♣♥SEÑOR♥♣
unread,Nov 22, 2008, 9:23:58 PM11/22/08Sign in to reply to author
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to SECRETO MASONICO
ORIGEN MÁGICO DE LA MASONERÍA
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De: Lvx_orLvx (Mensaje original) Enviado: 24/04/2006 11:52 p.m.
ORIGEN MÁGICO DE LA MASONERÍA
La gran sociedad cabalistica conocida en Europa bajo el nombre de
Masonería apareció repentinamente en el mundo cuando la rebelión
contra la
Iglesia logró desmembrar la unidad cristiana. Los historiadores de la
Orden se
hallan en dificultades cuando buscan explicar su origen. Según
algunos,
provino de una cofradía de masones que se unieron para construir la
catedral
de Estrasburgo. Otros atribuyen su fundación a Cromwell, sin detenerse
a
considerar si los Ritos de la masonería inglesa en la época del
Protector no se
desarrollaron más probablemente como un contragolpe hacia este jefe de
la
anarquía puritana. En fin, algunos son tan ignorantes que atribuyen a
los
jesuitas el mantenimiento y dirección, si no la invención, de una
sociedad
conservada largo tiempo en secreto y envuelta siempre en el misterio.
Dejando
a un lado esta última opinión, que se refuta por sí misma, podemos
conciliar
las otras, admitiendo que los Hermanos Masones tomaron su nombre y
algunos emblemas de su arte de constructores de la catedral de
Estrasburgo, y
que su primera manifestación pública tuvo lugar en Inglaterra, debido
a las
instituciones radicales y a pesar del despotismo de Cromwell. Puede
añadirse
que los templarios fueron sus modelos, los rosacruces sus progenitores
inmediatos, y los sectarios juanistas sus antepasados más remotos. Su
doctrina
es la de Zoroastro y Hermes, su ley es la iniciación progresiva, su
principio es
la igualdad, regimentada por la jerarquía y la fraternidad universal.
Son
sucesores de la escuela de Alejandría, y de todas las iniciaciones
antiguas,
custodios del Apocalipsis y del Zohar. La verdad es el objeto de su
culto, y
representan a la verdad como la luz; toleran todas las formas de
credo,
profesan una sola filosofía, buscan únicamente la verdad, enseñan la
realidad,
y su plan consiste en dirigir toda la inteligencia humana, mediante
pasos
graduales, dentro del dominio de la razón. El fin alegórico de la
Francmasonería es la reconstrucción del Templo de Salomón; el fin real
es la
restauración de la unidad social mediante una alianza entre la razón y
la fe, y
la vuelta al principio de la jerarquía, basada en la ciencia y en la
virtud, el
sendero de la iniciación y sus pruebas que sirven como escalones de
ascenso.
Se apreciará que nada es más bello, nada más grande que tales ideas y
consagraciones; desgraciadamente, las doctrinas de unidad y sumiSión a
la jerarquía no fueron mantenidas en la masonería universal. Además
de la ortodoxa, surgió la masonería disidente, y las peores
calamidades de la
revolución francesa fueron resultado de este cisma.
Ahora bien, los francmasones tienen su leyenda sagrada, que es la de
Hiram, completada por otra relativa a Ciro y Zerubabel. La leyenda de
Hiram
es como sigue. Cuando Salomón proyectó su Templo, confió los planos a
un
arquitecto llamado Hiram. Este maestro constructor, para imponer orden
a su
obra, dividió a los artesanos según sus grados de capacidad. Eran
muchísimos
y a fin de reconocer a los artesanos para poder clasificarlos según su
mérito o
remunerarlos en proporción a su labor, asignó Contraseñas y Signos
particulares a cada una de las tres categorías, o sea, para los
Aprendices, los
Compañeros y los Maestros. Sucedió que los tres Compañeros codiciaron
el
grado de Maestro sin ganárselo con su capacidad. Tendieron una
emboscada
en las tres puertas principales del Templo, y cuando Hiram salía por
una de
ellas, el primero de estos Compañeros pidió la Palabra-Maestra,
amenazándolo con su regla. Hiram respondió: "No la recibí así".
Entoces el
Compañero le golpeó, enfurecido, con su herramienta y le infligió la
primera
herida. El constructor corrió hacia la segunda puerta, donde se
encontró con el
segundo Compañero, que le efectuó igual reclamo y recibió igual
respuesta.
