La técnica del "flash" de Enid Balint (2)
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Me tomo la libertad de copiar extensamente el mensaje del hilo "El
médico, su paciente y la enfermedad", en el que habíamos llegado a
encontrarnos con la técnica del flash de Enid Balint, porque nos puede
servir muy bien de introducción al hilo.
Lo modifico un poco (M33 del hilo
http://groups.google.com/group/la-enfermedad/browse_thread/thread/8cef6022ad127417/75f0956b72b23e3f
)
Nos preguntábamos ¿Qué hacer? ante un enfermo que a pesar de presentar
síntomas de tipo orgánico, no padece ninguna enfermedad (SIM), o cómo
abordar los problemas que plantea la gente en la clínica ordinaria, y
habíamos respondido que había que "Escuchar". A este "escuchar" le
seguía como consecuencia otra pregunta "¿Cómo escuchar?" o "¿Qué
escuchar? "; ¿Qué es eso que hay que escuchar en la clínica médica, y
cómo hacerlo?. Esa me parece que es la cuestión central. Proponemos
aquí una técnica que aplicar y que responde bien a nuestra demanda de
qué escuchar y cómo hacerlo.
Nos planteábamos que la psicoterapia no es tarea propiamente médica
aunque, es necesario tenerlo siempre en cuenta, cualquier acto médico
tiene en sí mismo componentes psicoterapéuticos como efecto añadido, y
hay que saber por qué y cómo se produce eso. No obstante, la
psicoterapia no es una tarea específicamente médica. Ocurre, sin
embargo, que de acuerdo con un modelo de enfermedad más evolucionado y
complejo que el modelo biomédico, como el modelo psicosomático o
biopsicosocial, los aspectos personales y psicoterapéuticos están tan
presentes en la consulta médica general que han llegado a constituir
su característica especializada y la patología de la persona se ha
convertido en el objeto de la Medicina General.
Así que habíamos llegado a la conclusión de que lo que el médico tenía
que hacer con sus pacientes era escucharlos. Escuchar al menos su
demanda y atenderla, lo que no quiere decir satisfacerla.
Los médicos de Balint ofrecían entrevistas largas a sus pacientes.
Creo que es preciso situar este método brevemente en su contexto
histórico para entender sus razones. El psicoanálisis de Freud estaba
en pleno auge. Había triunfado en EEUU y en Europa, y se mostraba muy
eficaz frente a antiguos e irresolubles problemas. En Inglaterra, el
movimiento psicoanalítico apenas tenía rival y había dado grandes
nombres y creado escuela; además, Popper todavía no había lanzado su
anatema contra el psicoanálisis (el psicoanálisis no es científico),
del que sus adversarios han hecho leña, aunque nadie se preocupara de
cuáles son las condiciones por las que el psicoanálisis, que es
supracientífico, constituye un paso más, un paso hacia adelante de la
ciencia, superándola.
En ese contexto dominado por el pensamiento psicoanalítico y por la
técnica de las entrevistas largas y regladas que utilizaba Freud (55
minutos, 5 sesiones semanales), Michel Balint pensó que con algunas
modificaciones, era perfectamente asumible por los médicos generales,
y que no era preciso el famoso diván; bastaba con el cara a cara y
tener al paciente en frente. Se impuso entonces que los médicos
citaran a sus pacientes al acabar las consultas ordinarias, y mantener
entrevistas largas del tipo sesión psicoanalítica "freudiana" o
clásica. Solo haciendo gala de una militancia y una enorme fe en el
procedimiento, algunos médicos lograron llevar a cabo la proeza, pero
otros muchos abandonaron porque se les hacía muy penoso prolongar sus
horarios de consulta, en ocasiones hasta avanzada la noche. Algo que
exige tanto sacrificio al médico y al paciente, y de una manera
continuada, no es asumible por la mayoría.
La hipótesis que sostenía esas visitas tan largas era que la
enfermedad actual tenía su origen en conflictos en la infancia. En eso
la escuela de inglesa de psicología era pionera a partir de las
investigaciones de Melanie Klein, cabeza de fila de la llamada escuela
kleniana, quien había visto de qué manera esos conflictos eran la
fuente o se encontraban en el origen de la mayor parte de dolencias
actuales. Por otra parte, estaba en pleno auge la escuela de
psicosomática de Chicago, de marcado corte psicoanalítico, y se
trataba, además de competir por la mejor teoría, de comprender el
fenómeno patológico humano en todas sus dimensiones. Dimensiones que,
por otra parte, parecían abrir sus puertas de par en par a todos
cuantos se propusieran investigar en el fenómeno patológico humano.
Así pues, el método ordinario era la llamada "entrevista prolongada"
en la que se les ofrecía a los pacientes un tiempo extra fuera de
horarios de consulta, para hablar de sus problemas.
