia de acceder una día, mediante la belleza de los sonidos y la
Fuerza de los ritmos, a
la suprema Sabiduría del Silencio