En esta ocasión Hiram fue golpeado con una escuadra o, como dicen
otros,
con una palanca. En la tercera puerta estaba el tercer asesino, que
completó su
obra con un mazo. Los tres compañeros ocultaron el cadáver bajo un
montón
de basura, plantaron en la improvisada tumba una rama de acacia y
luego
huyeron como Caín luego de asesinar a Abel. Sin embargo, cuando
Salomón
vio que su constructor no aparecía, envió a los nue\e Maestros en su
busca y la
rama de acacia indicó dónde estaba su cadáver. Lo sacaron de entre los
desperdicios, y como había permanecido allí largo tiempo, pronunciaron
una
palabra que significaba que la carne se caía de sus huesos. A Hiram le
fueron
tributadas las debidas exequias, despachando Salomón veintisiete
Maestros en
busca de los asesinos. El primero fue sorprendido en una caverna;
cerca de él
ardía una lámpara, un arroyuelo corría a sus pies y tenía a su lado un
puñal
para defenderse. El Maestro que entró primero reconoció al asesino, se
apoderó del arma y le apuñaló exclaman-do Nekam, vocablo que significa
"venganza". Le llevaron la cabeza a Salomón, quien tembló ante el
espectáculo y dijo al vengador: —Infeliz. ¿no sabes que me reservo el
derecho
de castigar?
Entonces todos los Maestros cayeron de rodillas ante el rey y le
suplicaron
perdonase a aquél cuyo celo había descarriado. El segundo asesino fue
traicionado por quien le prestó asilo. Estaba escondido en una rota
cerca de
una zarza ardiente; brillaba el arco iris sobre la roca y cerca de él
había un
perro. Eludiendo la vigilancia del perro, los Maestros atraparon al
criminal, le
ataron y condujeron a Jerusalén, donde murió sometido a las mayores
torturas.
El tercer asesino fue muerto por un león, y hubo que matar a la bestia
antes de
poder apoderarse del cadáver. Otras versiones dicen que se defendió
con un
hacha cuando los Maestros cayeron
sobre él, pero que lograron desarmarle y conducirle ante Salomón quien
le
hizo expiar su crimen.
Esta es la primera leyenda; ahora sigue su explicación. Salomón
personifica a la ciencia y la sabiduría supremas. El Templo es la
realización y
el emblema del reino jerárquico de la verdad sobre la tierra. Hiram es
el
hombre que, mediante la ciencia y la sabiduría, alcanzó el imperio.
Gobierna
con justicia y orden, retribuyendo a cada uno según sus obras. Cada
Grado
guarda correspondencia con una palabra, que expresa su sentido. Para
Hiram
la palabra es una sola, pero se expresa de tres mane-ras. Una es para
los
Aprendices y estos pueden expresarla; significa la Naturaleza y es
explicada
por la Obra. Otra es para los Compañeros; en su caso significa el
pensamiento
y es explicada por el Estudio. La tercera es para los Maestros; en su
boca
significa la verdad y es explicada por la Sabiduría. En cuanto a la
palabra en
sí, se usa para designar a Dios, cuyo verdadero nombre es
impronunciable e
incomunicable. Así hay tres grados en la jerarquía y tres entradas en
el
Templo; hay tres modalidades de luz y tres fuerzas de la Naturaleza;
estas son
simbolizadas por la Regla que mide, la Palanca que eleva y el Mazo que
consolida. La rebelión de los instintos brutales contra la
aristocracia
jerárquica de la sabiduría se arma exitosamente con estas tres fuerzas
y las
vuelca para sus fines personales. Hay tres rebeldes típicos: el
rebelde contra la
Naturaleza, el rebelde contra la Ciencia y el rebelde contra la
Verdad. En el
Hades clásico fueron representados por las tres cabezas de Cerbero; en
la
Biblia, por Koran. Dathan y Abiram; y en la leyenda masónica se
distinguen
por los nombres que varían en los diferentes Ritos. El primero, que
habitualmente se llama Abiram, o asesino de Hiram, es quien golpea al
Gran
Maestro con la regla: esta es la historia del hombre justo inmolado
por la
pasión humana bajo la pretensión de la ley. El segundo, denominado
Mephibosheth, luego ridículo y débil pretendiente del trono de David,
ataca a
Hiram con la palanca o la escuadra. Así la escuadra o la palanca
populares de
la igual-dad insensata se convierten en instrumento de la tiranía en
manos de
la multitud, y atacan, con mayor fiereza aún que la regla, la realeza
de la
sabiduría y la virtud. En fin, el tercero remata a Hiram con un mazo,
así
actúan los instintos brutales cuando procuran establecer el orden, en
nombre
de la violencia y el miedo, aplastando a la inteligencia.
