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La Oveja Negra

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RLunfa

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Apr 30, 2005, 1:34:59 AM4/30/05
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LA OVEJA NEGRA

Italo Calvino

Érase un país donde todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los
habitantes salía con una ganzúa y una linterna sorda para ir a saquear la
casa de un vecino. Al regresar al alba cargado encontraba su casa
desvalijada. Y todos vivían en concordia y sin daño porque uno robaba a otro
y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al
primero.

En aquel país el comercio sólo se practicaba en forma de embrollo, tanto
por parte del que vendía como del que compraba. El gobierno era una
asociación creada para delinquir en perjuicio de los súbditos. Y por su lado
los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin
tropiezos y no había ni ricos ni pobres.

Pero he aquí que no se sabe cómo apareció en el país un hombre honrado.
Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en
casa fumando y leyendo novelas. Llegaban los ladrones, veían la luz
encendida y no subían. Esto duró un tiempo; después hubo que darle a
entender que si él quería vivir sin hacer nada no era una buena razón para
no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia
que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él
empezó a salir por la noche para regresar al alba; pero no iba a robar. Era
honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba mirando
pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.

En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin
tener qué comer, con la casa vacía.

Pero hasta ahí no había nada que decir porque era culpa suya; lo malo
era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden.

Porque él se dejaba robar todo y entretanto no robaba a nadie; de modo
que había alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta, la
casa que él hubiera debido desvalijar.

El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a
ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado
los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre
vacía; de modo que se volvían pobres.

Entre tanto, los que se habían vuelto ricos se acostumbraron también a
ir al puente por la noche a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión,
porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se
volvieron pobres.

Pero los ricos vieron que, yendo de noche al puente, al cabo de un
tiempo se volverían pobres y pensaron: "Paguemos a los pobres para que vayan
a robar por nuestra cuenta".

Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes.
Naturalmente siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros.
Pero, como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres.

Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar
para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque
los pobres les robaban. Entonces, pagaron a los más pobres de los pobres
para defender de los otros pobres sus propias casas y así fue como
instituyeron la Policía y construyeron las cárceles.

De esa manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado ya
no se hablaba de robar o de ser robados sino sólo de ricos o de pobres y,
sin embargo, todos seguían siendo ladrones.

Honrado sólo había habido aquel fulano y no tardó en morirse de hambre.

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