LA ECONOMÍA EN TIEMPOS DE EVO
Los indicadores económicos del 2007 muestran que el Estado acrecienta sus ingresos y se enriquece, que las empresas extranjeras y nacionales son cada vez más prósperas y que la gente de a pie se empobrece y consume menos
Gabriel Tabera, especial para Econoticiasbolivia.com
La
Paz, agosto 29, 2007.- En el primer año y medio de la
autodenominada “revolución democrática y cultural”,
encabezada por el primer presidente indígena, Evo Morales, la
economía boliviana volvió a mostrar en el 2007 sus
grandes paradojas y asimetrías, con empresarios que ganan a
manos llenas, un Estado que fortalece como nunca las finanzas
públicas y una economía popular cada vez más
deteriorada y pobre.
En lo que va del año, según los
datos del Ministerio de Hacienda, los ingresos tributarios del Estado
rompieron un nuevo récord histórico ya establecido en
el 2006 y aumentaron en otro 11,2 por ciento en el 2007, mientras que
las ganancias de las empresas, declaradas por los mismos empresarios,
crecían en 20,1 por ciento, a la par que caía el
ingreso real de los trabajadores en por lo menos el 7 por
ciento.
Estos registros consolidan y amplían lo que ocurrió
en el 2006, cuando los indicadores consagraron como grandes ganadores
de la política económica boliviana al Estado y a los
inversionistas privados, nacionales y extranjeros, dejando en calidad
de perdedores a los asalariados, a los campesinos y población
de bajos ingresos.
Las causas de esta cruel paradoja, que
beneficia a pocos y empobrece a las grandes mayorías, son
tres: i) la persistencia del modelo neoliberal que sigue concentrando
la riqueza en pocas manos y desangrando a las mayorías, tal
como viene ocurriendo desde hace dos décadas, ii) la
existencia de una economía dual, que sustenta gran parte de su
crecimiento en sectores intensivos en capital y orientados a la
exportación de materias primas, dejando en el atraso a grandes
sectores de la economía campesina en el agro y de informalidad
en las ciudades, y iii) la abrumadora desigualdad a la hora de
repartir los beneficios del crecimiento.
Boom
macroeconómico
Aunque
en el mundo de la política hay serias escaramuzas entre el
gobierno de Morales con la oligarquía y la derecha (por
controlar el Tribunal Constitucional, definir el texto de la nueva
Constitución Política del Estado, el alcance y carácter
de las autonomías regionales y la reelección sin
límites del actual Presidente), en el mundo de la
macroeconomía todo es bonanza, tal como señalan los
organismos multinacionales, como el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Mundial, y todos aquellos que valoran las políticas
económicas del presidente Morales, más allá de
su retórica anti-imperialista y anti-neoliberal.
Los
indicadores oficiales hablan de que existe una bonanza
macroeconómica, producto de la elevada cotización de
las materias primas de exportación en el mercado internacional
y de la política económica oficial, manejada por la
burocracia forjada en los moldes neoliberales y orientada básicamente
a preservar la estabilidad y los grandes equilibrios a nivel interno.
Como muy pocas veces en la historia nacional, hay superávit
en el comercio exterior y en las finanzas públicas, las
exportaciones privadas superan los cuatro mil millones de dólares
y las reservas internacionales se acercan a esa millonaria cifra,
cuadruplicando los niveles del pasado quinquenio. El auge alcanza al
sistema financiero privado, a los exportadores de materias primas, a
la par que cae la deuda externa y retorna con fuerza la inversión
extranjera.
Elogios
del FMI
El
propio FMI, el mayor guardián de las políticas
neoliberales, no escatima elogios para la actual administración
económica del primer presidente indígena de Bolivia.
“Se han registrado superávits significativos en la cuenta
corriente externa y las reservas internacionales netas han alcanzado
niveles máximos históricos. La situación fiscal
ha mejorado notablemente y (...) la deuda pública de Bolivia
ha disminuido en forma sustancial”.
Según un informe
elaborado por el Directorio del FMI, y presentado por su
representante, Esteban Vesperoni, la economía boliviana no
sólo alcanzó un crecimiento satisfactorio sino que se
aplicaron las políticas adecuadas para preservar la
estabilidad fiscal y se mejoró el clima para la llegada de
inversiones extranjeras, tras la legalización de los contratos
petroleros con las transnacionales y la entrega a la inversión
extranjera del Mutún, el yacimiento de hierro más
grande del mundo.
"El informe destaca el énfasis que
las autoridades locales pusieron en mantener la estabilidad
macroeconómica y que este énfasis está apoyado
por una prudencia fiscal significativa y por políticas
monetarias consistentes", dijo el representante extranjero.
