TABOU LEY Y LOS VACILES POLÍTICOS MUSICALES AFRICANOS
Hermanos Aretino, Lil, Rubén, Errol, Mamadou y Cristóbal:
Emocionante que me recuerdes a un gran artista y mujeriego, como Pascal Sindani Tabou, pues la Matzekini, la Bell y la Tess, apenas han podido con el lúbrico apetito del "toro" Rochereu, también conocido como "le segneur". Hay que destacar en Tabou Ley, el estudio y asimilación de la rumba cubana y los estilos borinqueños de sus dos escuelas gemelas de cuerdas montunas: la modalidad guajira y la modalidad jíbara, algo en lo cual también hay que recordar a la Oriental Brother Band de Nigeria.
Desde una perspectiva más marxista de la historia social de la música, yo en lo personal destaco en todo este proceso que llaman de “modernización”, “electrificación”; o “urbanización” – en concordancia con Garth White el musicólogo del ACIJ* de Jamaica - a toda una generación de músicos que animan un contexto independentista en el mundo musical bantú:
La irrepetible generación de Luambo Franco Makiady, Joseph Kabaselle Tchamalla o Gran Kallé, Sam Manguana, Musanguene Alphonse, Theo Blaise Konkou o Niko Kazanda Mulawayi, quienes van a crear el gran movimiento de la rumba africana que va a desembocar en el soukus y más tarde en una variedad de estilos en la línea del pop africano, como el choc, antichoc, Ndombolo y otros que ahora no recuerdo en esta sentada.
Todo ese vacile generacional en donde música e independentismo se convierten en detonante de la creatividad, no puede alejarse del fenómeno de las dictaduras y las posiciones ideológicas de la guerra fría, recordando como un Luambo Franco Makiadi, por ejemplo, va a adherir su obra musical y sus energías vitales al independentismo africano de izquierda encarnado por Patricio Lumumba, mientras por el contrario Manguana, Alphonse o el gran Kallé, van a adherir al estilo de "independencia intervenida" de Mobutu Sese Seko.
Cuando Mobotu da el golpe de estado y asesina a Lumumba, la emprende precisamente contra Franco, su gran predicador desde la urbanización de la música africana tradicional urbanizada, quien deja como testimonio musical de su vida de perseguido político, un alegato musical sobre el sufrimiento de su pueblo, bajo un régimen sumiso a las potencias occidentales como el de Mobotu, el cual colaboró con Suráfrica en contra de la guerra independentista de Angola. Esa canción se conoció como MARIO.
Pero… ¿Hacia dónde apuntó políticamente Tabou Ley, a pesar de las lisonjas de Mobotú y al bienestar económico y político que ello entrañaba? Tabou Ley– nos recuerda la desaparecida página Mediaport Net Francia- decidió guardar distancia del régimen y sus áulicos, optó como Ismael Rivera en Puerto Rico, ubicarse en el centro de un tambor musical – ver a César Miguel Rondón en la biblia de la Salsa- no sin antes afirmar que su música y su persona seguían comprometidas con el espíritu del Chachá de la Independencia. Ahora, hablando del mundo musical angoleño… ¿Qué pasaba con los artistas independentistas allá?
Pues por aquel lado, el independentismo radical había tocado las puertas de la Cuba revolucionaria, que no dudó en sumar a sus tropas africanas de Etiopía, los contingentes de Angola con el acompañamiento de Ernesto Ché Guevara. Músicos presidenciables como Zamora Machel, cantantes como Belita Palma, o De Castro, van no sólo a dedicarse en Ángola a acompañar con su arte a Agostigno Neto en su lucha emancipadora, sino que al igual que André Malraux, van a empuñar las armas, hecho que por lo menos a Belita Palma le va a costar la vida en una cobarde carnicería, apoyada por las tropas invasoras de Suráfrica, Zaire y con apoyo táctico de USA.
De esas etapas heroicas de un pueblo angoleño que va de la mano con el cubano, a una guerra de liberación en la que canta, sufre, pelea con encono y da la vida, trasciende al mundo picotero del Caribe colombiano, de la autoría de Zamora Machel, el Mulamu, bautizado como “la maleta”; y otra épica canción que narra la resolución de regar con la sangre revolucionaria las calles, como “Mariama”.
El musicólogo de la universidad de Austin, Al Angeloro escribió un portentoso ensayo donde señala en alguno de sus apartes, cómo estos escenarios de cooperación militar permitieron una devolución de influencias – strikes back- de la música africana y del Caribe, hacia la música urbanizada africana de países como Congo y Angola.
Es muy probable que en algunos de estos discos del mundo picotero o de Ángola, haya referencia a la histórica batalla de Cuito Canavalle, teatro de operaciones dirigido telefónicamente por Fidel Castro desde la Habana, que significó una paliza militar tipo David a Goliat, cuando las fuerzas cubanas y angoleñas pusieron en fuga a los ejércitos de Zaire y Suráfrica, con sus contingentes de mercenarios y asesores franceses y de USA que lo superaban numéricamente de tres a uno.
El independentismo africano, no sólo se reduce al mundo bantú – recordar Ancien Combattant de Zao- mandingo o Yoruba, sino que por todo el continente de nuestros ancestros, la música africana que bailamos en los picós, bautizada con otros nombres por desconocer lenguas coloniales y nativas, ha jugado un papel importante en las luchas de liberación:
En Kenia y Tanzania, los equivalentes a los picós africanos, en el caso de Zimbabue, grababan canciones en la hermética lengua shona que eran en realidad mensajes de la guerrilla chimurenga o “guerra de liberación”, el cual se convierte en ritmo musical impulsado por Tomás Mapfumo, creando una escuela de inconformistas luego que las independencias se pervierten, seguida por músicos de este a oeste y de norte a sur de África, como Remy Ongala, Lapiro Mbanga y los Telemusique, entre otros, formación en la cual militó en su juventud el gran Diblo Dibala.
Indudablemente la música africana que bailamos en el Caribe Colombiano y que promociona con acuciosidad gozosa y rigor científico en Puerto Rico, Errol Montes Pizarro, a través de su Rumba Afrocaribe, es mucho más que la escena vaciladora de los cincuenta y sesenta en el Congo cuando los grandes formatos orquestales tipo, OK Jazz, TPOK Jazz, Zaiko Langa, Zaiko Langa Langa o Zaiko Langa Yabakoko, dominaban una escena musical con unas élites colonialistas en formación, connota esa música ahora nuestra, una epopeya sonora independentista que aún continúa y en la cual la Cuba demonizada por un premio nobel de literatura al gusto del mercado, que ha convertido el nombre de Fidel Castro en sinónimo de diablo político, ha jugado un papel emancipador por estudiar y divulgar en nuestro medio.
CNN -el campeón mundial del tapen tapen – oprobioso ritmo informativo que suenan las demás empresas vendedoras de noticias, que actúan como infamantes satélites, por ejemplo, nunca han notificado al mundo, los recibimientos de aclamación como liberador recibidos por Fidel Castro y sus brigadas cubanas de médicos y soldados, en los parlamentos de Suráfrica, Namibia y otras partes de ese continente de mis ancestros que me llena de tanto orgullo predicar y que aprovecho Aretino, para recordarte por esta provocación impensada, la necesidad de hacer con Rafa Bassi un conversatorio bebible algún día con Errol Montes, Ángel Perea Escobar, Nelson, Barriosnuevo o Mamadou Badiane, entre otros.
Nicolás Ramón Contreras Hernández
CC. 92.226.628 de Tolú – Sucre.
ACIJ: AFRICAN CARIBBEAN INSTITUTE OF JAMAICA
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