Desde luego que llevando unos ramos de amapolas del campo a la
compañera no, pues eso es lo que hace la burguesía, sino mediante un
acto de reafirmación estalinista manifestando nuestro amor a esa
institución benéfica que es el estado socialista, pues ¿quien nos
cuida más y con mayor celo de amante que él? Ahora bien, como el
manifestar amor por el Ministerio de Administraciones Públicas puede
ser harto difícil para el proletariado, y más aun hacerlo por el de
Hacienda, la mejor manera de mostrar amor por el estado socialista es
hacerlo por su más preclaro representante: el líder que lo guía.
Hay actualmente en el mundo muchos estados socialistas guiados con
mano firme por un líder digno de nuestro amor, exceptuando claro está
al camarada Comandante, pues al amarle podríamos ser tachados de
necrófilos, vicio burgués donde los haya. Así pues, y ante los muchos
méritos de todos ellos, ¿hacia quien enfocar nuestro amor? Hemos
recurrido a una mano inocente, la del diario El País, que nos ha
sacado de la duda: debemos amar a Hugo Chávez.
Nos dicen los camaradas de El País (
http://www.elpais.com/articulo/internacional/razones/amar/Chavez/elpepuint/20090130elpepuint_4/Tes
) que el estado venezolano ha publicado las diez razones por las que
los venezolanos deben amar a Chávez. Razones que el resto de los
proletarios del mundo podemos y debemos asumir, y lo hacemos “Porque
Chávez nos ama, y amor con amor se paga”, o “Porque Chávez nos ama y
por eso es incapaz de hacernos mal. Si propone enmienda [a la
constitución venezolana], sentimos, sabemos, que lo hace para el bien
de nosotros, del país, de la revolución”, o “Porque al aprobar la
enmienda estamos fortaleciendo a Chávez y fortaleciéndonos nosotros”.
Resulta indudable que por mucho amor que manifestemos a Chávez, no le
devolveremos ni una mísera parte del que él derrama sobre nosotros.
Debemos imitar al pueblo venezolano que así lo ha entendido, y que
este lunes tendrá un día de fiesta en el que homenajeará al camarada
Coronel, gozando en su alabanza y exaltación, haciéndolo además
espontánea y voluntariamente, de todo corazón.
Queda por último recordar a aquellos camaradas a los que aun les
queden prejuicios pequeño-burgueses, por los que tengan aprensión a
manifestar su amor a alguien del mismo sexo por aquello del qué dirán,
que se queden tranquilos, pues ¿qué importa el sexo si la intención es
honesta?
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Socialismo y amor sin límites.
MOVIMIENTO STALIN VIVE