Alabanzas
del Banco Mundial
El
banco Mundial tampoco ahorra adjetivos a la hora de calificar la
gestión de Morales. Así, el jefe de economistas del BM
para América Latina y el Caribe, Guillermo Perry, dice con
claridad: “Me parece que Bolivia está haciendo muy bien las
cosas. Ha estado haciendo una política macroeconómica,
una política fiscal, monetaria y cambiaria muy cuidadosa. En
este momento hay algunas dificultades en el tema de la inflación,
que se ha hecho más complejo, pero en general lo han hecho
bastante bien, muy bien. Y eso se nota, porque eso ha permitido
aprovechar este buen período en que la economía ha
estado creciendo”.
Más
pobreza y desigualdad
Lo
que no se dice, sin embargo, es que con un crecimiento económico
cercano al 4 por ciento (3,9 por ciento a junio, según el
registro del Ministerio de Hacienda), la economía nacional
está generando anualmente un promedio de 130 mil nuevos
pobres, advierte el economista George Gray. Se estima que se necesita
por lo menos un crecimiento del 6 por ciento al año para que
no aumente la pobreza, que afecta a dos tercios de la población
(un tercio de ellos sumido en la pobreza extrema y la
subalimentación).
Otros a los que no les llega los
beneficios del crecimiento son a los casi 300 mil desocupados, que
tienen cero de ingresos y que van camino a la indigencia, arrastrando
en su caída a su entorno familiar.
Se
eleva el costo de vida
Los
datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de las
organizaciones laborales señalan, además, que el
creciente costo de vida, traducida en el aumento de la inflación,
ha ocasionado la pérdida del poder adquisitivo de los salarios
e ingresos del conjunto de los trabajadores en 6,43 por ciento, hasta
finales de julio.
Este deterioro se agravó mucho más
en agosto, producto de la espiral de agio y especulación que
encareció los productos de la canasta familiar. En La Paz, por
ejemplo, se estima oficialmente que tan sólo en agosto hubo un
incremento de precios de los productos alimenticios (carne, abarrotes
y otros artículos básicos de consumo) en casi 7 por
ciento.
Con ello, en lo que va del año, los trabajadores y
los sectores más empobrecidos de la población ya
habrían perdido más del 10 por ciento del poder
adquisitivo de sus ingresos y salarios, reduciéndose su
consumo en más de una décima parte.
Reacción
laboral
Motivos
más que suficientes para que la Central Obrera Boliviana
(COB), por boca de su dirigente Pedro Montes, intente zafarse del
control gubernamental y convoque a la movilización social
contra el alza de precios de los productos de consumo y en demanda de
un incremento salarial que no se esfume con la inflación.
“Con
el salario mínimo mensual de 500 bolivianos (62,5 dólares)
no se puede vivir (…) Sin exagerar, en nuestro pliego petitorio
estamos pidiendo 1.800 como mínimo nacional y en la canasta
familiar para una familia de cinco miembros de 6.700 bolivianos (837
dólares). Hemos ido por los mercados y eso es lo que cuesta
mantener una familia de cinco miembros”, dice el líder de la
COB, Pedro Montes que asegura que actualmente “los obreros están
ganando 800 bolivianos (cerca de 100 dólares), 1.000
bolivianos que no alcanza para nada. Nuestros compañeros
jornaleros están con 400, con 500 bolivianos”.
Más
ingresos para el fisco
Pero
mientras el pueblo se queja por la falta de dinero, los que manejan
el Estado no dejan de contar billetes y anunciar millonarias cifras
que engordan al fisco y las reservas internacionales. Según el
Ministerio de Hacienda, los ingresos tributario del Estado alcanzaron
en los primeros seis meses del 2007 su pico más alto de su
historia contemporánea, al llegar a 10.960,2 millones de
bolivianos (casi 1.400 millones de dólares). Con relación
al primer semestre del 2006 hay un crecimiento del 11,2 por ciento y
en comparación con el 2005 de cerca del 80 por ciento.
En
términos absolutos, el aumento de los ingresos efectivamente
recibidos por el Estado es de casi 140 millones de dólares con
relación a un periodo similar del 2006 y de cerca de 400
millones de dólares al primer semestre del 2005.
Esta
tendencia ya fue marcada por Hacienda en los primeros tres meses del
2007. Hasta antes de 1996, los ingresos tributarios del primer
trimestre estaban por debajo de los mil millones de bolivianos y
hasta antes del 2004 no superaban los dos mil millones, por lo que
las actuales cifras (por encima de los cinco mil) representan más
del doble de lo obtenido en el 2004, cuando se recaudó casi
2.500 millones de bolivianos.