La rama de acacia sobre la tumba de Hiram semeja la cruz sobre
nuestros altares; es un signo del conocimiento que sobrevive al
conocimiento
mismo; es la verde ramita que presagia otra primavera. Cuando los
hombres
han perturbado de esta manera el orden de la Naturaleza, la Pro-
videncia
interviene para restaurarlo, como Salomón para vengar la muerto del
Maestro
Constructor. Quien asesinó con la regla, perecerá con el puñal. Quien
atacó
con la palanca o la escuedra, expiará su crimen con el hacha de la
ley; esta es
la sentencia eterna que cae sobre los regicidas. Quien asesinó con el
mazo
será víctima del poder que empleó malamente. Quien mató con la regla
es
traicionado por la misma lámpara que le alumbra y por el arroyuelo del
que
bebe: esta es la ley de represalia. Quien
destruyó con la palanca es sorprendido cuando su vigilia fracasa como
un
perro dormido, y es entregado por sus propios cómplices, pues la
anarquía
es madre de la traición. Quien golpeó con el mazo es devorado por el
león,
que es una variante de la esfinge de Edipo, mientras que quien venza
al león
merecerá suceder a Hiram. El cuerpo corrupto del Constructor indica
que
las formas pueden cambiar mas el espíritu subsiste. El manantial en la
vecindad del primer asesino recuerda el Diluvio que castigó los
crímenes
contra la Naturaleza. La zarza ardiente y el arco iris que delatan al
segundo
asesino tipifican la vida y la luz denunciando el pecado de
pensamiento.
Finalmente, el león vencido representa el triunfo de la mente sobre la
materia y la sujeción absoluta de la fuerza a la inteligencia. Desde
la
alborada del trabajo intelectual por el que fue erigido el Templo de
la
unidad, Hiram fue asesinado a menudo, pero siempre se levantó de entre
los muertos. Es Adonis destruido por el jabalí, Osiris asesinado por
Tifón,
Pitágoras proscripto, Orfeo despedazado por las Bacantes, Moisés
abandonado en las cavernas del Monte Nebo, Jesús crucificado por
Judas,
Caifás y Pilatos. Ahora bien, son masones de verdad quienes buscan
persistentemente reconstruir el Templo de acuerdo con el plan de
Hiram.
Esa es la leyenda grandiosa y principalmente de la masonería; hay
otras no menos bellas y profundas; pero no creemos justificado
divulgar sus
misterios. Aunque sólo hemos recibido la iniciación de Dios y de
nuestras
indagaciones, mantendremos los secretos de la francmasonería
trascendental tal como lo hacemos con nuestros propios secretos.
Habiendo
llegado, por nuestro esfuerzo, a un nivel de conocimiento que impone
silencio, nos consideramos más comprometidos por nuestras convicciones
que por un juramento. La ciencia es nobleza que obliga, y de ningún
modo
dejaremos de merecer la principesca corona de la Rosa-Cruz. También
creemos en la resurrección de Hiram.
Los Ritos de la masonería tienden a transmitir un recordatorio de las
leyendas de la iniciación y a preservarlas entre los Hermanos. Ahora
bien, si
la masonería es tan santa y sublime, puede preguntársenos cómo es que
tan a menudo la Iglesia la proscribió y condenó; pero ya hemos
replicado a
estas preguntas al mencionar sus divisiones y profanaciones. La
masonería
es la Gnosis y los falsos gnósticos provocaron la condenación de lo
verdadero. Esta fue ocultada, no por miedo a la luz, sino por-que la
luz es lo
que anhelan, buscan y adoran; pero temieron el sacrilegio, o sea, a
los falsos
intérpretes, a los calumniadores, al ludibrio de los escépticos, a los
enemigos de toda creencia y toda moralidad. Además, en la actualidad,
hay
muchos que piensan que son masones pero no conocen el significado de
sus
Ritos, habiendo perdido la Clave de los Misterios. Interpretan
erróneamente
hasta sus dibujos simbólicos y los signos jeroglíferos que blasonan
las
alfombras de sus Logias. Estos dibujos y signos son las páginas de un
libro
de la ciencia absoluta y universal. Pueden leer por medio de las
claves
cabalísticas sin que quede nada oculto para el iniciado que posee ya
las de
Salomón.
La masonería no fue meramente profanada sino que sirvió de velo y
pretexto de conspiraciones anárquicas que dependían de la influencia
secreta
de los vengadores de Santiago de Molay y de quienes continuaron la
labor cismática del Templo. En lugar de vengar la muerte de Hiram.
vengaron la de sus asesinos. Los anarquistas retomaron la regla, la es-
cuadra
y el mazo, escribiendo en ellos las palabras Libertad, Igualdad y
Fraternidad: Libertad, es decir, para toda codicia, Igualdad en la
degradación,
y Fraternidad en la labor de destrucción. Esos son los hombres a los
que la Iglesia condenó con justicia y condenará eternamente.