Esto era muy problemático. Ocurre que una vez el paciente ha expuesto
sus síntomas y ha dicho lo que le pasa, espera a continuación que el
médico hable y diga o haga algo con todo eso. La mayor parte de
personas se extrañan profundamente cuando se les invita a hablar y a
decir lo que les pase por la cabeza. Obviamente, se les propone un
cambio de escenario para su enfermedad, pero no es fácil estar y
mantenerse en ese otro escenario. Se imponía una mejora metodológica,
y vino de la mano de la esposa de Balint, Enid Balint, quién describió
la llamada "técnica del flash", y la publicó en un libro que tituló
"Seis minutos por paciente".
Conviene decir de antemano que la técnica del flash es acaso la que
mejor conviene a eso que llamamos la "patología de la persona total" y
se adapta de maravilla al modelo biopsicosocial de enfermedad.
En la Introducción del libro de Enid Balint y J.S. Norell
(Compiladores) Paidós. Buenos Aires. 1979, J.S. Norell dice (p. 11):
"Con el capítulo de Enid Balint, 'La técnica del flash', nos
sumergimos inmediatamente en un debate acerca de aquello a lo que se
debe tender en la consulta corriente. Enid sostiene que quizás el
objetivo tradicional de localizar la dolencia no siempre es el
adecuado. Un objetivo alternativo consistiría en proporcionar al
paciente la oportunidad de comunicar lo que desea, y esto puede dar
por resultado un contacto breve, intenso e íntimo. Todos los problemas
que son puestos de manifiesto por ese 'flash' pueden ser indagados en
entrevistas posteriores, pero en esa indagación el paciente usa al
médico, puesto que en gran medida es el paciente mismo quien determina
el ritmo y el contenido del trabajo que realizan juntos." [Comentario
de JMG: Este concepto de que es el paciente el que usa al médico, y no
al revés, es fundamental. En contra de lo que es habitual, es
realmente el médico el que está al servicio del paciente. Tener esto
muy claro, y trabajar con ello como esquema mental, prácticamente
inmuniza contra la medicina defensiva, que no es otra cosa que el
resultado de la aplicación práctica del esquema opuesto y utilizado
comúnmente, esto es, que es el enfermo quien está al servicio del
médico y de la medicina o de las autoridades sanitarias]
"La esencia del particular tipo de trabajo que Enid Balint describe
[prosigue Norell en la Introducción del libro] es que el médico trata
de fijar su atención en lo que el paciente está tratando de transmitir
en ese determinado momento, y no en las causas subyacentes, aunque
naturalmente estas últimas pueden solicitar su atención en posteriores
ocasiones".
"... Existen, por ejemplo, teorías sobre los efectos a largo plazo de
las carencias afectivas en la infancia [Comentario JMG: Ya sabemos que
esta era la teoría común con la que se manejaba Michel Balint y su
grupo de investigación]; pero ¿qué teorías hay acerca de la
interacción contingente -y por tanto, única- que tiene lugar entre
médico y paciente? Impertérrita, Enid Balint quería que en tales casos
los médicos abandonasen sus teorías; o, desde su punto de vista, se
liberasen de ellas. El médico que está preocupado con teorías puede no
advertir, o no recordar, o no utilizar para la terapia [Comentario
JMG: nosotros sustituiríamos aquí y ahora la palabra "terapia" por
"escucha clínica"], ciertos hechos bastante corrientes pero
significativos, de la consulta."
Resumiendo e introduciéndonos un poco en la técnica del flash: no es
necesario escuchar durante mucho tiempo a una persona para captar lo
que le está preocupando o lo que está siendo causa de su dolencia
actual. Según Enid Balint y su grupo de investigación, bastan seis
minutos; más o menos, el tiempo ordinario de una consulta médica
común. Para averiguar qué ocurre no es necesario indagar en la
biografía del paciente ni en su infancia. Su conflicto es actual,
aunque las causas profundas puedan estar en su infancia. Y, es más,
podemos prescindir de esas causas profundas (que nos guardaremos como
hipótesis) para resolver un problema actual.
La técnica del flash va a consistir (lo veremos en sucesivos mensajes)
en captar en qué momento el paciente dice algo que abre otro
escenario, otro campo y otro lugar distintos a su cuerpo, en el que
ocurren las cosas: es el campo de su personalidad en relación con la
enfermedad, cuyo lecho no es la biología, la bioquímica o la
fisiopatología, sino el lenguaje. Se trata, en consecuencia, de un
fenómeno lógico (a veces, si se quiere, hasta gramatical), y de la
lógica del fenómeno. Se trata de captar ciertos momentos afectivos que
intervienen en la conversación, y nos introducen en la lógica de lo
subjetivo. Es ahí por donde el médico puede hacer algo más que mirar
análisis, radiografías, y la pantalla del ordenador que tiene ante sí
tapándole la cara de su paciente.
Espero no defraudaros en lo que sigue, y poder transmitir, al menos,
la esencia de la técnica del flash que todo el mundo puede practicar
con un poco de entrenamiento y algunos conocimientos teóricos.
Resuelve un montón de cosas y nos introduce en una nueva forma de
comprender la clínica y nuestro trabajo cotidiano, además de
comprender los análisis y las radiografías como soporte del concepto
de enfermedad actual.
JM Gasulla