Ganancias
empresariales
En
el sector privado, las ganancias son enormes y extraordinarias. Según
los datos del Ministerio de Hacienda, las ganancias oficialmente
declaradas por las medianas y grandes empresas aumentaron, en
promedio, casi al doble entre los primeros semestre del 2005 y del
2007. Esto quiere decir que los empresarios, nacionales y
extranjeros, están ganando más en la administración
indígena que durante los gobiernos neoliberales de la minoría
blancoide. En el último año, las ganancias
empresariales crecieron en 20,1 por ciento.
En este periodo, los
mayores niveles de ganancia estuvieron entre las grandes empresas
exportadoras de minerales, gas y de agroindustriales del oriente, que
recibieron utilidades adicionales extraordinarias por el aumento
internacional de los precios de las materias primas.
Así,
por ejemplo, las empresas mineras, especialmente las transnacionales
y las de la minería mediana, y en menor proporción las
cooperativas y empresas chicas, obtuvieron en el 2006, además
de sus ganancias habituales, otros 500 millones de dólares en
ganancias adicionales extraordinarias, sin tener que aumentar la
producción ni sus costos de operación.
En lo que va
del 2007 estos beneficios netos adicionales aumentaron mucho más,
lo que se refleja, según Hacienda, “en el Impuesto a las
Utilidades Mineras que creció en 426,4 por ciento, situación
que muestra el buen momento que atraviesa el sector minero en el
mercado internacional, producto de la creciente demanda en los países
asiáticos y la India y el importante aumento de las
inversiones en este sector”.
Los datos de la Superintendencia de
Bancos y Entidades Financieras revela, además, que otros que
ganan como nunca son los banqueros. Así, la docena de bancos
comerciales, extranjeros y nacionales, que operan en Bolivia obtuvo
una ganancia líquida de 42,9 millones de dólares en el
primer semestre del 2007, el mayor registro de las últimas dos
décadas. En el 2006 las utilidades fueron de 57 millones de
dólares y en el 2005 de 28 millones. Son tiempos de bonanza
para los banqueros, que utilizan a fondo su extraordinaria habilidad
para pagar muy poco por los ahorros de la gente y ofrecer créditos
con una elevada tasa de interés.
Ganancias
y política
Ello
no impide, sin embargo, que los dirigentes empresariales cuestionen
la política gubernamental, enfrentamiento que en esencia
responde al choque entre el tibio reformismo de Morales y la rancia
oligarquía boliviana, acostumbrada al saqueo de los recursos
naturales y a exprimir las arcas fiscales.
La intención
gubernamental es lograr que los empresarios se conviertan en socios
del Estado y no en sus patrones, quieren que los inversionistas
“ganen lo razonable” y ya no saqueen el país.
“El
Estado apoya al empresariado, pero nunca apoyará el sector
productivo especulador que quiere todo del Estado y no quiere poner
de su bolsillo para llevar adelante emprendimientos”, dice el
vicepresidente Álvaro García Linera.
"Varias de
las personas que hoy protestan contra el Gobierno vivían del
Estado. Hay sectores especuladores que vivían del uso abusivo
del Estado para beneficio personal, y ahora han perdido ese mecanismo
de enriquecimiento familiar. Son estos sectores especuladores
políticos, que habían unido promiscuamente política
y economía, los que ahora reaccionan rabiosamente contra el
Gobierno, porque no quieren que continúe este proceso de
cambio que se vive", agrega.
Los
cambios
Hasta ahora, el gobierno de Morales ha legalizado los contratos
con las transnacionales petroleras, distribuyendo a mitades los
ingresos, dejando sin cambios a los otros sectores donde dominan las
transnacionales y la oligarquía criolla (minería,
banca, telecomunicaciones, energía, construcción,
comercio, agropecuaria comercial).
Sobre el particular, el informe
del FMI dice lo siguiente: “Cambios importantes han sido
introducidos en la política de hidrocarburos en los últimos
dos años, incrementado los ingresos tributarios que percibe el
gobierno y ampliando la participación del sector público
en ese sector. Como consecuencia de un referendo nacional realizado
en agosto de 2004, se promulgó una nueva ley de hidrocarburos
en mayo de 2005 (en el gobierno neoliberal de Carlos Mesa) y se
emitió un decreto relacionado en mayo de 2006 (por Evo
Morales). Los principales efectos de la nueva legislación han
sido: a) una "migración" de los contratos suscritos
con las empresas extranjeras que operan en Bolivia, de un régimen
de riesgo compartido a uno en que la totalidad de la producción
se entrega a la empresa estatal de energía YPFB, la cual se ha
convertido en el único exportador de gas natural del país;
b) un aumento permanente de las regalías del gas natural, del
18 al 50 por ciento del volumen de producción, y c) el
requisito (no cumplido, NdR) que YPFB recupere el control de las
cinco empresas de hidrocarburos que se privatizaron en los años
noventa”.
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CAE EL SALARIO REAL Y BAJA EL CONSUMO DE LOS POBRES
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La
Paz, agosto 29, 2007.- Los beneficios del crecimiento económico
y de los millonarios ingresos que recauda el Estado no han llegado a
los trabajadores, asegura un informe del Centro de Estudios para el
Desarrollo Laboral y Agrario.
“Los ingresos extraordinarios de
los que tanto se habla no llegan a los bolivianos y bolivianas. Ese
dinero no se está convirtiendo en capital productivo, no hay
mecanismos para que llegue a la población, por lo que no es
cierto que la gente esté presionando sobre los precios debido
a un exceso de circulante”, dice la organización no
gubernamental.
Según el Centro, el salario real de los
trabajadores ha disminuido en más del 6 por ciento en lo que
va del año, puesto que la inflación acumulada de enero
a julio fue de 6,43 por ciento.
El incremento del salario mínimo
nacional del 5 por ciento para el 2007 en el sector público,
fue una reposición a la pérdida del poder adquisitivo
que sufrió por la inflación del 2006, que alcanzó
el 4,95 por ciento.
“En otras palabras, los bolsillos de los
trabajadores se vacían antes de que termine el mes. Esto es
así porque han subido los precios de los productos de primera
necesidad: pan, arroz, azúcar, aceites, carnes, cereales,
verduras y legumbres”.
El
peso de la inflación
En
el análisis del Centro, el impacto de la inflación es
muy diferente en los hogares pobres y ricos. Los más pobres
concentran el 41,8 por ciento de sus gastos en el consumo de
alimentos, en tanto que los más ricos sólo destinan a
este rubro el 14 por ciento de sus gastos.
Así, una
elevación de los precios de la canasta de alimentos, si bien
afectará al conjunto de la población, tendrá
mayor impacto en los hogares pobres, dado que destinan una mayor
parte de su gasto a la alimentación.
“Es necesario
destacar que, en promedio, los hogares más pobres están
conformados por seis personas, en tanto que los más ricos sólo
tienen a tres miembros en cada hogar y poseen un nivel de ingresos
cinco veces mayor”.
El golpe es muy duro para los pobres porque
el alza de precios se concentra en productos de primera necesidad:
pan, cereales, legumbres y hortalizas. Entre los hogares pobres el
consumo de estos productos significa el 21,34 por ciento del total de
sus gastos; en el caso de los hogares ricos solamente es de 4,44 por
ciento.
[....]
MÁS EXPLOTACIÓN LABORAL
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La Paz, agosto 29, 2007.- El deterioro de la economía popular está empujando otra vez a los sindicatos a la movilización social. Para septiembre, la alicaída Central Obrera Boliviana, copada parcialmente por el oficialismo, anunció la reactivación de la lucha nacional en torno al aumento de salarios y en protesta contra el aumento de precios que afecta a la canasta familiar.
Las movilizaciones ya se iniciaron en varias ciudades del interior y la COB, que oscila entre la colaboración con el gobierno y la tímida crítica a sus limitaciones, alista la “gran marcha nacional contra la inflación”, dijo el cobista Pedro Montes, que cuestiona que la actual política gubernamental no está mejorando la situación de los trabajadores y que no hay un verdadero cambio.
"Nuevamente pedimos, viendo todo el problema social que pasa en el país, económico y político, el Gobierno debe dialogar y dejar de lado las imposiciones. El Ejecutivo no tiene la capacidad de dar respuestas al pliego de los trabajadores en su oportunidad y no hay políticas de orden estructural tan solamente de formas", agregó.
Junto a la caída del ingreso real de los trabajadores, otra preocupación sindical es el aumento de la explotación laboral que se traduce en fuentes de trabajo de bajísima calidad, con ingresos ínfimos, jornadas laborales de hasta 12 horas, sin seguridad social ni industrial ni beneficios sociales.
Esta situación es reconocida por el propio presidente Morales, quien en el discurso del 6 de agosto fue categórico al respecto. “A unos les sobra plata y a veces la tienen relacionada a la corrupción inclusive, y otros no tienen dinero. Unos trabajan desde las 4 ó 5 de la mañana hasta las 10 u 11 de la noche y no pueden tener plata, y otros sólo se sientan desde las 8 ó 9 de la mañana, a mediodía salen dos horas y a las 4 ó 5 otra vez se van, pero ganan mucha plata. Eso tiene que terminar en Bolivia”, dijo.
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